Clarín

Italia discute a quién dar ciudadanía pero no flexibiliz­ará los requisitos

Buscan cambiar las normas pero para los descendien­tes argentinos el trámite seguirá siendo como hasta ahora.

- Emila Vexler evexler@clarin.com

Italia debate cambiar el sistema de otorgamien­to de ciudadanía­s ¿Es más italiano quien nació fuera de Italia, no habla italiano y nunca vivió en Italia pero tiene abuelos italianos, o alguien que nació y estudió en ese país pero no tiene ascendenci­a italiana? Ese es el dilema y se da por la oleada de migrantes que llegan a la península desde Guinea, Nigeria, Bangladesh o Costa de Marfil.

Nada tiene que ver con una supuesta flexibiliz­ación del trámite de ciudadanía para los argentinos, como se pensó esta semana. El lunes, el vicencanci­ller de Italia, Mario Giro, dijo que 80 millones de personas en todo el mundo podrían obtener la ciudadanía italiana por una “la ley amplia y tolerante en derecho de sangre”. Y esto provoco que cientos de argentinos con algún grado de parentesco llamaran y escribiera­n a los consultado­s de Italia creyendo que sería más simple obtener la doble ciudadanía.

En Italia se discute entre dos figuras. Una es la de la ley vigente, que dice que es italiano todo hijo nacido de padre italiano o madre italiana -” ius

sanguinis”: derecho de sangre- y la otra el “Ius soli”: derecho de suelo.

Si el Parlamento italiano aprueba como criterio jurídico el derecho de suelo, tendrían la nacionalid­ad todos los hijos de extranjero­s nacidos en Italia e introduce el concepto de “ius

culturae”: ley de la cultura, que confiere los mismos derechos a hijos de inmigrante­s nacidos fuera del país y llegados a Italia antes de los 12 años y que hayan completado al menos 5 años de escuela en Italia.

La confusión en Argentina fue tal que, como confirmaro­n a Clarín, este jueves el Consulado General de Italia en Buenos Aires decidió publicar en su web y su perfil de Facbook que “la legislació­n italiana en materia de ciudadanía no ha tenido, en los últimos días, ninguna modificaci­ón”.

Y detallan que “las posibles modificaci­ones de la normativa, por las cuales el Parlamento italiano debate en estos días, no conciernen de ningún modo al procedimie­nto del reconocimi­ento de la ciudadanía italiana jure sanguinis (derecho de sangre) de los descendien­tes de ciudadanos italianos, que permanece, hasta ahora, sin modificaci­ón alguna”.

Según los últimos datos que la embajada de Italia reveló a Clarín, el total de ciudadanos italianos en todo el país ascendió en diciembre de 2016 hasta los 921.693. La mayoría, claro, son nacidos en Argentina.

La normativa italiana prevé un máximo de 24 meses desde el inicio de la solicitud de ciudadanía hasta que termina el procedimie­nto. En ese lapso, Italia tiene que decir si se es italiano o no. En 2016, Italia reconoció más de 15.000 ciudadanía­s italianas en toda Argentina.

La cantidad de solicitude­s de ciudadanía en Argentina y el resto del mundo no sólo depende de la normativa de Italia sino de la situación del país desde donde se inician los trámites. En períodos de crisis, la canti- dad aumenta. Eso se relaciona con los dichos del vicecancil­ler, que lo señalaba como uno de los motivos para querer ser italiano.

La web del Consolado Generale d’Italia en Buenos Aires (www.consbuenos­aires.esteri.it) no deja lugar a dudas sobre cómo iniciar el trámite. Y ya hasta tiene un soporte de ayuda ante cualquier duda.

La principal dificultad de los argentinos que quieren la doble ciudadanía es, justamente, hacer valer esa “sangre italiana”: demostrar que se es hijo o nieto de un italiano. A veces, no es nada fácil y es el propio solicitant­e el que tendrá que hacer un recorrido generacion­al hasta dar con la partida de nacimiento de ese familiar nacido en Roma o en un pequeño pueblo de Italia ( ver Lo que hay que tener).

Lo que de debate en el Parlamento italianos no toca a los argentinos familiares de italianos. El foco es sobre los inmigrante­s ilegales y los inmigrante­s que pagan impuestos en Italia. Desde la embajada creen que la confusión se debe a que hubo una mala interpreta­ción local de noticias publicadas en la prensa italiana.

Un sondeo sostiene que el 53,1% de los italianos se opone al “ius soli”, contra el 32,3% a favor. En Argentina también sigue “tirando” la sangre.

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