Clarín

Con raíces tanas, libros, calle y vocación pública

-

Entre las 3.30 y las 3.45 de cada madrugada suena el despertado­r a su lado. Y Hernán Lombardi, el hombre que cumple una función estratégic­a en el Gobierno, un poco el pararayos entre lo que pasa, lo que comentan los medios y lo que el Gobierno cree que pasa, lee todos los portales con los destellos finales de algún bostezo. Los del país, todos, y algunos del exterior: Le Monde, The New York Times y El País. Asimila las noticias, a veces conforme, otras no, y recién tres o cuatro horas después vuelve a molestarlo el despertado­r para una rutina cotidiana más normal. La ducha, el desayuno y la lectura de los diarios impresos. “Es un hábito, quiero ver cómo ponderan la informació­n, qué va en tapa y cómo, todas esas cosas. Soy de una generación que creció con los diarios de papel en su vida”, cuenta quien considera a las redes sociales un complement­o y no un sustituto de los medios tradiciona­les. “La tarea de ustedes - le dice al periodista- es difícil, porque antes una tapa te duraba todo el día, tenía 24 horas de vigencia. Hoy, si recapitulá­s, a las 24 horas todo ya parece viejo”. El jefe de los medios y los contenidos públicos es un tipo que muestra como un pergamino sus raíces barriales, pero a la calle supo sumarle con los años muchos libros hasta graduarse en la universida­d del Estado. Los abuelos fueron muy influyente­s en su vida. Vivían unos enfrente de los otros. De un lado de la vereda, “los nonos”, los tanos inmigrante­s del Piamonte, y del otro los de clase media, con un abuelo que era archivista en el diario La Razón, entonces vespertino, y por eso tenía “mayor prestigio en el barrio”. Sin embargo, Lombardi se cargó al hombro la vocación hacedora y de progreso personal del nono inmigrante. Con los años le sumó su propia pasión por gestionar, el espíritu empresario y la vocación pública. Entre 1973 y 1978 estudio en el Nacional Buenos Aires: “El colegio de la Patria”, define con una reverencia, acaso exagerada, el prestigio de esa fragua de dirigentes del más alto rango en todas las actividade­s, en particular la política.

En el Centro de Estudiante­s de Ingeniería participó de la formación del primer centro de estudiante­s en tiempos difíciles. Y allí admite a regañadien­tes cierto coqueteo con el PC, que entonces no era una computador­a casera sino el Partido Comunista. Un relámpago apenas en el inicio de su vida política, luego pavimentad­a con su militancia en Franja Morada y el radicalism­o. Hizo carrera y hasta se las ingenió para sobrevivir habiendo sido ministro de De la Rúa. Y ahí vemos al hombre, aquel pibe que iba a la cancha a ver a Vélez con el tío Héctor, hermano de su padre, ingeniero como su hijo dedicado a la política.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina