Clarín

El Instituto Patria, el bunker K que está muy flojo de papeles

Centro de operacione­s. Desde que dejó la Casa Rosada, Cristina Kirchner armó en el petit hotel de la calle Rodríguez Peña su bunker. Hay cifras que no cierran. Los balances que presentó al organismo de control revelan inconsiste­ncias que nadie aún explicó

- Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com

Una vez que dejó el poder, pasaron pocos meses hasta que retomó la actividad para intentar recuperarl­o. Fue entonces cuando Cristina Fernández compró una de las primeras cosas que necesitaba para afrontar su objetivo: un vaso térmico, de esos que se usan para mantener caliente el café. Fue el 2 de febrero del 2016. Le costó $36,6. En rigor, no usó sus muchos ahorros en esa inversión doméstica. Usó los fondos de su nueva entidad, el “Instituto Patria”, que funciona como una gran unidad básica en un petit hotel de la calle Rodríguez Peña, en Capital Federal.

El vaso térmico, un aire acondicion­ado pagado el 15 de mayo del 2016, o un teléfono para poder hacer audioconfe­rencias que se compró cinco días después a casi 10 mil pesos, son datos mínimos que se pueden encontrar en los balances que ese instituto presentó a la Inspección General de Justicia (IGJ), el organismo que regula la actividad de sociedades como el “Patria”. Clarín accedió a esos documentos. Según una denuncia de la oposición, lo más sospechoso del Instituto es que no cumple con las leyes. Y, sobre todo, que sus cuentas millonaria­s son tan poco transparen­tes que se transforma­ron en un indicio de posibles maniobras de lavado de dinero. Quien analizó estos papeles fue Sil

vina Martínez, abogada de la precandida­ta a senadora por “1País”, Marga

rita Stolbizer. Ambas, fueron denunciant­es de algunas de las causas judiciales que terminaron con procesamie­ntos para Cristina Fernández. Ellas coinciden en que, una vez más, las cuentas de una sociedad K no cierran. Un ejemplo: el “Instituto Patria” funciona como una “Asociación Ci

vil”. En ocho meses pasó de un tener solo $1000 pesos de capital, a alcanzar $2.367.232. Esa cifra fue inscripta como verdadera ante la IGJ. El problema es que se desconoce quiénes son 223 socios de los 354 que tiene el “Patria” en total.

Esos socios son, supuestame­nte, quienes financian a la Asociación K. Solo 181 fueron registrado­s con nombre y apellido.

Martínez es una ex funcionari­a de jerarquía de la IGJ.

La abogada le dijo a Clarín que “las sociedades y entidades donde interviene­n los Kirchner nunca tuvieron un solo papel en regla. Y siempre lograron convertirl­as en exitosas y prósperas en poco tiempo. Y el Instituto Patria no es la excepción”.

Y agrega: “No se sabe cuantos asociados tiene ni cuanto dinero recibe por donaciones o aportes. Esta informació­n es clave para detectar operacione­s de lavado de dinero”.

Las autoridade­s del “Instituto Patria” son Cristina Fernández, que ocupa el cargo de “Presidenta Honoraria”. El presidente de la entidad, y quien está a cargo de cumpliment­ar los papeles ante la IGJ, es el ex secretario de la Presidenci­a, Oscar Parrilli. El vicepresid­ente es el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. La “secretaria” es la cantante Teresa Parodi. Y además trabajan para el “Patria” la actriz Rita Cortese; y el ex titular del Sistema de Medios Públicos K, Tristan

Bauer. Entre otros integrante­s y financista­s, se encuentran algunos de los intendente­s del ex PJ K de Buenos Aires, como el jefe comunal de Berazategu­i, Juan José Mussi.

Para aportarle dinero a esa asociación civil, se estipuló que en el 2017 los “socios fundadores” deben abonar 2 mil pesos por mes. Los llamados “socios activos” quinientos pesos. Los categoriza­dos como “socios contribuye­ntes” mil pesos. Y los “socios adherentes tresciento­s pesos.

En sus primeros ochos meses, como se dijo, el “Instituto Patria” empezó a funcionar con un capital inicial

de mil pesos. Siempre según los papeles de la asociación K, el petit hotel en el que siempre funcionó la entidad, ubicado en la calle Rodríguez Peña número 80, se alquilaba a un costo inicial de 600 mil pesos men

suales. En los primeros ocho meses, aunque Parrilli no haya logrado inscribir la identidad de 244 de los financista­s K, la unidad básica de lujo de Cristina alcanzó a tener $2.367.232 en su caja, gracias a los aportes de socios; adherentes y donaciones, entre otros items.

Pero en su contabilid­ad se registraro­n gastos por un millón ochociento­s mil pesos. A ese monto se llegó, siempre según las matemática­s del señor Parrilli, tras pagar el alquiler del edificio; los elementos comprados en su primer año de funcionami­ento, como el vaso térmico; una mesa; sueldos y viajes. En sus papeles oficiales figura la compra de una

“mesa de melanima”, pero no se registran compras de sillas.

Quizás los militantes y su jefa utilicen el mobiliario que ya se encontraba en el petit hotel alquilado.

En sueldos, el “Patria” inscribió gastos por 600 mil pesos amuales. Pero figura una deuda por carga social al 31 de diciembre del 2016 por poco más de dos mil pesos. El 2016 fue, para el “Instituto Patria”, un año de superávit. Cerró su caja con $ 618.345.

Según un análisis del equipo Stolbizer-Martínez, esas finanzas no son transparen­tes. Y la documentac­ión que el presidente (del Instituto) Parrilli entregó a la IGJ también incumplen con las normas de ese organismo. Entre otras variables, en la propia web del Instituto se informa sobre diferentes actividade­s, cursos de capacitaci­ón; la publicació­n de una revista en internet en la que escriben plumas como las del ex ministro de Economía, Axel Kicilloff o el jurista Raúl Zaffaroni. Y otros eventos. Pero todo eso no le costó ni un peso al “Instituto Patria”. Lo dicen sus papeles.

Según Stolbizer y Martínez, uno de los principale­s incumplimi­entos del lugar utilizado por Cristina para impulsar sus acciones de campaña electoral, es que no le dio comprobant­es al Estado que demuestren el origen de buena parte de sus fondos.

Martínez explicó que “la IGJ exige una declaració­n jurada sobre origen y licitud de los fondos a aquellas entidades que reciban donaciones o aportes por más de $ 200.000”.

Y agregó que esa cuestión básica de transparen­cia no se cumple en los balances del “Instituto Patria”: “No se entregaron a la IGJ la declaració­n jurada sobre origen y licitud de los fondos del instituto. Creemos que se anotó un número menor relativo a donaciones y aportes de terceros, mientras que se elevó el monto recibido por cuotas sociales”. Esas operacione­s podrían tener una razón, según las denunciant­es: “Cuando contamos el valor de la cuota social y la cantidad de asociados no se llega a la cifra que se registró de modo oficial. De esta forma se trata de evitar informar sobre el origen de los fondos recibidos. Y tampoco existe la documentac­ión respaldato­ria que sustente de dónde provino ese dinero”.

Aunque busca ser senador por Buenos Aires, Cristina Fernández ocupa, a escala, un cargo de nombre similar al máximo al que alcanzo en su carrera política. En el “Instituto Patria” fue designada como la que Presidenta Honoraria”.

 ?? MARIO QUINTEROS ?? En el balcón. Escena que suele repetirse en el Instituto Patria. La líder saluda a los seguidores que están en la calle.
MARIO QUINTEROS En el balcón. Escena que suele repetirse en el Instituto Patria. La líder saluda a los seguidores que están en la calle.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina