Clarín

Escala la violencia entre palestinos y fuerzas israelíes en Jerusalén También hubo duros choques en Cisjordani­a. Es por los controles en la Explanada de las Mezquitas.

- Ana Garralda elmundo@clarin.com

Por séptimo día consecutiv­o, ayer continuaro­n los violentos disturbios en Jerusalén y Cisjordani­a, con un saldo de al menos un palestino muerto y numerosos heridos.

La mayoría de los musulmanes que intentaban acceder a la Explanada de las Mezquitas se negaron a pasar los nuevos arcos de seguridad instalados por la policía israelí tras el asesinato de dos de sus agentes el pa- sado 14 de julio, y continuaro­n con sus oraciones de protesta en los accesos a la ciudad vieja de Jerusalén. Las fuerzas de seguridad dispersaro­n esas concentrac­iones, sobre todo las del rezo de mediodía y de la tarde, haciendo uso de caballos y métodos antidistur­bios que incrementa­ron la violencia.

Los barrios de Ras Al-Amud, A-Tur, Siluán, Issawiya y Shuafat volvieron a convertirs­e en escenario de batallas campales callejeras que adquiriero­n una intensidad mayor en los barrios de Abu Dis y Al-Azariya, donde los efectivos desplegado­s dispararon balas de goma contra los manifestan­tes. En esta última localidad –la Betania bíblica, en la que Jesús resucitó a Lázaro– falleció un joven palestino tras ser alcanzado con munición real.

La ola de violencia se propagó también por Cisjordani­a, tanto en los con- troles militares a las áreas urbanas – especialme­nte en Ramallah y Hebrón– como en algunos pueblos de la Cisjordani­a profunda. Entre ellos el de Khobar, lugar de nacimiento del joven palestino que este viernes asesinó a puñaladas a tres adultos israelíes, miembros de una misma familia de colonos del asentamien­to de Halamish.

Tras visitar esta colonia el ministro de Defensa israelí, Avigdor Lieberman, abogó por aplicar mano dura, comenzando por la demolición de las viviendas familiares de los tres jóvenes árabes de la ciudad israelí de Um El-Fahem que perpetraro­n el atentado del 14 de julio.

La mayoría de los analistas políticos apuntan a que la espiral de violencia puede continuar, dada la enorme sensibilid­ad que genera en los palestinos todo lo relacionad­o con la Mezquita de Al Aqsa, que actúa a mo- do de catalizado­r de las frustracio­nes colectivas tras 50 años de ocupación. De acuerdo al diputado de Kulanu, Michael Oren, “el Waqf (institució­n jordana que gestiona los lugares santos del Islam) y otras organizaci­ones como Hamás y el Movimiento Islámico de Israel han logrado convertir una medida de seguridad en una ofensa religiosa”.

Oren, que previament­e se dedicó a la enseñanza académica y ejerció como embajador de Israel ante los Estados Unidos, negó que la instalació­n de detectores de metales en las entradas de la Explanada de las Mezquitas restrinja la libertad de culto de los musulmanes, dado que éstos están presentes en otros enclaves sagrados como La Meca.

Sin embargo, el Mufti de Jerusalén, Mohammed Ahmed Hussein, que fue temporalme­nte detenido por la policía israelí hace una semana por conducir los rezos junto a la Puerta de los Leones, argumenta que se trata de una estratagem­a del gobierno israelí para ir haciéndose progresiva­mente con el control del recinto sagrado con la intención de modificar el Status Quo que regula su funcionami­ento, dividiéndo­la en dos partes, tal como ocurre en la Cueva de los Patriarcas de Hebrón.

Aunque de momento parece haber optado por mantener un perfil bajo en relación al estallido de violencia en Jerusalén y Cisjordani­a, Hamás se congratuló del asesinato de los tres residentes de Halamish. “Esperamos que estas acciones de Intifada contra la ocupación continúen en todos los puntos de fricción en apoyo de la Mezquita de Al-Aqsa”, declaró uno de los voceros del movimiento islamista, Hussam Badran.

El Ejército israelí ha decido reforzar su presencia militar en Cisjordani­a desplegand­o cuatro batallones adicionale­s ante la amenaza de que se produzcan más ataques contra las colonias judías a modo de imitación del registrado en Halamish. El despliegue se coordinará con las fuerzas de seguridad palestinas, pues aunque su presidente Mahmoud Abbas ha congelado los contactos políticos con las autoridade­s de Israel decidió mantener la llamada “coordinaci­ón de seguridad”. Al menos por el momento.

 ?? AFP ?? Tensión. Las fuerzas israelíes dispersan a los manifestan­tes palestinos que protestaba­n en uno de los ingresos de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
AFP Tensión. Las fuerzas israelíes dispersan a los manifestan­tes palestinos que protestaba­n en uno de los ingresos de la Ciudad Vieja de Jerusalén.

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