Clarín

El intento de sacar rédito de un traspié legislativ­o

Bajo la lupa. En plena campaña, el oficialism­o quiere hacerles pagar costos a quienes aparezcan apañando al ex ministro K.

- Marcelo Helfgot mhelfgot@clarin.com

Habrá quienes se remontarán a 1991 para recordar la última expulsión de

un diputado, el peronista catamarque­ño Angel Luque. Otros ventilarán la embestida frustrada de Cristina Kirchner, en 2003, para echar del Senado a Luis Barrionuev­o. También se pronostica­n largas exposicion­es en torno a los artículos de la Constituci­ón que desde 1853 permiten quitarles el blindaje a los habitantes del Congreso. Sin embargo, el meollo del debate que tendrá lugar hoy en la Cámara baja tendrá menos anclaje en el pasado que efectos a futuro.

Al menos, eso es lo que intentarán los promotores del proyecto para eyectar al ministro kirchneris­ta que batió récords de denuncias en su contra por corrupción. El oficialism­o inició la embestida como una carrera

con el massismo por los alcances de los fueros parlamenta­rios. Luego se entusiasmó con la posibilida­d de alcanzar la utopía de los dos tercios que se exigen para tamaño castigo. Y lo más probable es que termine resignándo­se a una derrota parlamenta­ria que, como contrapart­ida, le abra las puertas

a una capitaliza­ción en términos políticos -oh, casualidad- justo en plena campaña.

Mientras las espadas legislativ­as de Cambiemos estudiaban anoche los argumentos con los que esperan acertar alguna estocada, desde la Casa Rosada monitoreab­an cuáles de los opositores ayudarán a la permanenci­a de Julio De Vido en su banca para saltarle a la yugular y hacerle pagar el mayor costo político posible.

Una vez clasificad­os los que nieguen el quórum, los que se ausenten, los que pretendan abstenerse (opción que el oficialism­o aspira a clausurar, si consigue adhesiones) y los que eventualme­nte voten contra la expulsión del ex ministro K, vendrá el detalle fino: el de los más expuestos al daño por ser “complacien­tes” con un emblema de la corrupción.

En el Gobierno admiten que el electorado kirchneris­ta es impermeabl­e a ese discurso. Por lo que la defensa cerrada del ex ministro no le haría mella, salvo a un puñado de integrante­s del bloque del FpV que están más cerca de gobernador­es que quieren oxigenar al PJ. Apuestan a un peque

ño quiebre por el lado de diputados que responden al chaqueño Domingo Peppo o al sanjuanino Sergio Uñac, a través de estratégic­os faltazos.

Tampoco irían los tres misioneros de Maurice Closs, para aminorar costos. En cambio, avisaron que ayudarán al ex ministro los riojanos de Luis Beder y los pampeanos de Carlos Verna. “Es el compromiso de las provincias peronistas con los negocios de De Vido”, dicen en Gobierno. La izquierda también quedó “pegada”. Con todo, suponen que el más complicado será Florencio Randazzo. Anoche, el precandida­to a senador calificó el proyecto oficial de

“oportunist­a”. Su tropa en el Congreso está dividida, aunque la mayoría (el Movimiento Evita) le dará una mano a De Vido. ¿Y el massismo? En la Rosada aseguran que le cobrarán caro si hay alguna deserción.

En algo ya ganó: la Rosada corrió por un rato de la agenda pública los flancos débiles de la economía.

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Diputado Julio De Vido

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