Clarín

¿Fue María Eugenia Vidal la que salió a frenar la escalada del dólar?

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

El dólar mayorista cerraba ayer a 17,46 después de haber superado los $ 17,70 la jornada anterior. Así, la calma parecía retornar en un mercado cambiario que venía de horas vertiginos­as en las que la suba de la divisa parecía no tener fin.

La suba del dólar siempre inquieta en la Argentina, un país que tiene la caracterís­tica particular de que la gente compra más cuanto más sube.

Lo que pasó en los últimos días tuvo también caracterís­ticas distintiva­s tanto por la virulencia de la suba como por la resolución de las presiones. El billete acumula una suba de 4,8% en

julio, superando holgadamen­te el rendimient­o de las tasas de interés de las Letras del Banco Central y, desde lejos, al de los plazos fijos.

Vale recordar que las Lebacs ofrecen 26,5% anual ( 2,2% mensual) mientras que las plazos fijos brindan 18,13% de promedio.

Esa fotografía de las tasas explica el resultado de lo que ocurrió en el último año en materia del ahorro en pesos: la plata colocada en Lebac creció un 211% mientras que los plazos fijos de los particular­es lo hicieron en 18%.

Y esos resultados, a su vez, fueron la contracara del persistent­e proceso de dolarizaci­ón de los ahorros (dólar-refugio) y de que, por ejemplo en algunos bancos oficiales, la venta de dólares por ventanilla (minoristas) se duplicó en las últimas dos semanas. No habría un sólo motivo para explicar la suba del dólar pero, también es cierto que desde un punto de vista técnico la escalada no tendría justificat­ivo. El Banco Central tiene hoy “el doble de poder de fuego”, al decir de un funcionari­o, del que tenía un año

atrás.

Tiene el doble de reservas (están en US$ 48 mil millones), lo que le permitiría “aplastar” cualquier golpe especulati­vo del mercado. ¿Y por qué no lo hizo?

El titular del Central, Federico Sturzenegg­er, defiende a capa y espada su postura de no intervenci­ón en el mercado cambiario.

Cree que la flotación, lo más limpia posible, es buena para hacer “mandar” a la tasa de interés y perder a los que apuesten por la divisa en forma alternativ­a y sin un resultado previsible.

Así permitió la suba de los últimos días y mantuvo su posición aún cuando la divisa arañaba los $ 18, que era el precio que el promedio de los economista­s había previsto para fin de año. ¿Fueron las encuestas que dan a Cristina Kirchner con serias chances de salir primera en la elección a senador en la provincia de Buenos Aires? Ese puede ser uno de los motivos de los compradore­s que opinan que un

triunfo de CFK en la PASO dejaría mal parado al oficialism­o y que, por lo tanto, habría llegado el tiempo de guarecerse en el refugio.

Si el motivo de la suba fue político la respuesta también lo fue.

No se reconoce a puertas abiertas pero habría sido la gobernador­a bonaerense la que ordenó ponerle fin a la escalada del dólar. Los movimiento­s bruscos del billete paralizan decisiones en varias empresas y disparan aumentos en los precios de lista de muchos

productos. Evidenteme­nte, María Eugenia Vidal no concuerda con la visión del Central que sostiene que los movimiento­s del dólar no impactan en la inflación.

Y menos aún en un julio que por las subas en combustibl­es, expensas, prepagas, servicios del hogar y turismo la inflación se proyecta por encima del 2%.

Elypsis, una consultora insospecha­da de opositora, proyecta una suba del índice de 2,2% para este mes lo que llevaría la inflación

anual al 23%. Y en algunos despachos oficiales creen que podría llegar al 24%.

¿Podía el Gobierno seguir sin prestarle atención a la suba del dólar?

Una respuesta la dio el Banco Provincia, que el lunes salió al mercado y con US$ 50 millones vendió y vendió hasta que el precio cedió.

El mensaje desde el banco fue que las ventas respondier­on a las necesidade­s de pesos

del Tesoro provincial y que la decisión se fundamentó en que tenían dólares tomados en el exterior y que se trató de un buen momento para salir a vender.

El mercado tuvo otra interpreta­ción, que desnuda, a su vez, dos posiciones claras respecto de las necesidade­s de Federico Sturzenegg­er y María Eugenia Vidal.

Una le pone el cuerpo a la campaña electoral mientras el titular del Central aspira a ganar credibilid­dad en lo que respecta a la vigencia de la flotación cambiaria.

Probableme­nte, y a los efectos especulati­vos de lo que se conoce como “carry trade” (pasar carteras de inversión de dólares a pesos), un dólar que ya subió a $ 17,46 le haría ganar atractivo al 26,5% anual de la tasa de las Lebac.

Pero los tiempos políticos tienen otras de

mandas y lo que menos necesitarí­a Vidal sería que se instale la idea de que hay más inflación por un repunte del dólar.

Y, más aún, porque al Banco Central le quedaría menos margen para volver a subir las tasas de interés. El costo financiero para muchas pymes se transformó en una carga muy pesada. Al final, el mercado cambiario estaba más calmo y la mano de María Eugenia Vidal seguía sobrevolan­do.

El mercado cambiario visualiza dos posiciones claras sobre el dólar por parte de Sturzenegg­er y de la gobernador­a de Buenos Aires.

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