Cayó en Paraguay el “narcopiloto” que aterrizó en San Andrés de Giles
Había escapado bajo una lluvia de balas de la Gendarmería. En su país denunció que le robaron la aeronave.
Como en el cine, el narcopiloto escapó bajo una lluvia de balas de Gendarmería tras bajar en una pista clandestina de la provincia de Buenos Aires, a 130 kilómetros del Obelisco, con 450 kilos de marihuana. Poco después abandonó la avioneta en un campo cercano a San Andrés de Giles y le pagó 400 dólares a un remisero para que lo llevara hasta la zona de Luján. Finalmente, tras permanecer prófugo durante casi un mes, cayó en la ciudad paraguaya de Encarnación.
Adrián Tucci, de 47 años, tenía pedido de captura internacional librado a Interpol por la Justicia argentina. El viernes lo detuvieron en una casa del barrio San Pedro, la misma que fijó como domicilio semanas atrás cuando se presentó para denunciar el hurto de su Piper PA-23-35, con matrícula uruguaya CX-BDR, que fue abandonado en la zona de San Andrés de Giles el pasado 25 de junio.
La fiscal Liliana Galeano ordenó la captura de Tucci porque sospecha que realizó una falsa denuncia para evitar quedar vinculado al procedimiento de Gendarmería en la provincia de Buenos Aires.
Cuando Galeano consultó a Interpol si había algún tipo de requerimiento sobre el piloto, surgió que tenía pedido de captura en Argentina por el delito de “contrabando de estupefacientes con fines de comercialización, agravado por el número de participantes y por el medio utilizado (aeronave)”.
El Piper había sido localizado en un aeródromo de la localidad paraguaya de Jesús -a 40 kilómetros de Encarnación- en febrero pasado. En esa ocasión, las autoridades establecieron que la aeronave tenía autorización de permanencia en el país y su propietario y piloto había bajado en el lugar por problemas técnicos.
A los encargados de la pista, Tucci les dijo que enviaría un mecánico para realizar las reparaciones y retirar el Piper.
La aeronave era investigada por el fiscal federal de Formosa Luis Benítez, quien alertó a Gendarmería sobre los vuelos irregulares hacia territorio argentino, posiblemente con drogas. Así, los agentes montaron una vigilancia encubierta sobre un campo cercano a San Andrés de Giles e intervinieron cuando los narcos bajaban 450 kilos de marihuana y reabastecían de combustible al avión. Bajo una lluvia de balas, el piloto logró despegar pero abandonó la aeronave 30 kilómetros más adelante.