Hay candidatos, pero encontrar al sucesor de Phelps será muy difícil
El Mundial de Budapest es el primer torneo importante luego del retiro del fenómeno estadounidense.
Cuando uno de esos atletas distintos que marcan la historia le pone fin a su carrera aparece inevitablemente una pregunta. ¿Quién llenará el vacío que dejó su retiro? En ese proceso de búsqueda de un nuevo ídolo extraordinario está la natación, que celebra por estos días en Budapest su primer Mundial de la era “post Mi
chael Phelps”. El impresionante pal- marés del estadounidense, ganador de 23 oros olímpicos y 26 mundiales, parece una meta imposible de igualar y muchos expertos coinciden en que no habrá jamás otro nadador como él. Pero hay dos nombres que -salvando las grandes distancias- se perfilan como sus posibles sucesores. La estadounidense Katie Ledecky y el inglés Adam Peaty, quienes brillan con luz propia en la capital húngara.
Ledecky es una nadadora consagrada. Cinco veces campeona olímpica y dueña de los records mundiales en los 400 ( 3m56s46), 800 (8m04s79) y 1.500 metros (15m25s48) libre, ayer consiguió su 12° oro mundial -es la mujer más ganadora de la historia- al imponerse en los 1.500 con 15m31s82. Fue el tercer título para ella en Budapest ya que el domingo se había subido a lo más alto del po- dio en los 400 libre y en la posta 4x100 libre. Y aspira a sumar tres más.
Nacida en Washington DC hace 20 años, Ledecky irrumpió en el plano internacional en Londres 2012 cuando con sólo 15 años se colgó el oro en los 800 libre. Pura potencia y velocidad, tiene una capacidad atlética que la hace nadar a la misma velocidad que los hombres. “Nada con la misma fuerza que nosotros y hace las series más rápido que yo”, contó alguna vez su compatriota Ryan Lochte.
“Ledecky es una estrella mundial. Es una gran nadadora que puede competir en fondo o en pruebas de velocidad. Hace un manejo táctico de la patada muy interesante. Pero está un escalón por debajo de Phelps. Hoy no hay ninún nadador tan completo como él y es difícil que lo haya en el futuro. Phelps fue único”, reflexionó Orlando Moccagatta, ex entrenador de José Meolans y subsecretario de Deportes y Alto Rendimiento Deportivo ante la consulta de Clarín.
Aunque menos conocido que Ledecky, Peaty, oro olímpico en Río de Janeiro en los 100 metros pecho y cuatro veces campeón mundial, ya escribió varios capítulos dorados en una carrera con mucho futuro y ayer dejó su marca otra vez. Porque se transformó en el primer hombre en la historia en bajar los 26 segundos en los 50 metros pecho al cronometrar 25s95 en las semifinales y superar por segunda vez en el día su propio record mundial. En las series de la mañana había parado el reloj en 26s10 rompiendo la plusmarca de 26s42 con la que había ganado el oro en Kazan 2015. Con esa victoria, la segunda para él en Budapest (el lunes había defendido el título en los 100 pecho), el inglés de 22 años volvió a demostrar que en ese estilo hoy no tiene rival.
Su velocidad asombra, sobre todo porque su físico no se condice con el típico de un nadador. Con 1,91 metros de altura y casi 90 kilos de peso, no posee un torso estilizado y brazos extremadamente largos, pero tiene una frecuencia de brazadas muy rápida que le permite marcar la diferencia.
“Hay muchos nadadores que están surgiendo. Ledecky es extraordinaria, la húngara Katinka Hosszú es brillante también y hay otros muy buenos además. Pero ninguno tan bueno como Phelps. Y no lo habrá en un futuro cercano. Sus marcas mundiales van a caer, pero sus records de medallas no. Al menos que aparezca un nuevo biotipo humano. El es un genio extraordinario”, le había dicho Osvaldo Arsenio, asesor de la subsecretaría de Alto Rendimiento y presidente de la comisión de Técnicos de la Federación Internacional de Natación, a este diario hace unos meses.
Talento, potencia y velocidad, Ledecky y Peaty ilusionan a un mundo de la natación que no deja de extrañar al increíble Phelps quien se entretiene... nadando entre tiburones blancos.