La vida es un festival
El BBK Live de Bilbao fue una muestra clara de cómo los festivales se han convertido en la nueva forma de viajar.
Pregunta: ¿qué tienen en común el inglés Brett, los catalanes Jordi y Merche, el francés Gilles, la checa Anna, el madriñeño Paco y el norteamericano Mike?
Respuesta: como su orígen lo indi- ca, ninguno es bilbaíno -ni siquiera del País Vasco-. Sin embargo, unas semanas atrás era posible encontrarlos tan lejos de casa en cualquier recorrida casual por el BBK Live de Bilbao, uno de los festivales más consolidados del calendario europeo, en su 12° edición ya.
Una muestra representativa, al fin, de los que se han convertido a esta al-
tura los festivales de rock: más que el obvio hecho de disfrutar rock&pop, toda una aventura sensorial, un motivo para recorrer el mundo, con des
tinos turísticos inevitables en Glastonbury (Inglaterra), Loveland (Holanda), Coachella (Estados Unidos), Rock&Río (Brasil), Sonar y Primavera Sound (Barcelona) o el ya adoptado como propio Lollapalloza, por citar algunas escalas inevitables en el calendario festivalero. De hecho, “nuestro” Lollapalooza ya va por su cuarta edición en San Isidro y no es otra cosa que una franquicia del padre de la criatura -nacido en los ‘90, de la mano de Perry Farrell-, otro síntoma claro del fenómeno en que se han convertido estos mega encuentros que son tanto una experiencia musical como una vidriera inevitable para fashionistas (hasta Chanel pujó por ser sponsor) y millennials. Gilles (Toulouse, Francia, 28) y Anna (Praga, República Checa, 32). “¿Por qué vinimos? Bueno, desde que Phoenix empezó a tener éxito mun-
dial, los franceses sentimos que por fin jugamos en las ligas mayores del rock”, dice él. Ella, con la última edición de la Vogue bajo el brazo, acota un detalle de prensa del corazón. “Además el cantante Thomas Mars me parece taaan cool, y encima es pareja de Sofía Coppola.” Cosas sorprendentes que no dejan de llamar la atención con ojos argen
tinos: la ausencia total de incidentes. Y eso que la ingesta de cerveza no se detendrá a lo largo de las tres jornadas. Heineken - main sponsor del evento- calcula que despachará unos
70 mil litros. Otro factor, sin dudas, es que ese ritual muy argento, el pogo -tan fronterizo, por cierto, entre el festejo y la situación violenta- no está entre las costumbres del público local. Sean (Bristol, Inglaterra, 51). “Hace tiempo que no me pierdo un Glastonbury. Y desde hace un par de años empecé a viajar. A fin del año pasado estuve en Indio, California, viendo a Pr in tedanddistri bu tedbyPressR ea der PressRea der.com +16042784604 •COPYRORIGIN ALCOPYIG•H ORIGINAL TANCOPYD• ORIGINAL PROTCOPYEC•T ORIGINAL EDBCOPY YA• ORIG IN ALPPLICOPYCA•B ORIGINA LLE LAWCOPY•
A lo largo de las tres jornadas hubo 110 mil personas procedentes de 98 países. La mayor cantidad de fans eran británicos. El festival se termina quedando con el 40 por ciento de la facturación de cada uno de los 50 puestos de gastronomía.
enclavado en la zona montañosa conocida como Kobetamendy (en esukera, el idioma vasco, monte-Kobeta). Y eso que el predio con cuatro escenarios -más una carpa exclusiva para la electrónica EDM- ocupa un espacio equivalente a tres campos de fútbol. Paco (Madrid, España, 18): “Bah, en realidad JoseLuí -aclara-, pero todo el mundo me llama Paco, tío. ¿Qué por qué vine? En realidad vinimos con la peña a ver a Los Punsetes. ¡¿Que no los conoces...?! Ya verás como molan mogollón. Y luego date una vuelta por el camping, que hay juerga toda la noche. Ah, y apunta también a los Depeche...”. (Subtítulo obligado: tío/ chabón; la peña/ los pibes; molan mogollón/ están muy buenos; juerga/ joda). Cuatro argentinos privilegiados. Es que en esta “feria de las naciones”, unas 110 mil personas procedente de 98 países, con claro predominio de británicos ávidos de cerveza -un 5 por ciento, según la organizaciónhay que contar, por lo menos, a cuatro argentinos. Afortunados invitados especiales de Heineken que lograron experimentar en el cuerpo el slogan de la marca ( Live Your Músic: viví la música).
Ezequiel y Agustín (Banfield, 23), y Carla y Felipe (Belgrano, 28) coinciden en The Killers y Depeche Mode como atracciones principales, dentro de un line up que también incluyó como plato fuerte a Primal Scream sobre un total de 70 bandas. A la hora de relevar sencaciones -y esta vez sin necesida de subtítulos, claro- repiten una y otra vez “alucinante”, “un delirio”, “increíble” e “inolvidable”.
Otra cosa sorprendente. No hay colas, pese a la variada oferta gastronómica, que incluyó un puesto con un cartel muy visible: Parrilla Argenti
Toda una prueba de marca país a juzgar por la cantidad de británicos que hacían cola en busca de un choripán a cambio de 5 euros. “Yo soy de Palermo y mi socio, marplatense”, informará Eduardo. Les va muy bien, sigue en un porteño agallegado, “aunque hay que currar/ trabajar, macho. Piensa que la organización se lleva
el 40 por ciento de la caja, y nosotros tenemos que poner el género/ la mercadería.” Y se despide orgulloso de su plato principal: “Tomá, probá y decí si no a los nuestros”. No exagera: 8 puntos bien ganados. Ya es tiempo de “agurrrrr”. Que así es como dicen por acá adiós, hasta luego. El saludo típico de esta amable ciudad. Pero no sin antes recordar que hace 50 años exactos, Monterrey Pop, en California, durante el verano del amor, el flower power y toda esa cultura, nacía el concepto de festival. En 1969, Woodstock le daba proyección global con sus tres días de amor, (y barro). Olvidensé de esa fauna hippie. Se dijo, hoy los festivales, además de su variada oferta musical, son un motivo para viajar por el mundo. Ya lo dijo El Poeta (Premio Nobel de Literatura, para más datos). Los
tiempos están cambiando. O mejor: ¡los tiempos hace rato que cambiaron! Sólo hay que hacer la valija. Y no olvidarse el pasaporte. w
Macca ( así le dicen en su tierra a McCartney), los Stones y Dylan. Y acá vine porque me interesa mucho ver cómo defiende en vivo Brian Wilson
Pet Sounds, un disco tan de estudio, ¿no? Ah, y la verdad, también me atrajo la ciudad para pasarme varias horas en el Guggenheim.” El híper moderno museo concebido desde el tablero del laureado arquitecto norteamericano Frank Gehry -ese imponente trasatlántico forrado en titanio como amarrado sobre el río Nerviónes sin duda una de las mayores atracciones turísticas de la ciudad. El fenómeno. El auge de los festivales como tours turísticos y experiencia sensorial hay que entenderlo, a la vez, a partir del cambio radical que experimentó la industria musical desde mediados de los ‘90, cuando Internet pasó a ser tan vital como el aire que respiramos. Se sabe, streaming na. mediante, la compra de discos no figura entre los hábitos de consumo de los más jóvenes. La venta cayó en picada. Lo que en la era pre-digital representaba la principal facturación para las grandes bandas y solistas mutó en presentaciones en vivo, tanto en estadios como en festivales como este BBK Live.
Mike (Nashville, U.S.A., 22). “Tuve muy buenas notas en la universidad -estudia en Stanford- y mi padre me pagó la posibilidad de seguir a mi banda favorita junto a mi novia. Los
Cage the elephant son orgullo de mi ciudad. La gente nos asocia al country-folk, pero Matt Shultz es el mejor heredero de Iggy Pop que hay en el planeta, man”.
Es cierto, durante la primera jornada, en un set incendiario sobre el escenario Heineken, el frontman demuestra más despliegue que el alemán Toni Kroos en el Madrid. Y al igual que la Iguana Iggy se zambulli- paz... rá en plan mosh entre la gente hasta volver más sudoroso y... ¿sano y salvo? Confirmado. Más cosas sorprendetes que no dejan de llamar la atención: la limpieza. Una legión de 50 asistentes abocados a la tarea irán recogiendo todo tipo de basura en este valle interior La fauna del rock. 1) Las promociones terminaron convirtiendo Kobetamendy (monte, en vasco) en “un circo”. 2) Entre la variada oferta gastronómica, auténticos “choris argentos”. 3) “¿Se nota que soy español, ¿no?”. 4)Hubo un 5% de británicos. 5) Felipe, Carla, Ezequiel y Agustín: parte de la presencia argentina.