Llegó el momento en que la Selección debe ser otra vez la prioridad número uno
Compromiso. Los dirigentes deben hacerle caso a Sampaoli y redactar un documento claro que firmen todos los clubes.
“No voy a aceptar ninguna traba para usar a los jugadores cuando lo considere necesario; la idea es jerarquizar a la Selección”. El autor de aquella rotunda frase, pronunciada el 2 de octubre de 1974, el día de su asunción, tiene nombre y apellido: César Luis
Menotti, el técnico que cambió la historia de la Selección. Una Selección que venía de fracasar en el Mundial de Alemania de ese mismo año y que navegaba, en aquellas épocas grises, en medio de una AFA sin brújula ni sentido común, de una desorganización mayúscula y de un ninguneo manifiesto de los clubes. A nadie le interesaba la Selección.
El 15 de julio del 75, Argentina tenía pactado un entrenamiento con vistas a un amistoso con Uruguay. River y Boca no cedieron a sus futbolis-
tas. Menotti, sin vueltas, redactó su
renuncia. Y sólo la retiró cuando la AFA cumplió con su exigencia: la creación del Estatuto de Selecciones Nacionales, que remarcaba que el club que no entregase a sus jugadores sería sancionado y no podría utilizarlos. Luego de interminables años de frustraciones, de hipocresías y de desórdenes, Menotti había plantado bandera. La Selección pasaba a ser “la
prioridad número uno”. Así se ganó el Mundial 78, con el Flaco al mando. Así se ganó el Mundial 86, con Carlos Bilardo en la conducción técnica.
Más de cuatro décadas después de la irreductible determinación tomada por Menotti, Jorge Sampaoli vuelve a subir el tema a la superficie. “Si la prioridad es la Selección, eso se tiene que reglamentar en un documento firmado por los clubes que avale que cada categoría -Sub 15, 17, 20 o la Mayor- pase a ser prioridad. Si así se ordena y se enfoca, no habrá inconvenientes porque todo estará regla- mentado y firmado”, enfatizó el seleccionador en su último encuentro con los medios. “Si este asunto no se resuelve, queda todo en el aire, sujeto a lo que decidan los clubes en su momento”, concluyó.
Las palabras de Sampaoli, a manera de contundente mensaje para las autoridades de las clubes y para la propia cúpula de la AFA, poseen su anclaje en los vergonzosos procesos que antecedieron a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y al Mundial Sub 20 de Corea del Sur. Para decirlo en criollo: basta de hacer papelo
nes… Mucho más, en este presente complicado que está viviendo y sufriendo la Selección Mayor en las Eliminatorias.
Lo de Sampaoli es toda una declaración de principios. Su propuesta es cristalina, precisa, necesaria, no presenta dobleces. La pelota ahora está bajo la suela de los dirigentes de los clubes: ¿ellos están de acuerdo con rubricar el documento que solicita el responsable técnico de la Selección? ¿ Ellos coinciden con la visión de Sampaoli? ¿Ellos están dispuestos a dejar a un costado los intereses de sus clubes para no poner palos en la rueda en el instante de las convocatorias? ¿Ellos son ciertamente conscientes de que beneficiar a la Selección es beneficiar al fútbol argentino todo, más allá de la camiseta que defiendan? ¿Ellos también se hallan consustanciados en que se debe alzar la bandera de la prioridad número uno? Y hay, al mismo tiempo, un interrogante centrado en Viamonte 1366: ¿la AFA redactará el bendito documento y, si lo realiza, será inflexible para hacerlo cumplir al pie de la letra? Es de esperar que el tiempo que viene responda cada una de las preguntas.
Sampaoli no sólo hizo foco en los dirigentes en su conferencia de prensa. Los jugadores también merecieron un párrafo del hombre que está ante el más grande desafío de su vida deportiva. “No puede haber futbolistas que no quieran vestir esta camiseta; eso no puede pasar”, disparó el flamante entrenador argentino. Por las dudas, ¿no?