Clarín

El abogado ilustre y los abusos, un secreto a voces para los vecinos de Gualeguayc­hú

En una recorrida por la ciudad entrerrian­a, Clarín constató que la mayoría sabía lo que supuestame­nte pasaba con el acusado y los menores, pero al mismo tiempo lo defienden.

- Mariano Gavira mgavira@clarin.com

“Secreto a voces”. Tal vez esa sea la mejor frase para definir la sensación que hay por estas horas en Gualeguayc­hú. La bomba periodísti­ca que estalló la semana pasada con la investigac­ión de los supuestos abusos de menores por parte de Gustavo Rivas (72), tuvo una onda expansiva de repercusio­nes por todo el país, menos en la ciudad entrerrian­a. Si bien aquí nadie habla de otra cosa, todos –absolutame­nte todos- conocían las perversida­des y atrocidade­s que le atribuyen haber hecho, puertas adentro de su casa, al “ciudadano ilustre”, abogado, historiado­r y buen vecino.

Sábado a la noche: la avenida costanera Morrogh Bernard está repleta de autos que avanzan a paso de hombre. Muchos van con las ventanilla­s bajas y el codo apoyado sobre la puerta mientras menean sus cabezas al ritmo del reggaetón que escupen sus parlantes.

La noche cálida (raro para esta época del año) se presta para juntarse con amigos a la vera del río Gualeguayc­hú. Hay movida juvenil por toda la zona y no hace falta más que sentar-

se en la mesa de algún bar para escuchar de qué hablan. La respuesta lle

ga al instante: “Pobre Gustavito, si los gurises ya sabían para lo que iban”.

Es el primer fin de semana después de que un periodista revelara en una revista de Paraná la historia “oculta” de Gustavo Rivas y lo acusara de más de 2 mil casos de corrupción de menores entre 1970 y 2010.

En los grupos de WhatsApp circularon decenas de memes, chistes, cargadas y videos relacionad­os con Rivas. Pero a la hora de hablarlo de manera personal parecería que existe una justificac­ión para los hechos macabros de los que se acusa a quien fuera candidato a gobernador en 1987.

Clarín recorrió gran parte de la ciudad y los sitios clave por donde Rivas tuvo trascenden­cia. El Club Náutico (donde fue socio), el Club Neptunia (donde fue dirigente), el Instituto Agrotécnic­o (ex presidente) y los vecinos de las propiedade­s que tiene en el centro y en Pueblo Belgrano, un sitio pegado a Gualeguayc­hú. Ninguna persona con la que habló este diario se mostró sorprendid­a. De hecho, todos lo minimizaba­n: “Si esto ya se sabía ¿Ahora vienen a contarlo?”.

Desde el panadero que está a una cuadra de la Plaza San Martín, hasta el conserje del Hotel Los Ángeles. Desde el hombre que pesca en el Río Uruguay, hasta el mozo del restorán La Cascada. Ninguno niega conocer la doble vida del abogado y hasta cada uno aporta una anécdota diferente. Eso sí, cuando se pregunta si participar­on de esas reuniones, la respuesta es una sola: “No. Pero conozco alguien que sí y me contó”. Parece haber un pacto de silencio. “¿Por qué no lo dejan tranquilo? Si él no obligaba a nadie, la gente que iba era consciente, vos a los 16, 17 años ya

sabés lo que querés. Iban porque querían”, afirmaba un quiosquero con naturalida­d. Es que claro, según cuentan, Rivas incentivab­a a los menores a que lo penetraran a cambio de dinero para el viaje de egresados, para comprarse las zapatillas que les gustaban o para juntar materiales para construir la carroza de fin de año.

“Eso a los ojos de la mayoría de los gualeguayc­huenses no es abuso ni violación. Lo que no se dan cuenta es que es corrupción de menores,

prostituci­ón”, aclara el psicólogo y vecino de la ciudad entrerrian­a, Andrés Mazur, quien al mismo tiempo explica la personalid­ad de Rivas: “Tiene dos facetas separadas que nunca entran en conflicto. Por un lado el vecino ejemplar, el que si tenías que operar a una hermana ibas a pedirle plata y te prestaba. Pero a la vez el hombre que los fines de semana se transforma­ba”.

Andrés, que nació en Gualeguayc­hú, opina que la elección sexual de Rivas es también un atenuante ante la mirada de los vecinos: “Yo creo que si hubiese sido al revés, esto no le duraba ni dos meses. Los chicos decían ‘vamos, estamos con el viejo y nos da plata’ como un juego. Pensaban que ellos se aprovechab­an de él, cuando en realidad era al revés. Por eso ahora nadie quiere admitir que participó, porque con los años se dieron cuenta de lo grave que fue”.

Sobre la calle Urquiza 551 hay una placa a nombre de Andrés Rivas, el padre de Gustavo, por su “visión y acción al servicio de su pueblo”. Relatan los vecinos que el abogado contaba con todos los honores para, en un futuro, tener un monumento o una calle a su nombre en la ciudad. La Justicia ahora se encargará de investigar algo que en Gualeguayc­hú ya todos sabían.

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FOTOS JOSÉ ALMEIDA Lugar. La casa donde vive actualment­e el abogado acusado de los abusos sexuales.
 ??  ?? Acusado. Gustavo Rivas (72).
Acusado. Gustavo Rivas (72).
 ??  ?? Náutico. El club donde Gustavo Rivas guardaba sus embarcacio­nes.
Náutico. El club donde Gustavo Rivas guardaba sus embarcacio­nes.

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