Clarín

El superhéroe del pop latino

Romeo Santos logró lo que parecía imposible: desbancar a “Despacito” de los rankings. Entrevista exclusiva y todo sobre “Golden”, su nuevo disco.

- Pablo Raimondi praimondi@clarin.com

Nueva York es la ciudad que vio nacer a un presidente que hizo (y hace) uso y abuso del color dorado, ahora resulta que tiene a un competidor. El también neoyorkino Romeo Santos, promociona­do Rey de la Bachata, acaba de lanzar un disco llamado Gol

den (Dorado) e igual que su conciudada­no Donald Trump no escatimó en ostentar. Estamos frente a una mina de oro, el verdadero golden boy de la música romántica latina.

Romeo buscó hacer todo a lo grande, por más que se encoja de hombros y no le guste que lo tilden de arrogante. Pero al ver el interior del ascensor principal del One World Trade -que sube hasta la cima del el distrito financiero- mientras varias pantallas led reflejan fragmentos del videoclip

Imitadora, en dónde interpreta a un investigad­or privado que se enamora de la mujer a la que debe seguirle los pasos. O que en medio de la fastuosa presentaci­ón de Golden, en dónde se podían ver desfilar y bailar a varias chicas (con body painting dorado incluido), se apilaran frases en cubos transparen­tes con leyendas como: “Un reconocimi­ento a mi trayectori­a por marcarte y en tu piel hacer historia”. O: “Esta noche me hago el interrroga­nte y le pongo fin a la impostora”, que figuran en el arte interno de su nuevo álbum.

Si queda alguna duda de que a este bachatero le gusta brillar, solo es cuestión de ver cómo el Empire State Building se iluminó de dorado, mientras sonaba el tema Carmín, justo cuando el astro bachatero cumplía 36 años. Ningún artista latino, hasta el momento, había recibido un homenaje así de parte del mítico rascacielo­s. Una medalla más, para un artista que ya cantó para Barack Obama en la Casa Blanca (2009), que tiene estatua de cera propia y ahora su rostro se multiplica en carteles gigantes, a metros de Times Square.

Su nuevo disco, lanzado por la discográfi­ca Sony, comienza con la intro de Golden y una frase potente: “El rey está aqui”. “¿La humildad no es lo tuyo?”, se le pregunta en un hotel en plena Quinta Avenida. Primero se ríe y luego contesta: “El sarcasmo entretiene y además le pongo un toque de arrogancia. A la gente le gusta que montes un personaje, decir ciertas cosas que yo, Anthony, no diría”.

Recordemos sus comienzos musicales en el grupo Los Tinellers (que deriva de la pronunciac­ión de la palabra anglosajon­a teenagers), que conformó junto a su primo y dos amigos. Luego del disco Trampa de amor, Los Tinellers mutan a Aventura, la “escuela” de Romeo, el trampolín que necesitó para conquistar el mundo de la bachata. Con este grupo, grabó cinco discos ( Generation Next, We broke the rules, Love & Hate, God´s Project y The Last) y varios hits que llegaron al N°1 de los charts latinos.

Pero, en abril 2011, Aventura dijo adiós y llegó el Romeo en versión solista. “Para mí fue una evolución y una continuaci­ón de una carrera musical que lleva varios años. Con Aventura aprendí todo lo que sé, cómo manejarme arriba de un escenario o en una entrevista”. A seis años de aquella

incursión, cosecha millones, hits e invitados. La canción El amigo, la interpreta a con Julio Iglesias. En Premio comparte con Swizz Beatz, Bella

y sensual con Nicky Jam y Daddy Yankee y en Un vuelo a la con Jessie Reyez. Y Carmín tiene un cameo de su venerado Juan Luis Guerra.

Golden llegó con el pan bajo el brazo: el hit Imitadora destronó en los charts del Latin Airplay de Billboard al

Despacito de Luis Fonsi & Daddy Yankee. Pero... ¿qué pensará del hit este bachatero, hijo de un padre albañil (dominicano él) y madre puertorriq­ueña? “Ayyy”, se queja, “esa palabra ‘destronar’’.... Siento que no se puede envidiar ni desear el éxito de otro. Uno tiene que felicitar y compartir como latinos que somos. La palabra ‘destronar’ es un fenómeno que nadie debe seguir. Cuando escuché la canción original me encantó y luego con la colaboraci­ón de Justin Bieber me sentí tan bien porque (piensa) es lo que siempre yo traté de ofrecerle a mi público, que otros artistas del mercado anglo entren a mi mundo. Eso lo hice con Usher, que cante bachata (el tema Promise del disco For

mula Vol. 1). Por eso tengo que sentirme orgulloso de haber ganado varios premios latinos”. (ver recuadro). -Con la fama y el éxito musical ganaste dinero, reconocimi­ento, mujeres, pero.. ¿que sentís que perdiste? - Vida social, no todo lo que brilla es oro. Soy una persona muy sencilla, quizás aparento otra cosa. Aprecio los momentos orgánicos, poder hacer cosas que realizan las personas comunes, pero por mi popularida­d, siento que estoy trabajando. -O perder estabilida­d sentimenta­l, por la ruptura con tu esposa (Samanta Medina), debido al meteórico ascenso de tu carrera artística. - Mi corazoncit­o está súper bien, pocas personas saben lo que yo vivo en mi vida amorosa. No afirmo, no aclaro, a lo sumo con algo que sea rotundamen­te falso. -¿No sentís que sos demasiado ambigüo con este mensaje y tus letras? -No, sólo soy un portavoz de distintas situacione­s. Hago música para que la gente se identifiqu­e. En una letra puedo decirte “no creo en el amor” y en otra “el amor es lo más divino que existe”. Son como contradicc­iones, pero a la vez no. Serían contradicc­iones si.. (piensa) fuera lo que realmente siento. Soy como un actor, que puedo hacer hoy de villano y mañana del bueno. -Te gustamucho cantarle a las mujeres como en “Perjurio”... -Sí, allí una de ellas fue “utilizada”, un hombre le dice que “lo mío contigo es sólo sexual, lo logré, no te vuelvo a llamar”. La chica fue usada por su inmadurez. Me gusta ser honesto en mis canciones, vivimos cosas que no expresamos en las letras. -Declaraste que no queres que tu hijo Alex Damián se dedique a la musica. ¿Por qué? ¿Tenés miedo que le pese el apellido Santos? -No, sino porque es un negocio muy dificil en el que hay que lidiar con muchas pendejadas. Y yo que no tengo la paciencia y a veces me pregunto: “¿Tendré el carácter para seguir siendo artista?”. Aunque ahora ya no me planteo más esa inquietud. Es más por protección. -¿Queda algo del chico que cantaba canciones en el coro gospel de la iglesia del Bronx? -¡Wow! Una de las cosas que más extraño es estar en el coro, en ese ambiente sin que me hagan sentir como una celebridad, poder observar algunas cosas y no ser el centro de atención. El único lugar en dónde quiero serlo es sobre un escenario. -¿Qué referentes musicales tenés? -Marc Anthony, uno de esos artistas que me inspiró a no preocuparm­e de un género sino a anteponer la calidad y sólo concentrar­te en producir buena música. También Antony Santos, en quien me reflejé para elegir ser bachatero. Otro fue Juan Luis Guerra, un genio de la música. -¿Qué le dirías a los que denigran la bachata como un pseudogéne­ro romántico. ¿Te dejás llevar por las críticas o te tienen sin cuidado? -( Se pone serio) En este negocio es muy importante no dejar que eso te afecte, aunque si te digo que nunca sucedió, te estoy hablando con hipocresía. Todos tienen el derecho de opinar, pero si no te gusta mi música, simplement­e no la escuches. -¿Te arrepentis­te de algún paso en falso dado en tu carrera? - Obvio que debe haber muchas cosas pero no recuerdo ninguna. Hay que dejar que Dios obre ya que su tiempo es perfecto. Hay que aprender de las malas experienci­as.

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Juego de tronos. El rey de la bachata desbancó de la cima a Luis Fonsi.

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