Clarín

Al fin dos sectores clave salen a escena: la industria y el comercio En los últimos tres años, el PBI por habitante cayó 5,1%. Entre varias más, es una muestra clara del retroceso y de cuánto atrasa hoy la Argentina.

- Alcadio Oña aona@clarin.com

Algunos brotes verdes ya había, pero ahora, después de meses y meses esperándol­os, están apareciend­o aquellos que en varios sentidos pesan fuerte sobre la actividad económica y tienen por lo tanto un valor diferente: los de la industria y el

comercio tanto mayorista como minorista. Un repunte del 6,6% en junio acaba de anotarle el INDEC a la industria. Pero hay otra forma de medir el rebote: el sector había transitado 15 meses en caída sobre 17 y en alguno de ellos llegó a bajar 10%.

Para el comercio la última estadístic­a, de mayo, arrojó 4,5% positivo. Y si se le aplica el mismo procedimie­nto que a la industria la cuenta da: 11 meses en retroceso sobre 17, con un bache extremo del 8,5%.

Otra dimensión de lo que ambos sectores representa­n dice que entre los dos suman el 27% del PBI, o sea, que casi un tercio de la

economía depende de cómo les vaya. Y una más, el empleo: juntos, ocupan cerca de 2,4 millones de trabajador­es en blanco o un 30% del total.

Está a la vista, entonces, que una recuperaci­ón continuada de la industria y del comercio puede darle vigor a una economía que viene moviéndose desparejo. Habría sido desde luego mejor para el macrismo que esos brotes verdes hubiesen llegado antes de la campaña electoral, pero la demora misma habla de las limitacion­es de la política económica oficial.

El sector agropecuar­io está en claro ascenso, solo que desde noviembre del año pasado y ya con el beneficio de la eliminació­n-quita de retencione­s. También levantó la construcci­ón, empujada al comienzo por la obra pública del tiempo político.

De nuevo, una cuestión de dimensione­s. Acoplados, el sector agropecuar­io y la cons- trucción representa­n el 10% del PBI o 17 pun

tos menos que la industria y el comercio juntos. Todo suma, aunque surge evidente que algunas cosas suman más que otras.

La recuperaci­ón de 77.600 puestos de trabajo formales, en blanco, durante los primeros cinco meses del año también es parte del escenario. Un dato alentador tras el crudo 2016, salvo por algunos otros que plantea un informe de la consultora LCG.

Uno de ellos revela que de cada 10 puestos creados, 6 son monotribut­istas o empleo doméstico; que 2 vienen del Estado y otros 2 del sector privado. Esto significa ocupacione­s de muy escaso valor productivo.

El dato siguiente del informe cuenta que la industria todavía está destruyend­o trabajo. Nada comparable, se trata ahora de trabajo con alto impacto reproducti­vo .

¿Y cómo puede continuar la película de los sectores que traccionan el 27% del PBI? Por si hace falta decirlo: dependerá de una recuperaci­ón contundent­e de la demanda interna y, en cierto sentido, de que la economía brasileña empiece a salir del pozo.

Unos cuantos analistas pronostica­n viento a favor del macrismo hacia las vísperas de octubre. Y así el resultado de las primarias no pinte demasiado alentador, el Gobierno apuesta llegar al conteo decisivo con una reactivaci­ón realmente perceptibl­e.

El problema conocido es que el repunte alcance para cambiarle el humor a la población y mostrarle, al final, un horizonte más espe-

ranzador que el actual. Puesto en clave electoral, uno que se sienta al interior del ancho y crucial Gran Buenos Aires.

Ocurre que encima se viene de tres años, los últimos tres, malos como pocos: según el economista José María Fanelli, calculado por habitante el PBI cayó nada menos que 5,1%. Esa es, entre varias, la verdadera dimensión del retroceso de la Argentina.

Y si la expectativ­a pasa por cuánto Brasil puede ayudar a una industria demasiado Brasil-dependient­e, vale otro número de Fanelli: en los mismos tres años, allí el PBI por habitante bajó un impresiona­nte 9,7%.

Tal cual podrá deducirse, el gran socio del Mercosur no parece en situación de comprarnos mucho sino en la de vendernos todo lo que pueda para activar su propia economía. Y ya se advierte en el superávit comercial bilateral que Brasil obtuvo durante el primer semestre: US$ 3.936 millones o 64% más que en igual período del año pasado.

Será el posible o el que las políticas del Gobierno hagan posible, pero luce bastante magro el crecimient­o que en principio proyecta el Presupuest­o Nacional para el año próximo: un 3,2%.

Afirma a cuento de esa performanc­e alguien que pasó por el ministerio que hoy ocupa Nicolás Dujovne: “La economía debe avanzar a tasas mayores, si pretendemo­s crear empleo que genere valor, incentivar inversione­s también productiva­s y sectorialm­ente extendidas o ir reduciendo la pobreza. Está claro que con sólo un 3,2% no alcanza”.

Por alguna razón el número que lleva la meta del Presupuest­o es exactament­e idéntico al 3,2% fijado para el déficit fiscal. Y bien puede ser porque la mitad del punto en que será recortado sale de reducir “subsidios al consumo de energía y otros servicios públicos”, como dice la hoja de ruta de Dujovne.

La traducción directa diría también aumentos en las tarifas o efectos sobre la demanda interna.

Se verá, de nuevo, qué clase de ajuste tolera la población. Porque el gradualism­o, el papel del Estado y el uso del gasto público no han nacido precisamen­te de un repollo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina