Sin pistas del artesano desaparecido en la Patagonia
Fue anoche en esa unidad, en la localidad de El Bolsón. La fuerza es señalada por la familia de Santiago Maldonado como responsable de su desaparición, en una protesta mapuche.
Tras 9 días de búsqueda, ayer fue allanado un cuartel de Gendarmería en Esquel. La familia de Santiago Maldonado (28) señala a esa fuerza como la responsable de su desaparición, tras una protesta de mapuches. Pero no hallaron nada.
Más de 20 agentes de la Policía Federal, funcionarios del Poder Judicial de Chubut y personal especializado de la Policía de Corrientes, junto a perros entrenados en búsqueda de cadáveres, literalmente invadieron ayer el Escuadrón 36 de Gendarmería Nacional en Esquel, en el marco de las pesquisas que se desarrollan para encontrar a Santiago Maldonado (28), desaparecido el 1 de agosto cuando participaba de un acampe en Cushamen, Chubut.
El allanamiento se produjo entre las doce del mediodía y las 13.30 por orden del juez Federal de la provin- cia, Guido Otranto. El despliegue fue
sorpresivo y espectacular. Los agentes y funcionarios ingresaron a las oficinas administrativas de la institución a cargo del comandante principal Pablo Badié. Ante la mirada helada de los gendarmes, recorrieron las dependencias realizando inspecciones oculares. Otro grupo, policía de búsqueda y rescate de personas de Corrientes, recorrió los edificios junto a los perros adiestrados. Los expertos en rastreo tenían en su poder un cuello y una boina, elementos que le pertenecen al artesano radicado en El Bolsón hace unos meses.
El procedimiento no dio resultados positivos. “Todos los pasos que se hicieron con los ejemplares dieron negativos”, informó la fiscal Silvina Avila.
Los agentes vestían trajes aislantes de color naranja y blanco destinados a preservar escenarios de búqueda. Los perros fueron introducidos en todos los rincones del enorme predio que linda con la Unidad Penal 14 de Esquel, donde se encuentra detenido el referente del grupo radicalizado Resistencia Ancestral Mapuche, Facundo Jones Huala. “Creen que lo tenemos escondido en una oficina”, dijo irónicamente un oficial de Gendarmería a Clarín. “¡Mirá que va a estar aquí!”, replicó otro gendarme de menor rango.
Sin embargo, anoche, un allanamiento e n paralelo en el Escuadríon 35 de Gendarmería, en El Bolsón, permitió hallar una soga y cabellos, que ahora serán peritados.
Lo que había ocurrido en Cushamen a principios de mes tiene la forma de un rompecabezas. Del operativo ordenado por el ministerio de Seguridad chubutense, jornada en que se vió por última vez a Maldonado, participaron 100 gendarmes apostados en distintas localidades como Esquel, El Bolsón y Bariloche. Según pudo averiguar este diario, la comuni- cación entre los distintos cuerpos de la misma fuerza está temporalmente quebrada.
Los comandantes guardan silencio por estricta orden del juez Otranto, en una medida que garantiza que no habrá filtraciones. “Nos dijeron no hablen, toda la información deberá salir del Juzgado Federal”, reveló el oficial. La consecuencia es que no hay datos cruzados. Los gendarmes de Río Negro aseguran que no saben lo que hacen o hicieron los de Chubut y viceversa.
Maldonado desapareció el 1 de agosto en un sector ocupado y denominado por la comunidad mapuche
como Pu Lof en Resistencia. Cushamen forma parte de una de las estancias de la familia Benetton. La llegada de un centenar de gendarmes aquel día ocasionó fuertes disturbios durante los cuales hubo corridas, disparos de bala y piedrazos. La versión de los mapuches es que el tatuador se quedó enganchado en unas ramas y fue atrapado por los agentes. Lo habrían subido a los golpes a una camioneta blanca.
Dos vehículos Ford Ranger -uno de Esquel y otro de Bariloche- fueron examinados esta semana aunque el defensor oficial, Fernando Machado, aseguró que lucían como llamativamente limpios para haber estado en el campo. Gendarmería Nacional no ha brindado información acerca de los acontecimientos. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, puso en duda la presencia de Maldonado en el área.