Primero sufre y después festeja
Cayó 1-0 con Emelec, pero ganó en los penales y avanzó a cuartos de la Libertadores.
Pasó y por ahora es suficiente para San Lorenzo. Fue por penales, gracias a las manos firmes y al instinto de felino de su arquero Nicolás Navarro, que contuvo dos disparos desde los 12 pasos. Nada más fue este Ciclón que anoche en su estadio y ante su gente casi que ni un soplido pudo ser contra Emelec de Ecuador. El 0-1 durante los 90 minutos fue el resultado de la mala producción de los dirigidos por Diego Aguirre que a la falta de fútbol por la pretemporada le sumaron ausencia de ideas, aun con un hombre demás en gran parte del segundo tiempo. Primero hay que saber sufrir, se canta. Si sabrá de eso San Lorenzo que se cruzará con Lanús en los cuartos de final
Un quite desde el piso de Víctor Salazar en la mitad de la cancha que derivó en un posterior ataque inexacto de San Lorenzo hizo levantar de la butaca para festejar casi como un gol a los plateístas que cogoteaban entre los miles de paraguas desplegados. Esa acción sumada a un disparo desde 25 metros de Fernando Belluschi fue lo único que animó un poco a los hinchas locales en la etapa inicial. La lluvia, por momentos intensa, venía acompañada de un viento que empujaba todo a favor del Ciclón en los primeros 45 minutos. Pero nunca lo aprovechó el conjunto de Boedo. Es probable que no haya querido hacerlo. Porque no se preocupó mucho por hacer San Lorenzo.
Tal vez pensando en la falta de ritmo por estar en medio de la pretemporada y teniendo en cuenta que el equipo ecuatoriano llegaba al Nuevo
Gasómetro con cuatro partidos disputados por la liga local, el técnico
Diego Aguirre eligió esperar y jugar con el 1-0 a favor conseguido en Guayaquil. Al cabo, el elenco visitante no pudo lograr más que tener la pelota. Salió decidido a buscar ese gol necesario para igualar las cosas Emelec. De movida mostró sus cartas al parar cuatro hombres en ataque más la subida del lateral Romario Caicedo por la derecha que se transformaba en un quinto delantero a la hora de mandarse al frente.
Un par de infracciones innecesarias de Marcos Angeleri, al borde del área, comenzaron a encender la ilusión ecuatoriana, que en el inicio del complemento se transformó en un grito de “sí, se puede” con el cabezazo ganador de Osbaldo Lastra, que superó a Angeleri y se clavó en el arco de Nicolás Navarro. El tiro libre desde la derecha fue de Marcos Mondaini.
Si la estrategia de San Lorenzo era dejar pasar el tiempo, el plan no funcionó. No hizo pesar nunca la localía el cuadro azulgrana, que todavía tiene muy fresca la partida de Néstor Ortigoza, generador de fútbol absoluto. Necesita encontrar un socio urgente Belluschi. Anoche, el debutante Alexis Castro no pudo cumplir con esa responsabilidad. Es cierto que algu- nas cosas no se dan de manera inmediata y que con el tiempo y el trabajo se consiguen los frutos. Sin embargo, la Libertadores no espera. Este encuentro le quedó incomodo a San Lorenzo, como le pasó a los demás conjuntos nacionales. “No es excusa, pero hay que ayudar más a los equipos argentinos que juegan la copa. No puede ser que después de un mes de parate juguemos un primer partido tan importante. Lo mismo había pasado cuando arrancó la copa”, se quejó con razón Nicolás Blandi.
Así y todo, con imprecisiones, sin ideas concretas, desordenado, San Lorenzo se vio obligado a reaccionar. Más aún teniendo superioridad numérica por la correcta expulsión de Oscar Bagüi, que bajó de atrás a Cerutti. Tuvo una clara el Ciclón: Mussis asistió a Belluschi ente líneas pero la definición fue mala. Merlini nunca pesó por izquierda y tuvo que salir por Gabriel Gudiño, otro de los nuevos. Quemó las naves Aguirre con los ingresos de Nahuel Barrios (por Cerutti) y de Nicolás Reniero (por Castro). Nada. San Lorenzo no construyó absolutamente nada. Solamente lo salvaron las manos y la intuición de Nicolás Navarro.