Sangriento ataque de la “cuarta mafia” en el sur de Italia: cuatro muertos
Es la Sacra Corona Unida. Mató a un padrino, a su cuñado y a dos testigos en la región de Puglia.
Una masacre con cuatro muertos. En el mes principal de las vacaciones veraniegas, que sufre fuertes tensiones por los calores más insoportables que se recuerdan con hasta 51° de sensación térmica, más la tragedia de una inmigración africana tumultuosa que divide como nunca a la política y a los ciudadanos, nadie se esperaba un golpe desde la región Puglia de la llamada “cuarta mafia” italiana.
El grupo, considerado menor, ha logrado con su violencia ciega y despiadada poner a Italia ante un foco peligrosísimo de criminalidad organizada en abierta expansión, que se ha extendido en el exterior también a países como Argentina y Australia, según los investigadores.
La conocida como Sacra Corona Unida es la mafia de Puglia, que presenta características distintas a la Cosa Nostra siciliana, la N’drangheta calabresa y la camorra napolitana porque, a diferencia de ellas, ha sido fundada y fertilizada por estas otras organizaciones mafiosas.
En la Sacra Corona Unida, que ha sido declarada liquidada varias veces para renacer con más fuerza, hay muchos subgrupos, entre ellos la mafia del Gargano, una de las zonas turísticas más importantes de Italia, y la sociedad foggiana: un cartel criminal creado en la ciudad de Foggia en 1981 por el líder camorrista Raffaele Cuttolo (que cumple una condena a cadena perpetua) cuando debió replegar a su grupo perseguido por otras bandas de la Camorra napolitana.
La historia criminal en Puglia registra así gran diversidad. Una de las más importantes es la tendencia a las “faidas”, guerras de venganza y predominio entre los clanes, que asumen proporciones impresionantes por su ferocidad.
La masacre del miércoles del padrino Mario Luciano Romito (50) y su cuñado en un camino vecino a una estación ferroviaria cercana a Foggia rompió varios acuerdos implícitos entre las mafias del Gargano. En primer lugar, el imperativo “nunca sangre en verano”. En esta época, cientos de miles de turistas se extienden por las playas del taco de la bota italiana y este año son tantos que aseguran un negocio notable a miles de comerciantes. Para la Sacra Corona Unita esto es muy importante porque esos vendedores son extorsionados con el “pizzo”, diezmo que les exigen los mafiosos, y es un principio no escrito evitar molestar a la “clientela”.
La masacre tuvo además otras características especiales. Dos campesinos de la zona, Luigi y Aurelio Luciani, intentaron huir cuando vieron que desde un auto ametrallaban con una Kalashnikov y una escopeta al “boss” Romito y a su cuñado, que corrían como podían en un Volkswagen escarabajo negro. El comando mafioso no tuvo piedad con los campesinos. Los siguió y los ultimó con el fusil ametralladora Kalashnikov.
Tanta impiedad y tanta sangre no estaban previstas para el verano mafioso en el Gargano y entre los padrinos de la sociedad foggiana. Pero para la “faida”, entre el grupo de Romito y la banda de la “familia” Li Borgolis, Romito era “un muerto que camina” y lo sabía: ya se había salvado dos veces por un pelo. Su hijo mayor había sido asesinado en 2010.
El procurador nacional antimafia, Franco Roberti, advirtió ayer, antes de un encuentro de las autoridades en Foggia con el ministro del Interior, Mario Minniti, que “la mafia de esta zona es particularmente despiadada e impenetrable, primordial, pero más violenta y agresiva que mafias mucho más organizadas” como Cosa Nostra, N’drangheta y Camorra.
En dos años hay una lista de 30 muertos, que en tres décadas de “faidas” se eleva a 300 asesinados o desaparecidos. En los últimos dos años hay media docena de mafiosos que sufrieron la llamada “lupara blanca”: el secuestro, la tortura, el asesinato del “traidor”.