La reina Máxima despidió a su padre en una ceremonia íntima y emotiva
Fue en un cementerio de Pilar. Estuvo junto a su marido, el rey Guillermo, y sus hijas Amalia, Alexia y Ariana.
Vestida de negro, sencilla, calmada y en silencio, Máxima despidió ayer los restos de su padre, Jorge Zorreguieta, en el Cementerio Memorial de Pilar, a unos 50 kilómetros al norte de Buenos Aires. La acompañaron su marido, el rey Guillermo de Holanda, y sus hijas, las princesas Amalia, Alexia y Ariana. La ceremonia se realizó en medio de un enorme operativo de seguridad.
La madre de la reina de Holanda, María del Carmen Cerruti Carricart, llegó primera al funeral, acompañada por su hijo Martín. Triste pero mostrando entereza para la dolorosa despedida, la viuda de Zorreguieta recibió el apoyo de sus familiares, en especial de la reina, quien no se despegó de ella.
La familia real ingresó al predio minutos antes de las 12. Llegaron en una camioneta Hyundai gris, la misma con la que por la mañana de ayer salieron de Aeroparque, donde el rey y sus hijas llegaron en un vuelo privado y Máxima fue a recibirlos. Desde el aeropuerto se dirigieron a un coun- try de la zona Norte y de ahí al cementerio.
La ceremonia fue íntima y cálida. La primera parte se realizó más temprano y sólo participaron los hijos, nietos y amigos más cercanos de Zorreguieta. Luego, a medida que avanzaba el día, comenzaron a llegar unas 200 personas, quienes debían presentarse ante dos chicas que cotejaban los nombres con una lista que la pro- pia familia confeccionó.
Los allegados dejaban sus autos afuera, en la colectora de barro de la Panamericana y luego se dirigían caminando hacia la capilla. En un principio, estaba pautado que el entierro se realizaría el miércoles, pero se postergó para ayer para la comodidad de los miembros de la monarquía que viajaron desde Europa.
En la puerta los esperaba una nu- merosa guardia periodística. Tal como había adelantado la Embajada de los Países Bajos en un comunicado, al entierro sólo asistió el círculo más cercano y no se permitió el ingreso a los medios. En todo momento hubo un enorme operativo de seguridad.
A la mañana temprano, la Casa real de Holanda envió unas imponentes coronas de flores blancas y rosas. La ceremonia comenzó a las 16 en punto y duró unos 40 minutos. La reina, rodeada por sus hijas y hermanos, fue la única que pronunció una pocas y emotivas palabras para despedir a su papá.
Entre los invitados se vió a integrantes de los Podestá, los Blaquier, los Peralta Ramos y los Bulgheroni. También asistieron figuras de la política como al economista y ex ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay y el titular de la Sociedad Rural Argentina, Luis Etchevehere. “Fue una ceremonia muy emotiva”, coincidieron los que hablaron con la prensa.
Jorge Zorreguieta murió a los 89 años el martes a la tarde en la clínica Fundaleu. El empresario estuvo una semana internado y llevaba 20 años peleando contra un linfoma. Zorreguieta fue secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca entre 1979 y 1981, durante la dictadura (1976-1983). Por ello, la corona holandesa no sólo le negó la invitación a la boda de su hija sino que también tenía prohibido el ingreso a los Países Bajos.
Máxima vino a Buenos Aires en un viaje de urgencia. Llegó en secreto el sábado y desde entonces fue constantemente a la clínica de Recoleta, muy preocupada por la salud de su padre. Ayer, de impecable negro y lentes oscuras, le dio el último adiós.