Celebrando la vuelta al barrio
La banda del Oeste presenta su quinto álbum, “La sangre buena”, hoy en La Trastienda.
Mezclar medio kilo de Rubber Soul, 250 gramos de letras de Manzi y tres cucharadas de riffs stones. Exprimir un racimo de uvas de parra quintera, agregar y cocinar en horno pizzero de pyme familiar noventosa: acá tenemos terminado el nuevo disco de Ella es tan cargosa. La receta para grabar La sangre
buena fue volver a las raíces. El quinto álbum de la banda de Ituzaingó-Castelar se estrena hoy en vivo, en La Trastienda. Y sus 12 canciones rebalsan de nostalgia barrial, melodías Beatles, reminiscencias de comien- zos en épocas de crisis e impronta de conurbano. Acaso Rodrigo Manigot (cantante despojado, autor melancólico, lector serio), e Ildo “El tano” Baccega (guitarra, también compositor) no pudieron sortear la partida de Mariano, hermano del vocalista, a la hora de armar los temas.
“El disco nació en un sinfín de quilombos de todos. Hasta que volvió Germán de Madrid, transformado, y nos dijo ‘van a ensayar cuatro horas, todos los días’”, cuenta Rodrigo. Germán es Wiederman, productor musical y tecladista de Andrés Calamaro, mismo rol en los discos de la Cargosa. “El resultado está a la vista, muchos nos escriben y elogian La san
gre buena. Algo de eso debe haber”. No sólo prolijidad y sonido pulcro, tiene el disco. También sonido otoñal, como la guitarra de 12 cuerdas que Rodrigo nombra en Zattino, referencia a una de las calles que signaron su camino cancionero. Referencia no casual.
La banda ensaya en la casa de Bac- cega, en una quieta calle de Ituzaingó que sólo alteran el paso del 443 y el mejor sistema de alarmas perimetral contra las entraderas: un ovejero gruñón que escucha, en exclusiva, la lista de temas para hoy.
Allí empezaron a ensayar, por los convulsionados 2000. “Yo hacía repartos para ayudar en casa -cuenta el guitarrista-. Pero después de los ’90 quedamos en la lona. Pusimos una pizzería con delivery, y tocábamos acá. Siempre venía la policía por el ruido. Vení, mirá el horno”, invita es- te Keith Richards beatlemaníaco que ensaya al palo y se mueve por el fondo de su casa haciéndole honor a su apodo: como un paisano que se crió escuchando tarantelas.
“No sólo en Zattino hablamos del barrio. Hay mucho de esos orígenes en los que se fundía el país y nosotros intentábamos tener una banda. Imaginate que cuando nos invitaron a telonear a Gieco, en 2003, creíamos que los músicos nos iban a prestar un amplificador”, recuerda Rodrigo.
De aquella formación a la actual (que se completa con Pablo Rojas en batería, Martín Pomares en guitarra, Lucas Kocens en bajo y Wiederman en teclados) cambiaron discos y muchos hits. Pero dos cosas vuelven una y otra vez. Una, la explicación del nombre de la banda -por el tema de los Beatles I
want you (she is so heavy), traducido “Te quiero (ella es tan cargosa)”-. Otra, el barrio: los perros, un Renault 12 achatarrado y el kiosco de la esquina, donde todavía cada uno de los clientes conoce al dueño y descorcha la rutina con un “buen día, Pepe”.