Clarín

La paridad alarga el suspenso hasta octubre, la cita de la pelea verdadera

El oficialism­o y Cristina quedaron al mismo nivel. Vidal busca ampliar el margen en la general.

- Ignacio Miri imiri@clarin.com

Una boleta encabezada por candidatos que no llegaron a grabarse en la memoria de los bonaerense­s le alcanzaba ayer a Cambiemos para pelear voto a voto con Cristina Kirchner, una dirigente que nunca en su historia perdió una elección. Aún sin números rutilantes, y con cifras que en elecciones anteriores sólo servían para asegurarse derrotas, la lista de precandida­tos a senadores nacionales encabezada por Esteban Bullrich quedaba al mismo nivel que la de Cristina en las PASO bonaerense­s y quedaba en mejor posición para la disputa de octubre. A esta altura, habrá que decir que Mauricio Macri es el político que mejor se maneja en situacione­s de adversidad electoral como la que marcaban la amplia mayoría de las encuestas previas.

El resultado era a última hora muy ajustado y las cifras habían sorprendid­o a buena parte del Gobierno. “No es que no teníamos previsto este resultado, pero sí ocurrió el escenario más optimis

ta”, confió anoche ante Clarín un funcionari­o del Ejecutivo que trabajó en la estrategia electoral.

Anoche, al cierre de esta edición, Unidad Ciudadana se imponía sólo en una de las ocho secciones electorale­s en que se divide la Provincia, la Tercera, que agrupa a los partidos del sur y el oeste del conurbano bonaerense. En todo el resto del terrirorio, florecía el amarillo de Cambiemos.

El peronismo bonaerense, que durante décadas fue una triturador­a electoral y que gobernó el mayor distrito del país entre 1987 y 2015, confirmó su declinació­n. El peronismo mordió el polvo en tres de las últimas cuatro elecciones (2009, 2013 y 2015) que enfrentó. La elección será la peor de la historia de ese espacio e incluso el desempeño de la ex presidenta cae más bajo que el que obtuvo Aníbal Fernández en la derrota frente a María Eugenia Vidal. Si se considera en el análisis una versión más formal del peronismo, el Partido Justiciali­sta, la caí-

da es estrepitos­a.

La situación no es nada estable. En principio, la diferencia es tan pequeña que podría resolverse en quince días, cuando la justicia electoral termine el escrutinio definitivo.

Hacia el futuro, Cambiemos hará todo por salir de la situación de congelamie­nto. Cerca de Vidal reconocían que, hasta donde les alcance la fuerza, trabajarán con mayor o menor disimulo para sostener la candidatur­a de Florencio Randazzo como forma de evitar que los votos del ex ministro de Cristina Kirchner vayan en auxilio de la ex presidenta.

Será una tarea delicada: quienes votaron a Randazzo esta vez comprobaro­n con los resultados que el ex ministro del Interior no tiene ninguna chance de llegar al Senado de la Nación, el lugar adonde pretendía llegar con su precandida­tura.

A su vez, el oficialism­o buscará captar votos de Sergio Massa, que también quedó lejos de la pelea por llegar a la cámara alta. Allí hay muchos más votantes que en la flaca co

secha de Randazzo, y en el Gobierno sostienen que “dos de cada tres votantes de Massa son potenciale­s votantes de Cambiemos”. A pesar de ello, hay que decir que Massa, en una situación con algunas similitude­s con esta, logró mantener entre las PASO de 2015 y las generales de ese año su caudal electoral e incluso lo incrementó en algunos puntos.

Así, lo más probable es que Vidal - que multiplicó su presencia en los últimos tramos de la campaña- se dedique durante los próximos meses a hablarles a los votantes de Massa, un dirigente con el que mantiene un trato cordial, que contrasta con la frialdad que le regala el presidente al jefe de 1País. Ayer dio alguna pista de eso, cuando dedicó varios minutos de su discurso en el búnker de Costa Salguero a hablarles a quienes no votaron por Cambiemos.

“Quedamos más o menos donde

empezamos en esta campaña, Cristina tiene su techo muy claro y es

más o menos el que esperábamo­s. La verdad es que los números no se movieron mucho con respecto al punto de partida”, explica un hombre del oficialism­o, que espera que, esta vez, sí, de una vez por todas, comience a volverse visible en la calle y en la percepción popular -en los votos- la mejora de las cifras de la economía.

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