Elecciones tras las rejas: cómo fue la votación de los presos

Por un momento, los presos de la Unidad 9 de La Plata, se sintieron li

bres. Tuvieron libertad para elegir a los candidatos que se postulan en estas PASO. Fue una liberación efímera, pero decidieron aceptar el desafío, acortaron el contacto familiar porque el domingo es día de visita y fueron hasta el cuarto oscuro.

Así, entre requisas, traslados de un sector a otro, constitución de mesas y presencia de fiscales, la cárcel “modelo” de la capital bonaerense, donde están alojados 1.513 internos tuvo su jornada electoral.

Como ocurre desde hace más de una década, los procesados por delitos penales pueden elegir a los representantes como los ciudadanos que están del otro lado del muro.

Tienen algunas limitaciones. No todos pueden exhibir su DNI, porque puede estar afectado a algún trámite judicial; porque por razones de segu- ridad es preferible que no permanezca en los pabellones o porque eligieron que lo preserven sus familiares. Entonces, deducidas esas variables en la U9, situada en 10 y 76, en el corazón del populoso barrio de Villa Elvira, había 176 “encausados” que quedaron habilitados para cumplir con el derecho cívico. “Vengo a votar porque quiero que atiendan más a los pibes. A los chicos de 14, 16 años. Voy a respaldar al que creo que los va a ayudar”, dijo entusiasmado Damián (40), detenido

hace más de ocho años.

“Es la primera vez que voto. Ni afuera ni adentro había podido hasta hoy. No tenía documentos y en otras elecciones andaba en otra…”, explica sin mayor precisión pero sin demasiado interés por contar de qué se trata. “Estuve mirando tele y escuchaba por la radio a algunos candidatos. Tengo bastante claro a quien darle el apoyo”, sostuvo Damián.

Las mesas 29, 30 y 31 se constituyeron en la Escuela Primaria Para Adultos (EPPA) Nro. 731 que funciona en el penal. María Eugenia Sisto es presidente de una de ellas. También es docente de ese establecimiento y en las semanas previas al comicio se encargó –igual que otros maestros- de explicar e instruir sobre la votación. “No forma parte de la currícula pero creímos necesario hablar sobre esto en los días anteriores. Algunos mostraban interés y otros eran me-

nos receptivos”, comentó. Carlitos (así lo conocen en el pabellón) tiene 26 años y está con el documento listo para pasar por el cuarto oscuro. “Hay que cambiar el país para que mejore la situación de la gente pobre y humilde. A mi me cuenta mi familia que la están pasando mal allá afuera. Por eso quiero votar”, fundamentó Carlos. El muchacho necesita tener esperanza: en cinco meses podría quedar fuera de los muros de la 9. El sistema de votación es diferente en las cárceles. Hay una boleta única, donde los ciudadanos deben mar

car con un a X la preferencia. Es un esquema similar al que existe ya en algunas provincias. Además, la Junta Electoral envió modelos de todas las provincias porque se puede votar de acuerdo con la dirección que figura en el DNI. Todo puede ser supervisado por militantes partidarios.