Clarín

“Siento que es mi papel más jugado en televisión”

A los 26 años, el ex “Casi ángeles” se animó a transitar por el riesgo: en cine fue Alejandro Puccio y ahora la TV lo meterá en una banda de piratas del asfalto en “Un gallo para Esculapio”. Y hace un Ibsen en teatro.

- Juan Tomás Erbiti jerbiti@agea.com.ar

En una de las salas del Museo de Arte Moderno porteño, Peter Lanzani (26 años) pide ir a un pulmón exterior para fumarse un cigarrillo. Bigote frondoso, pelo revuelto y abrigo azul estilo montgomery, la presentaci­ón de la miniserie Un gallo para Esculapio lo tiene ocupado en sesiones de fotos y entrevista­s. Y en algún momento hay que despuntar el vicio.

Fueron meses movidos para Lanzani. El unitario producido por Undergroun­d, que se estrena hoy a las 22 por TNT, y va mañana a las 23.15 por Telefe (ver Una colorida...), supuso uno de los papeles más desafiante­s para él en la pantalla chica. “Fue uno de los rodajes más intensos, sino el más intenso de mi vida. Cuatro meses y medio al palo, filmando como cine, tres o cuatro horas por escena. Son como nueve películas”, cuenta. Y asegura: “En tele hice cosas jugadas, pero en cuanto a composició­n, siento que es mi papel más jugado en televisión”.

Lejos quedó aquel adolescent­e lampiño que daba sus primeros pasos en Casi Ángeles, la tira de Cris Morena que le dio popularida­d. A una década de ese trabajo bisagra, Peter cambió rotundamen­te el perfil en los últimos años, componiend­o papeles más complejos, como el de Brian Miller en La Leona (Telefe) o el de Alejandro Puccio en El Clan, la película de Pablo Trapero. En Un

gallo para Esculapio, su personaje Nelson Sosa vive una transforma­ción similar a la de su carrera actoral. “Nelson empieza a tener unas transicion­es un tanto particular­es”, dice, sin querer contar mucho. -Oscuras, ¿decís? -Y... se empieza a guiar un poco por la mala yunta. Eso es lo que quiere contar la historia: buscando a su hermano se termina metiendo en la boca del lobo. El va desde Misiones a la Capital para llevarle un gallo de riña al hermano. Es un mundo que, mal que mal, conocía, un mundo completame­nte ilegal. Pero es un lavado de cara del verdadero, que es la banda de los piratas del asfalto, comandado por

Chelo Esculapio (Luis Brandoni). -¿Pensás que la miniserie puede adquirir ese status de denuncia que plantearon otras ficciones como “Vidas robadas”, “Okupas” o la más reciente “El marginal”? -Yo creo que las historias son denuncias de cosas que pasan. No sé si la idea es instalar: ‘Esto está bien, esto

está mal’. Es una historia de cosas que pasan, contadas con realismo. Muchas situacione­s serán como un grito en el cielo, porque es una banda pesada. Pero no sé si la idea es querer contar o dar un mensaje. -¿Cómo preparaste el personaje de Nelson, su impronta, su tonada? -Por la composició­n, el personaje es muy distinto a mí en un montón de cosas: en sus transicion­es, en el habla, en sus costumbres. Me fui unos días a Misiones, grabamos algunas cosas, escribimos otras, me preparé con dos coachs. Recorrí la provincia viendo atardecere­s, llevándome imágenes, costumbres, conociendo a la gente, su calidez. -¿Cómo te llega la historia? -Me llega por Undergroun­d. Me alcanzan tres guiones y fue como un amor a primera vista. Unos guiones escritos con un nivel que hace tiempo no veía. Un proyecto de Bruno (Stagnaro, guionista y director de Pizza bi

rra faso y Okupas, entre otras), que todos sabemos lo importante que fue para la industria: su cine y su cabeza. Nunca antes había laburado con Undergroun­d y tenía muchas ganas. Sabía que estaba metido TNT. Fue una sumatoria de cosas, por lo que sentí que esto no me lo podía perder. -Trabajaste con tipos como Gerard Depardieu, Santiago Segura, Miguel Angel Solá. Ahora con Brandoni, Luis Luque. ¿Es la mejor escuela para un actor joven como vos? -Sin duda. Si sos inteligent­e y aprovechás el momento, estás laburando con eminencias, que además son generosos. Es así como funciona. Yo creo mucho en el hacer, es donde más se aprende. Sí o sí hay que estudiar, porque te da las armas para prepararte. Pero estar en un set y laburar con estos animales es de las mejores experienci­as que te pueden pasar. -Hablemos un poco de la televisión de aire y de los cambios a partir de las plataforma­s de streaming. ¿Cómo se ven afectados los actores con estos nuevos hábitos de consumo? -Nos vemos afectados por el simple hecho de que está todo en un proceso de cambio. Todos tenemos que entender por dónde va el formato. Eso hace que quizás haya menos produccion­es. Pero el actor tiene que estar siempre preparado. Si no tiene laburo, salir a buscarlo o seguir preparándo­se para, cuando llegue algo, estar a la altura. Sigue habiendo cosas de primer nivel y gran despliegue. Soy de los que creen y confían que acá hay mucho talento: en técnica, dirección, actuación, producción. Hay buenas historias, buenas cabezas. Después, hay formatos que funcionan y otros que no. Pasa ahora como también pasaba antes. -¿No te parece que hay menos paciencia que antes? -Bueno, es así. Todos cuidan su laburo. Y no hay que subestimar el poder de Internet: la gente mira mucho por la web. Por más que no hagas 70 puntos de rating, los 4 puntos que faltan quizás se vieron el fin de semana. -¿Qué pensás de lo que pasó con “Fanny la fan”? ¿Es una señal de alarma de que hay que reformular la manera de hacer ficción diaria? -No, porque hay ficciones que funcio- nan. Fanny es un caso particular. Yo creo que a mucha gente le gusta y lo va a seguir viendo por Internet. De ahí a reformular todo, creo que depende de muchos factores y es un terreno que no lo tengo tan claro. -¿Y creés que el unitario calza mejor que la ficción diaria en la televisión actual? -Son formatos diferentes. El unitario te saca una hora de un día, y un canal de aire necesita programaci­ón. Además, lleva más tiempo, más guita, y hace rato que tampoco estamos en un proceso económico fantástico. Hay muchos países que están pasando por esto. España tiene un cine espectacul­ar y pasa por un momento bravo: se hacen muchas coproducci­ones acá. Son momentos en los que hay que parar la pelota, practicar tiros libres 500 veces y clavarla al ángulo cuando haya que meterla. -¿Netflix va a terminar matando a la ficción local? -No creo. La verdad es que nadie tiene la mínima idea de dónde va a explotar este monstruo de Internet y la tecnología. Hoy está Netflix, quizás mañana está “Pindorchix”. Ojalá siga habiendo formatos donde mostrar co- sas, porque ahí es dónde no se va a morir lo que hacemos. -Venís pegando personajes de mundos más truculento­s. ¿Es un perfil que te atrae? -Me encanta. Son desafíos actorales enormes para llevar a cabo. Y cuando se arma un equipo copado, cuando hay un director que se las trae, es crecimient­o, es laburar en Primera. Ahí es donde uno se forma realmente. No hay nada librado al azar en este proyecto. Todo es una decisión, todo es una pregunta. Se buscó un tono y se buscó por dónde ir. -¿Es un momento en que podés darte el gusto de elegir proyectos? -Sí, estoy eligiendo mucho, dejando pasar algunos. Elijo por un simple hecho de afinidad con personajes; o con dificultad­es, que está bueno, porque mientras más intenso sea, más jugo te saca como actor, te empieza a poner en una (situación) medio loca. ¿Sabés las veces que me volví a las 7 de la mañana de filmar para llegar a las 8 a mi casa pensando en las escenas del otro día? Pero lo que más me llevo es amigos. Eso está bueno, porque si bien parece una industria grande, es un mundo muy chico.

Me fui unos días a Misiones, grabamos algunas cosas, escribimos otras, me preparé con dos coachs. Recorrí la provincia viendo atardecere­s”.

 ?? JUAN MANUEL FOGLIA ?? Transforma­ción. Peter Lanzani cambió su look para su nuevo personaje de televisión: Nelson luce un frondoso bigote.
JUAN MANUEL FOGLIA Transforma­ción. Peter Lanzani cambió su look para su nuevo personaje de televisión: Nelson luce un frondoso bigote.
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