Clarín

Arteterapi­a, la obsesión sanadora de la segunda dama de EE.UU.

Visita a la Argentina. La esposa del vicepresid­ente Mike Pence estuvo en la Fundación INECO, charló con especialis­tas y escuchó experienci­as con pacientes.

- Mariana Iglesias miglesias@clarin.com

Desde que en enero se convirtió en la segunda dama de los Estados Unidos, Karen Pence eligió un mensaje para difundir por el mundo: los beneficios del arteterapi­a en la salud de niños y adultos vulnerable­s y enfermos. Y lo mismo hizo aquí, en su paso por Buenos Aires, acompañand­o a su marido, el vicepresid­ente Mike Pence.

Antes de ser una figura pública, Karen Pence fue maestra, y profesora de arte. Ejerció veinte años, y aún así, dice, recién supo de qué se trataba esta disciplina en 2006, cuando presenció en Washington un programa sobre arte terapia para niños con cáncer llamado “Tracy’s Kids”, del que empezó a formar parte. Después colaboró para acercar el arte terapia al Riley Hospital for Children en la Indiana University Health en Indianapol­is. Viajó, escuchó a especialis­tas, visitó escuelas y hospitales y, asegura, los resultados son magníficos. Por eso busca que su implementa­ción

sea masiva, aunque planteó que el financiami­ento es el principal obstáculo en todos lados.

El lugar elegido fue la Fundación INECO, el Instituto de Neurología Cognitiva que dirige el neurólogo Fa- cundo Manes, quien recibió a Pence. Lo primero que hizo la segunda dama en la sede de Rodríguez Peña y Callao fue ver las pinturas de una pa

ciente de la institució­n que sufrió un ACV en 2005, y que desde entonces el arte terapia forma parte de su tratamient­o.

Luego, Pence charló con especialis­tas. Escuchó y preguntó detalles sobre sus experienci­as. Pidió papel birome y tomó sus propias notas. En esta mesa ovalada estaban sentados Adriana Farías, de la Universida­d Nacional de las Artes (UNA); Alejandro Reisin, de la Primera Escuela Argentina de Arteterapi­a; Alicia Boljat, de la Escuela Argentina de Arteterapi­a; Aurelia Chilemi y Marcelo Prudente, de la Asociacion Argentina Arteterapi­a, Judith Mendelson, del Centro Arte Terapia, Justina Lopez Peña, de la Universida­d de Nueva York, Luis Robert Formaiano, de CentrArt, y Clara Miraldi y Alicia Lischinsky, de Fundacion INECO.

Los especialis­tas -psicólogos, piscopedag­ogos, psiquiatra­s, artistasfu­eron contando sus trabajos con niños autistas o retrasos madurativo­s, adultos con problemas mentales o internados en psiquiátri­cos, veteranos de guerra. Algunos hablaron de danza, otros de música, y también de pintura. “Ustedes curan”, les dijo ella al despedirse. Antes de partir a su almuerzo, habló con Clarín. -¿Por qué eligió contar por el mundo los beneficios del arte terapia?

-Considero que es una de las profesione­s más mal entendidas. Cuando uno dice arteterapi­a la gente piensa en artesanía. Pero es una profesión de salud mental, y todos los arte terapistas tienen una maestría o un doctorado, tienen una base en psicología, entienden el cerebro. Y usan el arte como el medio de sanación. Al llamar la atención sobre esta profesión puedo ayudar a la gente a entender mejor qué es lo que ellos hacen. -¿Tiene alguna relación especial con el arte?

-Tengo un título en arte, y lo amo en todos sus aspectos. Pensar que algo que yo amo sirve para curar gente, es fascinante. -¿Le parece que puede ayudar especialme­nte a los niños?

-La primera vez que yo vi el arteterapi­a fue con niños con cáncer. Y vi que los niños les preguntaba­n a sus padres cuándo podían volver al tratamient­o, entonces me di cuenta de que había algo especial en esta profesión, y después lo vi en tratamient­os a niños de otras enfermedad­es. Y en adultos.

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“Ustedes curan”. Fue lo que les dijo Karen Pence a los especialis­tas que contaron sobre su trabajo.

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