Preguntas sobre el amor en brazos de un hombre casado
Siempre trabajó sobre los vínculos: el amor, el desamor, el sexo. En su nueva novela, la escritora va a fondo.
Inés Garland escribió su primer cuento a los 11 años. En ese cuento, una princesa se enamora de un soldado tijera que la corta en pedazos. Entonces, se hace un bollito y llora en soledad. Ahora, en la madurez, la escritora reconoce que sus relatos siguen girando en torno de la problemática de los vínculos, el amor y el desamor, el desencuentro entre los géneros. La necesidad de la cercanía y el temor a la entrega. La preservación del statu quo, por puro respeto a la tradición. Y sobre el sexo, una fuerza que juzga “sagrada” y puede convencer a dos personas –al menos temporalmente- de que entre ellas no media distancia. En Una vida
más verdadera (Alfaguara), la autora vuelve a demostrar que está dispuesta a ir a fondo. - Me han dicho que hago desnudos en hora pico, y creo eso en parte es cierto: yo tengo avidez por entender. Vivimos la era de la desconexión con la emoción y yo necesito religar, muchas veces de manera descarnada, en términos de mi exposición emocional- dice. Los protagonistas de Una vida
más verdadera son una pareja de amantes que reinician una relación después de varias décadas sin verse. Tuvieron un romance en la adolescencia –ella 13, él 18- y 40 años más tarde, el encuentro los conmueve. Ella está divorciada, estudia dramaturgia y tiene una hija. Él está casa- do, tiene cuatro hijos y no piensa en separarse. El único plan es disfrutar de sus encuentros clandestinos, hasta que irrumpan las preguntas: ¿es una relación de dos? ¿de tres? ¿El amor y la posesión se confunden? ¿Por dónde pasa la felicidad real? “Me doy cuenta de que con los años va variando mi idea el amor, y las preguntas son una constante”, explica Garland a Clarín. -¿A qué obedece, en definitiva la necesidad de encontrarnos? -En el caso del personaje femenino hay una idealización muy clara: ella busca la entrega absoluta, la fusión con él. Tiene esa necesidad de unión totalizante, que por momentos parece producirse a través del sexo. Pero hay otras cosas que entendemos menos: ¿por qué esa persona, en ese momento, con esos obstáculos o con esa facilidad? -¿El amor es una imposibilidad, en los términos en los que está planteado en la novela? -Esa es la gran pregunta: ¿es posible el amor, en términos de una entrega total? La idea del amor romántico y perdurable no es la única posible. Y a veces es un destello, ese encuentro. -¿Las mujeres le tememos más a la soledad? -El mandato de la pareja sigue siendo fuertísimo y los hombres tampoco aprendieron a estar solos ni a convivir con sus fisuras internas. Esa es una forma de desconexión, de las tantas a las que nos hemos acostumbrado. - ¿La verdad a la que alude el título tiene que ver con sortear esa desconexión emocional? -Cada uno interpretará qué vuelve su vida más verdadera. En mi caso, la escritura es la herramienta para desplegar preguntas. Me impresiona la energía que invertimos en controlar las emociones y me niego a hacerlo. Hay quienes bajo control se sienten más seguros, se los ve mucho más preocupados por agradar que por saber qué desean. Es lo contrario de lo que proponen mis libros. Tiremos de la hilacha, descosamos, animémonos a ver. -La moral y el amor se contradicen, en esta historia de ficción. -Por supuesto. Siempre es más fácil criticar un vínculo extramatrimonial, por ejemplo, que replantearnos el tema de la posesión: ¿qué haríamos si la fidelidad o la monogamia no fueran mandatos aceptados, y si nadie nos criticara por estar con quién quisiéramos? Sería un problema para muchos enfrentarse a lo que quieren de verdad. -¿Es necesario el resquebrajamiento de las formas más rígidas a las que se asocia el amor? -A mí me parece muy positivo. Uno ve, por ejemplo, muchos matrimonios que son una mentira. Si alguien está con vos debería ser para ayudarte a ser más vos, no menos vos. ¿Cuántas relaciones, sin embargo, respetan ese principio? No importa la forma que adopte el amor ni cuánto dura, la verdad. -¿Qué buscamos, finalmente? - La profundidad en la comunicación, aunque sea momentánea. En el amor se juega la posibilidad de mirar al otro y quererlo tal cual es, sin proyectar sólo “mi molde” o mi conveniencia. -Trascender el ego, entonces. -Es un movimiento de inclusión.