Un terrorista atropelló a una multitud en Barcelona y mató a 13 personas
Frustran otro ataque y abaten a cinco sospechosos
Un atacante a bordo de una camioneta subió a la vereda en la concurrida Rambla del centro de la ciudad y embistió a la gente zigzagueando a lo largo de 500 metros. Además de matar a 13, hirió a un centenar de personas y luego escapó. La policía española lanzó un gigantesco operativo. Así, pudo arrestar a dos sospechosos. Horas después frustró otro ataque en Cambrils, a unos 100 kilómetros de Barcelona. Allí mató a cinco supuestos yihadistas. El grupo ISIS, hoy en baja, se adjudicó el atentado. Es el primer golpe fundamentalista en España desde 2004, cuando en otro trágico ataque explotaron varias bombas en la estación de trenes de Atocha.
Un gravísimo atentado terrorista, dudosamente reivindicado por el desmantelado califato del ISIS, sacudió ayer a España. Fue en la zona de las Ramblas de Barcelona, cuando una camioneta atropelló a los peatones provocando la muerte de 13 personas y dejando otras 100 heridas, 15 de e-
llos en estado crítico. Horas después, ya de madrugada, los extremistas intentaron replicar el ataque con otra furgoneta en Cambrils, una localidad costera a unos 100 km al sur de la ciudad catalana, dejando cinco he
ridos, dos de ellos en grave estado. A diferencia de lo ocurrido en Barcelona, la policía logró interceptar a los atacantes, que llevaban cinturones con explosivos, y abatió a cinco de ellos.
El hecho principal comenzó a las 16.50 hora local (cinco menos en Argentina), cuando una camioneta alquilada recorrió 500 metros zizagueando por el paseo más popular de Barcelona, colmada de tiendas en su parte central y centenares de negocios, restaurantes y el gran teatro de Opera Liceu.
En plena temporada de vacaciones, el lugar estaba plagado de turistas. Durante la jornada que convirtió a Barcelona en un pandemonio por la matanza terrorista, fue muy difícil encontrar un relato coherente de lo que había sucedido y se sucedieron versiones, desmentidas y contradicciones que continuaban como un torbellino al cierre de esta edición.
La conmoción fue aún peor porque fue el primer atentado yihadista desde los sangrientos ataques de Atocha, en marzo de 2004, que dejaron 192 muertos. El golpe destruía el
santuario contra el terrorismo que ha venido golpeando al resto de Europa.
Desde una calle lateral junto a la Plaza de España, el vehículo, conducido por una persona desarmada, y sin acompañante, subió a la parte central de La Rambla, colmada por millares de personas, muchas familias con niños, haciendo eses, atropelló a más de 120 personas de 18 nacionalidades. Luego, cerca del teatro de opera del Liceo, descendió de la camio
neta y huyó. Continúa prófugo. Poco después un supuesto comunicado del ISIS se atribuía el ataque, en medio de las dudas de los investigadores.
Por la noche, el jefe de la policía autónoma catalana, Josep Luis Trapero, informó que el autor del atentado estaba en paradero desconocido y que se habían producido dos detenciones. Una, de un ciudadano nacido en Melilla aunque al parecer de origen marroquí, arrestado por su vinculación con una poderosa explosión de gas que, en la madrugada, destruyó por completo un chalet donde se acumulaban numerosas bombonas de gas. La policía sospecha que allí se preparaba un poderoso explosivo para otro atentado. Pero una excavadora que removió tierra en los alrededores del chalet completamente destruido, provocó la explosión de una gran bolsa de gas que deflagró. “Este episodio está vinculado al
atentado”, explicó el jefe policial sin dar ninguna información adicional. Además, hay otro arrestado en Ripoll, (Girona), la persona que alquiló la camioneta, cuyo nombre era, según se informó al principio, el marroquí Driss Oukabir Soprano, con antecedentes penales. Horas después el verdadero Driss Oukabir, apareció en Ripoll afirmando que nunca había salido de su casa y que le habían robado su pasaporte con el que se alquiló el vehículo de la tragedia. Por la noche, se identificó al detenido como el hermano de 18 años de Oukabir, otra vez sin dar detalles.
La confusión continuó con el episodio producido en Cambrils. Los terroristas abatidos formarían parte de una célula yihadista pero no quedaba claro cómo se produjo el choque con
las autoridades. Ni por qué intentarían atropellar a la gente en una ciudad desértica y sin valor estratégico en plena madrugada.
En medio de dramáticas escenas de pánico, una gritería ensordecedora y corridas en todas direcciones, el terrorista asesino dejó un rastro de muerte y graves daños incluso a niños de corta edad y ancianos. “Comencé a atender a las víctimas y era un horror que no he vivido jamás en mi profesión”, relató sollozando un enfermero profesional agitado por una crisis de ansiedad. “Lo peor eran los “nens” (niños en catalán) a veces sin ninguna atención porque sus padres también estaban gravemente heridos o muertos”, añadió.
La repercusión del sangriento atentado alcanzó una dimensión extraordinaria no solo en la metrópoli catalana sino también en toda España. Todos los principales canales de televisión transmitieron en directo las imágenes de Cataluña y su desarrollo posterior hasta después de un discurso del presidente de gobierno, Mariano Rajoy, quien suspendió sus vacaciones en Galicia y se trasladó a Barcelona junto a gabinete.
La ciudad quedó cerrada. Pasada la medianoche aún no se permitía acceder a los turistas que trataban de llegar a sus hoteles y otros vecinos que regresaban a sus casas. Los establecimientos comerciales, restaurantes y lugares de entretenimientos, repletos de turistas, comenzaron de inmediato a cerrar sus locales.