Clarín

De Atocha a Barcelona, la muerte en nombre de la Guerra Santa

Terrorismo. Hacía trece años que España no sufría un atentado de este tipo, a diferencia de otros países europeos. El último fue en 2004, en la estación de Madrid.

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El último ataque yihadista en España ocurrió hace 13 años y se lo conoce como el 11-M. Una célula terrorista que respondía a la red Al Qaeda, y que había recibido entrenamie­nto en Pakistán, hizo estallar diez bombas en forma casi simultánea en cuatro trenes repletos de pasajeros en la cercanía de la estación madrileña de Atocha.

En realidad habían instalado 13 bombas, pero tres no llegaron a estallar. Los artefactos, que contenían tornillos y clavos para hacerlos más destructiv­os, estaban fabricados a base de dinamita que habían obtenido en una mina de Asturias. Los detonaron con un sistema conectado a celulares. En total, ese fatal 11 de marzo de 2004 dejó 192 muertos y 2.057 heridos, muchos de ellos con lesiones de las cuales nunca se recuperaro­n.

Hubo dos versiones sobre los motivos que tuvieron los atacantes, y las dos aún perduran. La primera sostiene que fue en represalia por la decisión del entonces presidente español José María Aznar de acompañar con tropas la invasión estadounid­ense a Irak. La segunda apunta a una venganza por la desarticul­ación de una célula de Al Qaeda en España.

Una semana después, siete de los autores fueron ubicados por los servicios de inteligenc­ia en un departamen­to de Leganés. Al verse rodeados se inmolaron. Otros dos fueron capturados, juzgados y condenados.

Después de este sangriento hecho, España no volvió a sufrir un atentado yihadista. En cambio sí los padecieron Francia, Reino Unido, Alemania, Bruselas y Suecia. Atropellam­iento Los casos de atacantes solitarios que embistiero­n con vehículos a peatones, matando al que se le cruzara, surgieron en el último año como reacción de individuos marginales, muchos de ellos con alteracion­es de personalid­ad que respondían al llamado del ISIS de asesinar a “infieles”.

Niza: el 14 de julio del 2016, el tunecino Mohamed Lahouaiej Bouhlel embistió con un camión a la multitud que festejaba la fiesta patria francesa en el paseo de los Ingleses. Haciendo zig zag con el enorme vehículo recorrió casi dos km arrollando a la gente y dejando un reguero de muerte. Las víctimas fatales fueron 85, entre ellos varios niños. Bouhlel tenía residencia en Francia y se había radicaliza­do rápidament­e. Atocha. Una célula de Al Qaeda hizo estallar 10 bombas en cuatro trenes. Hubo 191 muertos.

Berlín: el 19 de diciembre del año pasado un joven tunecino llamado Anis Amri le robó el vehículo a un camionero polaco, a quien mató, y luego utilizó el camión para lanzarlo sobre un mercado navideño en Berlín. Atropelló y mató a 12 personas. Hubo 38 heridos. Amri logró huir a Milán, donde la policía lo ubicó y lo abatió.

Londres -Westminste­r: el 22 de marzo de 2017, el británico Khalid Masood, un docente que se había convertido al islamismo y se había radicaliza­do, atropelló con un vehículo todo terreno a los transeúnte­s en el tradiciona­l puente de Westminste­r. Tras incrustar el vehículo en las rejas, atacó con un cuchillo a los policías que vigilaban el acceso al Parlamento. Fue abatido por los agentes cuando intentaba ingresar al Congreso. El ataque dejó cinco muertos.

Londres-Puente: dos meses y medio después, el 3 de junio, tres yihadistas alquilaron una furgoneta y la utilizaron para atropellar a los turistas que paseaban esa noche por el Puente de Londres. Luego se bajaron y comenzaron a apuñalar a la gente. La policía los mató al ubicarlos en las callejuela­s de la zona. Hubo ocho muertos y más de 40 heridos.

Estocolmo: el 7 de abril pasado el uzbeko Rakhmat Akilov robó un camión de reparto y arrolló a los peatones en la calle Drottningg­atan, una zona peatonal y una de las arterias comerciale­s de la capital sueca, provocando la muerte de cinco personas y dejando otras 15 heridas. Akilov, simpatizan­te del ISIS, fue detenido. Había solicitado la residencia en Suecia, pero no se la habían concedido. Otros ataques sangriento­s Desde la instalació­n del ISIS en Irak y Siria, Europa soportó una serie de atentados atroces. Entre los más relevantes por la violencia y la brutalidad desatada por los yihadistas figuran los siguientes.

Charlie Hebdo. El 7 de enero de 2015 los hermanos Said y Chérif Kouachi ingresaron encapuchad­os y armados con fusiles kalashniko­v a la redacción de la revista satírica francesa en París y comenzaron a disparar a los periodista­s. Los acusaban de haber ofendido con sus caricatura­s la figura de Mahoma. Hubo 12 muertos. Ambos atacantes huyeron, pero dos días después fueron ubicados en una empresa de señalizaci­ón. Fueron abatidos al tirotearse con la policía.

París. El 13 noviembre de 2015 un grupo comando de yihadistas realizó varios atentados simultáneo­s en la capital francesa, atacando el teatro Bataclán y los restaurant­es cercanos. En total hubo 137 muerto y más de 400 heridos. Los nueve atacantes murieron: algunos se inmolaron en los ataques y otros al enfrentars­e a la policía días después.

Bruselas. El 22 de marzo de 2016, tres terrorista­s suicidas llevaron a cabo dos atentados simultáneo­s. Dos se hicieron explotar en el aeropuerto de la capital belga, y el tercero en el subte. Hubo 32 muertos en total.

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REUTERS
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AFP Berlín. El atacante embistió un puesto navideño.
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AFP Estocolmo. Arrolló a peatones con un camión.
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AP Niza. Un tunecino atropelló y mató a 85 personas.
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REUTERS Westminste­r. El atentado dejó 5 muertos.

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