Racismo: Trump carga contra los que quieren retirar las estatuas de los esclavistas
El magnate se opone a que sean retirados los monumentos de los jefes Confederados de la Guerra de Secesión.
“Una lástima ver cómo la historia y la cultura de nuestro gran país están siendo destrozadas con la retirada de nuestras bellas estatuas y monu
mentos”, tuiteó ayer Donald Trump reavivando la polémica por sus ambiguas respuestas tras el ataque racista del sábado en Charlottesville, en el estado sureño de Virginia.
El presidente de Estados Unidos se refería con sus tuits al mismo plan de retirar estatuas de dirigentes confederados de la Guerra de Secesión (luchaban por mantener la esclavitud) que ese sábado en Charlottesville le sirvió de excusa al neonazi James Field Jr. para atropellar con su auto a los manifestantes anti racismo que se manifestaban frente a los supremacistas blancos. Los primeros celebraban y los segundos resistían la retirada de la estatua del general confederado Robert E. Lee. “No se puede cambiar la historia pero se puede aprender de ella”, escribió también Trump en la red social.
Pero lo que parece una nueva provocación también podría ser la marcha atrás del magnate republicano. Había comenzado la semana hablando de “violencia de ambos lados” en el ataque de Charlottesville que dejó una activista muerta y diecinueve heridas. Aunque después pareció dar marcha atrás, el miércoles Trump volvió a la carga con su tesis de la “violencia de los dos lados”, interpretada por muchos como una forma de legitimar la postura de los racistas.
Aunque los supremacistas blancos tienen mucho peso en el gabinete de Trump (se dice que Steve Bannon, su asesor de estrategia, forma parte del grupo), por fortuna siguen siendo minoritarios en la sociedad estadounidense. Ahora bien, los que se oponen a la retirada de los monumentos son muchos más. De acuerdo con una encuesta de las cadenas públicas estadounidenses NPR/PBS, el 62% de los estadounidenses cree que las estatuas deben seguir donde están por su valor de memoria. Entre los encues- tados votantes del Partido Republicano, el porcentaje es aún mayor: el 86% no quiere que se las lleven.
Esos que quieren dejar las estatuas donde están no se ven a sí mismos como racistas sino como respetuosos de la historia. Con sus tuits de ayer, Trump podría hacer pasar su ambiguedad anterior por un malentendido y diluir su opinión dentro de la de ese grupo más representativo de la sociedad. Pero si el argumento es el valor histórico, ¿por qué no ponerlas en museos en vez de en la calle? O, como le dijo el profesor de historia de la Universidad de Columbia al diario The Financial Times, “¿cómo es que no hay una estatua de Nat Turner, que lideró una rebelión de los esclavos?”
Entrevistado por el mismo diario, el sub alcalde del barrio de Brooklyn, en Nueva York, Eric Adams, consideró ridículo el otro argumento que se suele invocar para dejarlas: el espíritu de reconciliación. “El general (Robert E.) Lee, ( Thomas Jonathan Jackson) Stonewall... esos fueron los (Adolf) Eichmanns de la historia afroamericana. No podremos juzgarlos pero tampoco tenemos que hacerles memoriales”.