Clarín

Esperan que el aval electoral ayude a corregir desequilib­rios

- mbonelli@clarin.com Marcelo Bonelli

La elección del domingo abrió la puerta para el sueño político de “Macri 2019”, la idea de la reelección del actual Presidente. Así se interpreta en la comunidad de negocios, en la medida en que se repita la elección en octubre. Para el establishm­ent, la votación despejó una duda que aún existía: Macri va a terminar su mandato. Pero ahora -por los abultados resultados- en los círculos de poder se habló esta semana de la posibilida­d de un nuevo período presidenci­al hasta el 2023.

La evaluación no es “ciencia ficción”, porque se barajó varias veces en la Quinta de Olivos. El propio Macri -en vísperas de los comicios- lo comentó entre sus íntimos. Él siempre especuló con un amplio apoyo: “En

octubre ganamos caminando”. También, en público, sugirió el sueño de la reelección:

“Necesitamo­s 8 años para el cambio”. En sus encuentros privados habló en concreto de dos chances para el 2019. Así lo dijo a un diplomátic­o en Olivos: “Si no soy yo , mi candidato a presidente será Marcos”. Se refería, claro, al jefe de Gabinete.

Clarín confirmó que el tema volvió a aparecer esta semana en el centro del poder. Se va a desmentir, porque Macri conoce que la cuestión adelanta una interna brava: María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, también se consideran presidenci­ables. El aval y la ampliación de los plazos políticos fue lo que generó la euforia en los merca

dos. Fue comentario en todas las reuniones de la UIA, de Adeba y en el encuentro en la Bolsa de Comercio.

La comunidad de negocios sostiene que la Casa Rosada debe aprovechar y llevar adelante las correccion­es económicas que -hasta ahora- no se animó a realizar Cambiemos. Los empresario­s creen que existe

una nueva oportunida­d para elaborar, con consenso político, un programa global y consistent­e que ponga en caja los desequilib­rios macroeconó­micos.

Lo dicen porque temen que la Casa Rosada insista en errores que profundiza­ron retrocesos y retrasaron la recuperaci­ón. Federico Sturzenegg­er insistió esta semana en rearmar la bicicleta financiera y anunció más sobretasas de interés. Este martes habrá una importante reunión de los hombres de nego

cios: AEA convoca a debatir -en sugestivas jornadas- las “Finanzas para el Desarrollo”.

Macri transmitió que tiene voluntad de encarar tres reformas:

-Un acuerdo político-fiscal con gobernador­es para ajustar el déficit en 80.000 millones de pesos.

-Una reforma laboral orientada a abaratar

los costos y aumentar empleo.

-Una acotada reforma impositiva, para reducir muy gradualmen­te impuestos.

Pero sabe que tiene dos frenos. Uno externo: Cambiemos no tendrá mayoría en el Congreso. Otro interno: Jaime Durán Barba -el gurú del Pro- desaconsej­a cualquier tipo de ajuste. Lo dice con convicción: “Definitiva­mente no hay que hacer ajustes”.

La influencia de Durán Barba es creciente. Su estrategia electoral fue exitosa, pero tiene un saldo muy negativo: profundizó la grieta

social. Además, la puja que alentó con Cristina le facilitó un salvocondu­cto a la ex presidenta: tendrá fueros en el Senado y así consa-

graría su impunidad, a pesar de múltiples hechos de corrupción. Se conoce que existe un fuerte lobby de empresario­s, políticos y jueces que propician algún tipo de cobertura. También se ve en el caso Odebrecht: se saben quiénes cobraron coimas, pero no se actúa. Entre ellos, Julio De Vido.

La Casa Rosada tuvo una inexplicab­le demora de 8 meses para avanzar y fracasó en hacer un acuerdo con Odebrecht, lo cual favorece la impunidad de los ex-funcionari­os que cobraron coimas. La lamentable actuación de Argentina solo se equipara con lo peor del

mundo: Angola y Venezuela. Macri tiene apuntados a sus funcionari­os por negligenci­a. EE.UU. aportó todos los datos del escándalo, pero las pruebas solo las puede corroborar Odebrecht. Eso ya esta bloqueado.

El vicepresid­ente de Trump no habló del tema y se centró en una cuestión: dar un fuerte respaldo a Macri. Mike Pence lo dijo en un exclusivo encuentro con una decena de CEO locales: “Argentina va por muy buen camino. Tiene el apoyo de EE.UU.” Solo estaban Paolo Roca, Guillermo Stanley, Gastón Remmy, Facundo Minujin, Guillermo Carracero y Miguel Gutiérrez. El aval verbal de Pence fue importante. Pero como otras veces, carente de resultados prácticos y bien concretos.

Hubo una misión de la Casa Rosada a Washington que volvió con las manos vacías: fue postergado el tema limones y nada de biodisel. La encabezaro­n el ministro Ricardo Buryaille y los secretario­s Miguel Braun y Horacio Reyser. El trío viajó para reunirse con el departamen­to de Comercio. Solo por videoconfe­rencia pudieron hablar con su titular, Wilbur Ross. Encima Pence -productor en Indiana- quiere exportar sus cerdos a Argentina. Trump ni siquiera nombró al subsecreta­rio de Estado para America latina. Tampoco al embajador en Buenos Aires. Marcos Peña le ofreció la Embajada argentina a Alfonso PratGay. El ex ministro no aceptó y adujo motivos personales -inicio una nueva relación de pareja- que lo ataban a Buenos Aires. Pero habría otro motivo: espera volver al gabinete, si hay recambios después de octubre.

Para el establishm­ent, la votación despejó una duda: el presidente Macri va a terminar su mandato. Y ya se habla de la reelección.

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