Las eternas desprolijidades de la Copa Argentina son un torneo aparte
Boca aceptó postergar hasta setiembre su duelo con Brown. River se plantó y jugará el domingo con Instituto.
Es tan complicada e insólita la organización de los cruces de Copa Argentina que los partidos recién dejan de ser incertidumbre cuando los árbitros pitan los inicios. Ayer, en calle Viamonte, los dirigentes de los equipos de ascenso volvieron a solicitar la postergación de los juegos por motivos lógicos: no tienen jugadores disponibles. River pidió jugar porque no tiene fechas disponibles, aunque antes se disculpó ante las autoridades de Instituto de Córdoba. Los directivos de Boca, más sensatos y menos apretados por el calendario, atendieron el reclamo de Brown de Madryn y el partido se pasó para el miércoles 13 de septiembre. En tanto, los cruces entre San Lorenzo y Morón (en Lanús) y Temperley-Defensa y Justicia (en Racing) respetarán lo pactado. Y el colmo llegó por la noche: a través de una carta membretada y con la firma del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, el municipio le pidió a Juan Manuel Lugones, titular de APreViDe que suspenda Racing-Mitre de Santiago del Estero por motivos de seguridad. “El
juego está confirmadísimo”, le dijeron a Clarín desde el organismo.
En estas páginas se celebró la actitud del presidente Rodolfo D’Onofrio de organizar una especie de tercer tiempo luego de que River le ganará a Atlas en Salta. En todos los medios se pasearon las fotos de los jugadores de ambos clubes compartiendo la cena. Pero 24 horas más tarde se evidenció el costado mezquino en el que está metido a fondo en el fútbol argentino. River comprendió el pedido de Instituto de no jugar el domingo en Mar del Plata porque no posee la habilitación de muchos de sus futbolístas, pero avisó que no tiene más remedio que jugar por un tema de calendario. Es cierto que el elenco de Núñez está disputando la Copa Libertadores y que la AFA debe proteger a los equipos que la representan en Sudamérica. Pero quedan pocas instancias de la copa y habrá semanas en las que no se juegue. ¿River no está en condiciones de afrontar el choque contra los cordobeses con un equipo alternativo dentro de unas semanas? La respuesta es conocida: el entrenador Marcelo Gallardo pretende que los titulares tengan rodaje para llegar en óptimas condiciones al choque contra Jorge Wilstermann. “No tenemos nada contra Instituto, pero se debe respetar lo programado. Hay que ser serios”, dijo D’Onofrio. La bronca de Instituto se volvió visible por las declaraciones del presidente Gastón Degafot. “River y Boca deberían jugar la final y listo. Para que sea una copa federal hay que escuchar a los equipos chicos. No tenemos alternativas en esta situación: nos presentaremos con juveniles de la 4ta y 5ta división porque no tenemos habilitados a los refuerzos”, protestó el mandamás del club cordobés. Y amplió: “Si la cuestión hubiese sido al revés, el partido no se jugaría. Eso se lo dije a D’Onofrio”.
“Es un alivio que Boca haya aceptado postergar el partido. Habla de su grandeza como club. Nosotros mantenemos las mismas condiciones que ayer: no tenemos jugadores. Estamos entrenando con 10 futbolistas. Lo más coherente era posponer el juego”, le dijo a Clarín Ricardo Pancaldo, entrenador de Brown de Madryn. Y cerró: “Ahora vamos a tener un mes de trabajo. Para nosotros jugar contra Boca es una oportunidad histórica y queremos hacerlo en igualdad de condiciones”. La postura que tomó la dirigencia de Boca es opuesta a la de River. Se aclara, igual: aceptaron jugar el 13 de septiembre (un día después River se mide ante Wilstermann) porque no tiene competencias internacionales. “Es un verdadero papelón jugar,
una injusticia mayúscula”, había avisado el presidente de Morón, Alberto Ruben Meyer. Sin embargo, el choque con el Ciclón se confirmó para el domingo a las 15:30 en Lanús. Los mismo que Tempreley-Defensa y Justicia: lunes a las 18 en el Cilindro de Avellaneda.