Clarín

Argentina y Sudáfrica preparan el nuevo capítulo de una larga historia en común

Desde 1932, el rugby ayudó a construir una relación amistosa, que incluyó duelos durante el apartheid y, también, el apoyo sudafrican­o al ingreso Puma al torneo que arranca mañana.

- Mariano Ryan mryan@clarin.com

Lo marca la historia. Y los diferentes sucesos. La conexión entre el rugby sudafrican­o y el argentino siempre ha sido potente. Pero esa comunión va mucho más allá de aquel inolvidabl­e 1965. Todo arrancó en 1932, cuando los Junior Springboks visitaron por primera vez nuestro país un año después de su creación y jugaron dos encuentros. O en 1959, con la nueva gira del segundo selecciona­do sudafrican­o a tierras argentinas. O cuando pocos meses antes de ese viaje de 44 días en el que se jugaron 16 partidos que cambiarían todo para siempre, el sudafrican­o Danie Craven, uno de los mejores dirigentes de la historia del rugby, decidió enviar a Buenos Aires a un maestro como Izak van Heerden para preparar aquellos choques de 1965 con una concepción más integral del juego, consciente de que el talento y las destrezas argentinas podían derrotar a la superior capacidad física de los sudafrican­os. En esa gira nació una preparació­n inédita y, además, esa costumbre de ingresar caminando a la cancha, la palomita de Pascual, la “guadaña” de Poggi y aquel triunfo gigante ante los Junior Springboks en Johannesbu­rgo...

Pero también en ese 1965 se terminó de concretar una relación que nunca supo de dobleces porque a lo largo de los tiempos se repitieron los momentos en los que Sudáfrica y Argentina se apoyaron mutuamente para, literalmen­te, no desaparece­r del mapa rugbístico mundial. Por diferentes razones, claro.

Ocurrió en 1980, 1982 y 1984, cuando los Springboks no podían jugar internacio­nalmente por la política del apartheid que había instaurado su gobierno y a la Unión Argentina de Rugby eso no le importó. Por eso promovió un equipo llamado Sudamérica XV que, básicament­e, eran Los Pumas y que enfrentó el poderío de los sudafrican­os en ocho partidos. En definitiva, aquel equipo “argentino” hizo historia el 3 de abril de 1982 cuando en Bloemfonte­in ganó por 2112 con un try, una conversión, cuatro penales y un drop de Hugo Porta, autor de todos los puntos. Rodolfo O'Reilly -el entrenador de aquel conjunto que dos años después, ya siendo funcionari­o de Ricardo Alfonsín, censuraría el viaje de 1984- dijo alguna vez: “Los nuestros daban miedo si uno les veía las caras”; mientras, Nelson Mandela le confesaría al propio Porta que ese día él se hizo hincha del rugby argentino desde su celda.

Años más tarde, en 1994, cuando apenas habían transcurri­do seis meses de la abolición del apartheid, Los Pumas jugaron por primera vez en forma oficial en territorio sudafrica

no. Fue en Port Elizabeth, justamente, donde el rugby argentino volvió a gritarle al mundo que el deporte podía ser un arma de seducción tan poderosa como la política.

Otra vez pasó el tiempo, se sucedieron las visitas de uno y otro lado y con la llegada del dinero al rugby una Argentina amateur comenzó a perder terreno. ¿Qué hicieron los dirigentes sudafrican­os? Invitaron al primer equipo profesiona­l de nuestro país a jugar la Copa Vodacom, un torneo que demandaba prácticame­nte vivir cuatro meses en este país. Y así nació Pampas XV, génesis del actual plantel de Los Pumas ya que 15 de los 26 jugadores que llegaron a esta ciudad pasaron por aquel selecciona­do.

Pero los dirigentes sudafrican­os no se quedaron con aquella invitación. Cuando tras el bronce de 2007 el rugby argentino comenzó a exigir su lugar en un torneo anual, ellos se les plantaron a sus pares de Nueva Zelanda y Australia y pidieron la inclusión del selecciona­do al máximo torneo del hemisferio Sur. Es cierto que la llegada de los argentinos los beneficiar­ía deportivam­ente, pero nada los obligaba a tanto. O sí: la gratitud por los oscuros años 80. Lo mismo pasó con el Super Rugby en 2014: si Jaguares acaba de transitar por su segunda temporada en ese torneo se debe al apoyo de Sudáfrica, pese a Nueva Zelanda y Australia.

Mañana, la historia de Argentina- Sudáfrica tendrá un nuevo capítulo. Aunque para Los Pumas el partido del Nelson Mandela Bay podrá ser muy especial. Una victoria ayudaría a empezar a enterrar dudas; una derrota acrecentar­ía esas incógnitas. Y aunque Daniel Hourcade diga que “el sábado me jugaré la vida como lo hice siempre cada vez que entrené a un equipo” y asegure que no piensa en un cambio forzado de timón a casi dos meses del Mundial, el tucumano sabe que al selecciona­do se lo observará con lupa ante los Springboks. Los mismos que, de nuevo, serán protagonis­tas en otro capítulo de la historia del rugby argentino.

 ?? PRENSA UAR ?? Ensayo. La lleva Landajo, junto a Lavanini; detrás queda Herrera. Fue en la práctica de ayer. Los dos primeros serán titulares mañana.
PRENSA UAR Ensayo. La lleva Landajo, junto a Lavanini; detrás queda Herrera. Fue en la práctica de ayer. Los dos primeros serán titulares mañana.

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