“Con la misma celeridad que aumentan las prepagas, que se ajusten los haberes jubilatorios”
Me dirijo con esta carta a los señores miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación para implorarles que a la brevedad posible se expidan sobre la apelación de la ANSeS cuestionando el índice de actualización que este organismo debe aplicar para ajustar los haberes jubilatorios de los miles de jubilados y pensionados que aún no tenemos sentencia firme, y esperamos desde hace años una definición justa que nos corresponde por derecho. Les ruego dejar de lado ideologías políticas y presiones gubernamentales.
Recurro a la edad promedio de los señores jueces con la esperanza de que entiendan que les habla un viejo de la “tercera edad”, que ha comenzado a transitar la última etapa de su vida. No quiero llegar a los 100 años, si es que llego, sin recibir lo que me corresponde y darme algunos gustos, tantas veces postergados, antes de ingresar a un deplorable y deprimente geriátrico del PAMI. No cortamos calles, no nos encapuchamos ni amenazamos con palos y piedras. Exigimos que, de una vez por todas, se haga justicia y no pasen más de 10 años para cobrar lo que es nuestro. ¡No pedimos! ¡Exigimos lo que nos corresponde!
Lamentablemente, cuando la ilusión llegó a nuestras vidas disfrazada de una ley mentirosa y usuraria, un joven funcionario que llegará a viejo con otros ingresos, obviamente, apele alegremente las sentencias que no serían apeladas. Hoy vivimos en un limbo. A nadie le importa lo que le pasa a un jubilado. Sólo él y su familia lo sufren. La ANSeS tiene un discurso. Los medios dicen otra cosa y, por si fuera poco, los abogados del fuero previsional tienen otro punto de vista. Sólo un tonto puede creer que es muy dificultoso calcular correctamente un haber jubilatorio e intimar al organismo correspondiente a pagarlo en tiempo y forma.
¿Es lógico que debamos recurrir a acciones legales para conseguir lo que debería haber sido automático y sin piedras en el camino? Este es el país donde todo es posible. Lo bueno y lo malo. Lo justo y lo injusto. La explicabilidad de lo inexplicable. Mi condición de ateo me impide implorar en un templo, por lo que suplico a los señores jueces que se apiaden de estos pobres viejos, porque hay viejos ricos, y fallen a nuestro favor.
¡Basta de juicios, apelaciones y Reparación Histórica! No roben más nuestro dinero y lo que es más importante, no nos roben ilusiones basadas en promesas de campaña por parte de quienes no tienen que llegar a fin de mes con $ 6.000 pesos. Sólo pido que se aplique la misma celeridad que se utiliza para aumentar servicios, alimentos, medicamentos, prepagas y otros productos necesarios para vivir. No me equivoqué cuando mencioné la palabra “prepagas”. Hoy es una necesidad porque el PAMI es una institución desnaturalizada, incompetente y arrogante frente a los problemas de salud de “nuestros queridos abuelos”. ¡Será justicia!
Miguel Angel López emealopez@yahoo.com.ar