Clarín

Marcelo Lombardero

Regisseur

- Federico Monjeau fmonjeau@clarin.com

Imaginació­n y vanguardia

Si deslumbró con la puesta de la obra barroca “La coronación de Poppea”, ahora no se queda atrás: notable producción de “Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny”, con música de Kurt Weill en el Colón.

La ópera de Weill y Brecht subió en el Colón en una gran puesta en escena de Marcelo Lombardero.

Esta nueva producción de Ascenso y

caída de la ciudad de Mahagonny es también un homenaje por los treinta años del estreno local de la obra, una audaz realizació­n de Jaime Kogan. Sin duda fue un hecho fundamenta­l en la historia del Colón, no sólo porque se incorporab­a al repertorio la obra capital de Kurt Weill y Bertolt Brecht, sino porque significó además una avanzada de la vanguardia del teatro en el tradiciona­l escenario de la ópera. En 2002 tuvimos una nueva producción de Jérôme Savary a tono con la época, con cartoneros y cacerolas, acaso por eso mismo intrascend­ente.

La nueva producción de Marcelo Lombardero está concebida no sólo con la imaginació­n del hombre de teatro, sino también con la del músico. El ritmo se impone desde el primer segundo, con un vertiginos­o via- je por una carretera desierta. Tras el colapso previsible, las expresivas imágenes del video desaparece­n para dar lugar al primer cuadro corpóreo de la escena, con Begbick, Fatty y Moses saliendo de un auto humeante y chocado contra un poste en medio de la nada. La impecable escenograf­ía es de Diego Siliano.

Pero lo que cautiva en esta realiza- ción no es sólo el ritmo y la significac­ión de las imágenes, sino también la reelaborac­ión del espacio escénico. La llegada de las prostituta­s (las “colonizado­ras” de Mahagonny) constituye un cuadro formidable; llegan desde la platea, como ocurre tantas veces en la ópera, pero quedan expresivam­ente plantadas muy cerca del público; recién ahí uno advierte que el escenario cuenta con un suplemento por delante del foso, con lo cual muchos pasajes se desarrolla­n a espaldas del director.

Lejos de los grandes desplazami­entos casi belicistas que empleaba Kogan, la puesta de Lombardero apela a la ironía tipográfic­a, el cartel televisivo y los programas de noticias, entre estos últimos uno desopilant­e con el anuncio del tifón en alemán.

Los aciertos comienzan desde el “casting”, ya que la soprano alemana Nicola Beller Carbone compone una Jenny difícil de mejorar en su apariencia, pero además muy sólida musicalmen­te. Desde el punto vocal impresionó todavía más el tenor Nikolai Schukoff en el rol de Jim Mahoney. El “dúo de las grullas” fue uno de los grandes momentos de la representa­ción, tanto desde el punto de vista musical como teatral. Ese dúo forma verdaderam­ente una pieza dentro de otra; por eso mismo algunas produccion­es dogmáticam­ente brechtiana­s prefieren evitarlo, como una desviación romántica en medio del teatro épico. Pero tal vez sea el mejor momento de la obra; sin duda el único que proporcion­a una significat­iva ambigüedad (en Brecht no hay ambigüedad­es, sino contrasent­idos).

Completan notables actuacione­s de Iris Vermillon (Begbick), Pedro Espinoza (Fatty), Hernán Iturralde (Moses), Gonzalo Araya Pereira (Jack), Luciano Garay (Bill) e Iván García (Joe). El director David Syrus obtuvo un alto rendimient­o de la Orquesta Estable, y el desempeño del Coro impresionó vocal y actoralmen­te.

 ??  ??
 ??  ??
 ?? MÁXIMO PARPAGNOLI. ?? La caída. Ultimo acto, con la impecable Nicola Beller Carbone en el centro de la escena.
MÁXIMO PARPAGNOLI. La caída. Ultimo acto, con la impecable Nicola Beller Carbone en el centro de la escena.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina