El riesgo de perder una gran dupla
El sueño de Marcelo Gallardo de mantener el plantel para la temporada que ofrece los primeros pasos amaga con desmoronarse por completo: Sebastián Driussi ya festeja goles en ruso y Lucas Alario avisó que pretende emigrar a Alemania. La posible partida del
Pipa no sería el simple y doloroso adiós de un delantero letal al que nunca le pesó la camiseta de River. Se podría tratar de la pérdida de la dupla de ataque que mejor entendió la idea del Muñeco, la que además de efectividad y compromiso encontró brillo estético desde la empatía y las cualidades individuales. A Gallardo le duelen las noticias que llegan desde Europa porque sabe que demanda bastante tiempo inyectar a fondo una filosofía de juego en los futbolistas. Tendría que arrancar de cero. Y a un puñado de días de disputar los cuartos de final de la Libertadores ante Wilstermann.
La posible salida de Alario le dolería a River, pero no tanto como la de Driussi.
Son distintos Driussi y Alario. Pero se complementaban en la diferencia; se notaba que había sintonía fina entre ellos. La ausencia de Driussi produce nostalgia. Ya le pasó a Gallardo cuando debió sustituir al díscolo Teo Gutiérrez. Tanto el colombiano como el juvenil que ahora juega en Zenit, son delanteros con alma de enganches. Se mueven a espaldas de los volantes rivales, pueden asistir y hacer goles con la misma facilidad; pueden gambetear y manejar los hilos de los ataques. Son inteligentes para encontrar espacios y resolver. Hay pocos jugadores que sepan jugar bien con y sin la pelota en esos metros decisivos de la cancha. Tal vez la Gata Fernández sea el mejor ejemplo.
Por características, Alario sería más sencillo de reemplazar: hay delanteros de área de jerarquía. Aunque existe algo que tiene el Pi
pa que no se puede medir mirando un compacto o analizando estadísticas: personalidad para vestir la camiseta de River.
Sufre Gallardo por Alario y las ofertas. Sería, en definitiva, retroceder un par de casilleros.