Ricardo Kirschbaum
Mentiras verdaderas
n el mundo de la política abundan, diríamos, las mentiras de cabotaje. o las medias verdades. La inflación mal medida y la pobreza escondida para no “estigmatizar”, las carreras exitosas anteriores para explicar el enriquecimiento súbito y otras de otro alcance. El cabotaje, es decir nosotros, discernimos. En todo caso, queda en casa.
Con el pacto con Irán, que incluye los atentados contra la Embajada de Israel y la AMIA y desde hace más de dos años la nunca explicada muerte del fiscal federal Nisman, la manipulación de la verdad o la mentira lisa y llana sobrepasa, cruza, la frontera.
En la política suelen aparecer personajes que creen tener en sus manos soluciones má-
gicas. Entusiasman al poder y resultan aventuras que exigen una cadena de más ocultamientos, medias verdades y mentiras, para sostener el relato.
¿Quién puede explicar el por qué y para qué se hizo el pacto con Irán que pergeñó el kirchnerismo con el entusiasmo del ex canciller Timerman?
Una respuesta hay que buscarla en el realineamiento de política exterior que el gobierno de Cristina, con el auspicio del chavismo, intentó desarrollar.
Al entusiasmo de Timerman lo revelan la cerrada negación con insultos incluidos de su reunión en Aleppo con sus colegas de Siria y de Irán, informada en 2011 por el periodista José Eliaschev, quien fue acusado por el ex canciller de cualquier cosa, para ocultar que el fallecido periodista decía la verdad.
De nuevo: ¿qué fue a hacer Timerman con Siria e Irán en enero de 2011? Ahuad, ex embajador en Siria en ese tiempo ha confirmado en la Justicia que esa reunión existió, aportando detalles que la ratifican. Reveladas por Clarín partes de esa declaración, Timerman denunció al embajador por falso testimonio.
En catarata, el periodista de la Agencia Judía, Daniel Berliner, sumó una grabación con Timerman que revelan otros detalles acerca de cómo se gestó y se realizó ese encuentro.
Volvemos al entusiasmo de Timerman. Un mes después de esa reunión, en febrero, el entonces canciller y otros funcionarios incauta- ron en Ezeiza material secreto en un avión militar norteamericano. Fue la conocida ope
ración alicate de Timerman, que fue interpretada como un gesto del gobierno argentino para ratificar el cambio de rumbo en su política exterior e infundir confianza a Irán.
En marzo de 2013 el gobierno de Cristina hi-
zo entrar en vigor el Pacto con Irán para crear una “comisión de la verdad” sobre el atentado contra la AMIA.
Irán ignoró ese Pacto en la práctica, lo que dejó a Cristina y Timerman a la intemperie,
exhibiendo su amateurismo. Aquí, finalmente, el acuerdo fue volteado por inconstitucional por la Justicia al final de 2015, cuando ya agonizaba la administración kirchnerista.
A comienzos de ese mismo año, Nisman denunció por encubrimiento de los autores ideológicos iraníes de la voladura a Cristina, a Timerman y a De Vido, entre otros. Apareció muerto horas antes de concurrir al Congreso a hablar de su denuncia. Dos años y meses después no se sabe por qué murió. Contemporáneamente con la declaración de Ahuad confirmando la reunión de Aleppo, la Corte avaló la investigación por traición a la patria iniciada contra la ex presidente y el ex canciller. El caso que más preocupa a Cristina.
Pero la verdad tampoco llega. Algunas veces pareciera acercarse. Otras, irse más lejos o volver a estancarse. Es otra penosa deuda.
Timerman ha negado lo que él mismo confirma en un audio sobre su visita en 2011 a Aleppo.