EE.UU. estudia trabar el acceso de Venezuela a los mercados de deuda
El gobierno de Trump analiza prohibir la compra y venta de nuevos bonos del gobierno venezolano.
La Casa Blanca está considerando cerrarle a Venezuela la canilla de los dólares. Con el objetivo de presionar al régimen de Nicolás Maduro, los funcionarios de Donald Trump estudian prohibir la compra y venta de nuevos bonos del gobierno venezolano y de PDVSA, la petrolera estatal. Después de que el diario The Wall
Street Journal diera la primicia tras hablar en off the record con un funcionario de Trump, los títulos de deuda del país caribeño y los de su petrolera cayeron el miércoles en picada. El pánico sólo duró un día. Ayer jueves habían vuelto a sus precios habituales en los mercados secundarios.
Aunque no tan bajos como los del miércoles, esos niveles ya venían por los suelos. Los inversores están pagando tan poco como el 30% del valor nominal en bonos de PDVSA con vencimiento en 2037. De hecho ese fue el motivo por el que ayer recuperaron sus precios: la posibilidad de esa sanción por parte de EE.UU. ya estaba incluida en el precio al que ve- nían cotizando los títulos.
Según el diario financiero, las únicas emisiones de bonos que el gobierno de Trump admitiría serían las realizadas bajo la autoridad del Parlamento venezolano, de mayoría opositora y recientemente invalidado por la Asamblea Nacional Constituyente (de mayoría oficialista).
Como se demostró con la recuperación del precio de los bonos ayer, la posible sanción ya había sido descontada por los mercados. Si finalmente hay cambio de gobierno en Venezuela, los inversores imaginan que los bonos emitidos bajo el régimen de Maduro serán los últimos en ser amortizados tras un default.
Un ejemplo lo dio a principios de agosto el banco Credit Suisse, cuando prohibió a sus empleados que negociasen o aceptasen como garantía títulos emitidos por “cualquier entidad” venezolana después del 1° de junio de 2017, unos bonos de PDVSA que salieron al mercado en 2014 y un bono soberano venezolano al 6,5 % con madurez en 2036. “Queremos asegurarnos de que Credit Suisse no provea los instrumentos a nadie para violar los derechos humanos de los venezolanos”, dijo el banco queriendo vestir de ética su calculada decisión financiera. La entidad suiza demostró así haber aprendido la involuntaria lección que dio en mayo Goldman Sachs, cuando invirtió 2.800 millones de dólares en deuda venezolana (a un precio extraordinariamente bajo) y atrajo críticas de todos lados.
Castigar a un país a través de su deuda no es nada nuevo. Como represalia por la invasión rusa en Ucrania, el gobierno de Barack Obama ensayó una medida similar contra algunos bancos rusos en 2014: golpeó a la economía y contribuyó al desplome del rublo, pero no sacó a las tropas de Ucrania ni recuperó Crimea.
De acuerdo con Reuters, el gobierno venezolano tiene ahora mismo unos 2.000 millones de dólares en efectivo para cumplir con vencimientos de deuda por 1.300 millones de dólares a fines de año y con las importaciones de alimentos y remedios. Hay quien ve bien cualquier sanción contra Maduro pero otros advierten por efectos indeseados. Como le dijo a la agencia financiera Shamaila Khan, de la consultora AllianceBernstein, “el gobierno podría usarlo como una excusa para declarar el default, algo que le dejaría con más recursos disponibles porque ya no tendrían que cumplir con los vencimientos”. “De una forma extraña y contraintuitiva, podría ayudarles en vez de hacerles daño”, dijo.