Valerie Plame, ex agente de la CIA envuelta en un escándalo político en 2003, está indignada con el presidente. Y lanzó una campaña para juntar fondos.
Una ex espía quiere comprar Twitter y cerrar la cuenta de Trump
La ex agente de inteligencia Valerie Plame, la espía de la CIA que se vio involucrada en un escándalo político durante el gobierno de George W. Bush, volvió a ser noticia. Pero en este caso para expresar su indignación contra el presidente Donald Trump, especialmente por sus twits cargados de vulgaridad.
Plame acaba de iniciar una colecta de fondos o campaña de “crowdfunding” (red de financiación colectiva) para comprar Twitter con 1.000 millones de dólares y así poder cerrar la cuenta del mandatario. “No tenemos que esperar hasta 2020 para hacerle callar”, escribió en su cuenta de Twitter. Y señaló que es un precio bajo para quitarle a Trump su megáfono más poderoso.
En la página de “GoFundMe” de la campaña, la ex espía argumenta que “Trump ha dicho muchas cosas horribles en Twitter”. Sus tuits “causan daño al país y ponen a la gente en peligro”, apunta.
Para Plame, el presidente ha promovido la violencia contra los periodistas y, entre otras cosas, ha puesto en peligro a toda la población estadounidense con sus amenazas con una guerra nuclear con Corea del Norte. “Esto no es algo que solo ocurre on line. Trump utiliza Twitter como arma”, explica. Por eso, asegura, “es la hora de hacerlo callar”.
Sus palabras parecen haber tenido impacto en la población estadounidense. En menos de una semana lleva recaudado cerca de 6.000 dólares. La Casa Blanca salió a responderle y calificó la gestión de “un intento ridí- culo” de suprimir el derecho a la libre expresión del presidente.
Plame cuenta con cierto aval de la sociedad estadounidense después del escándalo en el que estuvo envuelta en 2003, durante la invasión estadounidense a Irak. Incluso en 2010 su figura se vio reforzada con una película de Hollywood donde el director Doug Liman recreaba su singular historia. Se llamó “Fair Game”, aunque en nuestro país se la conoció como “Caza a la espía”.
Todo comenzó cuando el esposo de Plame, Joseph Wilson, en ese momento embajador estadounidense en Irak, se le ocurrió contradecir al equipo de Bush. La Casa Blanca quería justificar la invasión sosteniendo que Saddam Hussein había comprado uranio enriquecido en Niger para desarrollar armamento de destrucción masiva.
Wilson viajó especialmente a la región y luego escribió una columna en el diario The New York Times denunciando que las afirmaciones de Bush y su equipo eran falsas. Incluso los acusó de manipular a la opinión pública en relación con la capacidad de Irak para fabricar bombas atómicas.
Ocho días después, como venganza, la Casa Blanca filtró a varios periodistas cercanos que la esposa de Wilson era espía de la CIA. Esto puso en peligro la vida de Valerie Plame y derrumbó su carrera. Primero se recluyó, tratando de proteger a su familia, y dos años más tarde abandonó el servicio secreto.