Clarín

Campanella se anima en la TV con los más chicos

Tras el puntapié que dio con “Metegol”, se mete con una serie animada, que desde el lunes irá por Discovery Kids.

- Diego Jemio Especial para Clarín

Juan José Campanella hizo el chiste cuando estrenó Metegol. Y ahora lo repite con un nuevo proyecto de animación. “Es el primer género que me interesó. Me pasé los primeros diez años de mi vida viendo dibujitos”, cuenta con una sonrisa. Esta vez el director puso su talento al servicio de Mini Beat Power Rockers, la serie de animación desarrolla­da por Discovery Kids y Mundo Loco -el estudio de animación fundado por él-, que se estrenará el lunes, a las 17.30, por el canal de cable infantil.

La serie tendrá 52 episodios de 5 minutos, con 26 canciones originales. Cada capítulo se referirá a un género musical. Además habrá informació­n sobre instrument­os, ritmos, escalas y armonías, con la idea de descubrir la música y la creativida­d. Los protagonis­tas de estas aventuras serán Fuz, Wat, Myo y Carlos, un grupo de niños que sueña con quedar en la historia formando una banda de rock. Y, en el medio, está la niñera Dolores, que sólo quiere algo de paz para conectarse a las redes sociales.

Campanella, creador de la serie junto al guionista Gastón Gorali, cuenta cómo fue el proceso creativo, el desafío de llegar a la cabeza de chicos hiperconec­tados (el público del canal tiene entre 4 y 8 años) y analiza el “momento de transición” de la TV. -Los personajes de “Metegol” eran bastante “reales”. ¿Qué te interesa de este formato corto y para espectador­es aún más chicos? -Me interesa mucho el humor inmediato de estas series. Eso te permite ir a lo absurdo, un territorio en el que cualquier cosa puede pasar. En ese sentido, Metegol estaba a mitad de ca- mino. Eran dibujos semi realistas; había un código del que no podías desprender­te. Por ejemplo, los personajes no volaban ni se les caía la mandíbula. Me encanta la animación, tanto de niños como de adultos. Para mí no hubo una interrupci­ón en el consumo de ciertas cosas: leía historieta­s de chico y lo hago ahora también. Lo mismo con la animación. Pensé este trabajo como un homenaje a “Tex” Avery (animador de Hollywood y creador de personajes como Pato Lucas, Bugs Bunny y Droopy) y a las cosas con las que crecí. Esta serie es un paso más, una animación de calidad internacio­nal. En la Argentina, el género siempre estuvo marcado por las subidas y bajadas del dólar. -¿La duración tiene que ver con un público hiperconec­tado y disperso? -Fijate que los dibujos de “Tex” tenían la misma duración. Ahora el tiempo vuelve a encajar perfecto y se puede ver desde cualquier dispositiv­o. Ten- go un hijo de 10 años, así que me vi la última década de animación en la televisión. Yo también pensaba que eran dispersos, pero en realidad tienen una capacidad de procesamie­nto de datos más veloz que la nuestra. Fede mira programas que no entiendo; son cosas lisérgicas que aún no logro descifrar. Antes, teníamos que bajarnos al nivel de un chico. Ahora, a la hora de crear, tenemos que estar a la altura de ellos. -Pasó más de una década desde que hiciste “Vientos de agua”. ¿Es impensado en la televisión de hoy ver algo así? -Si me lo preguntaba­s hace dos años, te hubiese dicho que es imposible. Hoy se está hablando de proyectos de ese formato -de 10 a 13 capítulos-, con coproducci­ones regionales. Hay un proyecto dando vueltas sobre la conquista española con presupuest­os de medio millón de dólares por capítulo. -Pero “Vientos de agua” se estrenó en un canal de aire... -El colapso de la ficción en la televisión de aire es un fenómeno mundial. Ya nadie quiere ver tandas. Pero estamos en un proceso de transición y el modelo comercial sigue atado al corte publicitar­io. Mientras el streaming siga mandando, vamos a ver proyectos de ese nivel. -¿Entonces el espectador de sala va camino a la muerte? -Tu pregunta me duele porque tenés razón. Si hoy presentara en Hollywood un proyecto como El hijo de

la novia, segurament­e la respuesta sería: “Me encanta. Va para Netflix”. No hay lugar para otra cosa que no sea la súper acción. Si no es de ese género, el cine va camino a ser un fenómeno del Siglo XX. -¿Te entristece? Cambia el formato. -Porque terminará el cine como lo conocimos y amamos. Me refiero a la oportunida­d de reunir a personas en un solo lugar y riéndose de las mismas cosas. -Bueno, el teatro da esa posibilida­d. -Sí, Creo por que eso lo ahora hago me para dedico juntaral teatro.a 500 personas bajo un mismo techo.

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Campanella, padre. “Me vi la ultima década de animación en la TV”.

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