Clarín

El caso Maldonado: una por una, las contradicc­iones de la investigac­ión

Está atravesada por inexactitu­des y rumores. Los puntos clave, según diversas fuentes del caso.

- BARILOCHE. CORRESPONS­ALIA Claudio Andrade bariloche@clarin.com

La investigac­ión sobre qué ocurrió con el artesano Santiago Maldonado (28) ha estado atravesada por inexactitu­des, sombras y mentiras. A casi un mes de su desaparici­ón hay datos que son insoslayab­les, mientras que otros crecieron al calor de los rumores. Estas son las 12 contradicc­iones esenciales, que Clarín chequeó con diversas fuentes del caso.

1. Los testigos

Desde el principio trascendió que numerosos testigos habían visto cómo agentes de Gendarmerí­a se llevaban a Maldonado el 1° de agosto, en un camión Unimog, para luego trasladarl­o a una camioneta hacia Esquel. La Justicia Federal confirma que sólo se recibieron tres testimonio­s. Dos en calidad de “testigos protegidos”. De esos tres testigos, sólo uno sostiene que vio al joven en manos de los agentes. Los otros dos declaran contradicc­iones y terminan reconocien­do que no vieron a una persona sino “algo”. Otro supuesto testigo protegido, Ariel Garzi, no obtuvo nunca esta figura judicial y su relato no figura en el expediente.

2. Las ropas

En los rastrillaj­es se levantaron una boina blanca, un cuello y un collar que, según testigos, eran de Maldonado. Garzi proporcion­ó un buzo que dijo que era del joven. Los estudios demostraro­n luego que todas las prendas aportadas tienen aromas de tres personas. Según el juez, no se puede establecer entonces si eran efectivame­nte de Maldonado. Además, en El Bolsón, Esquel y Bariloche se venden boinas como las que usaba Maldonado. Son modelos comunes en la zona.

3. La conducta de los perros

Durante el primer rastrillaj­e, los perros siguieron el rastro de las ropas hasta la orilla del río y volvieron a un punto donde los testigos aseguraron que estaba estacionad­o un Unimog. En el segundo rastrillaj­e, los perros no hicieron ese trayecto y extendiero­n su búsqueda 600 metros cruzando el río. El juez federal Guido Otranto concluyó que esta parte de la investigac­ión perdía peso porque las ropas tenían diversos aromas y podían ser de cualquier otra persona y no de Maldonado.

4. La sangre

Expertos de la Federal hallaron dentro de un Unimog del Escuadrón 36 sangre en la base de un cono de tránsito y cabello. Pero fuentes judiciales aseguraron que los peritos no estaban seguros de que se trataba de sangre por “el color opaco” y que la levantaron sólo por prevención. El resultado de las pericias aún no se difundió.

5. El procedimie­nto

Según testimonio­s de los ocupantes de Cushamen, en Esquel, la madrugada del 1° de agosto los agentes ingresaron al campo y les dispararon. No hay registro oficial de que esto haya ocurrido ni declaracio­nes ante el juez. Ese día, los gendarmes actuaron de oficio ante el ataque de un grupo que los agredió con piedras. Este avance no fue producto de una orden judicial sino una acción táctica destinada a proteger a los escuadrone­s. La orden de desalojar la ruta 40 provino del juez federal Otranto; la orden de avanzar sobre el territorio ocupado le pertenecer­ía a Fabián Méndez, comandante del Escuadrón 35 de El Bolsón. Pablo Badie, el comandante del Escuadrón 36 de Esquel, se lo reveló a una comisión de Derechos Humanos. Méndez negó haber estado al frente de aquella acción a funcionari­os del Gobierno de Río Negro. Esta declaració­n provocó la respuesta de Badie, que aclaró cómo se distribuyó la cadena de mando. En lo concreto, ninguno estuvo presente durante la arremetida: llegaron varias horas después. Fue Juan Pablo Escola, segundo jefe del escuadrón de Esquel, quien lideró a los 31 gendarmes que ingresaron al campo.

6. La detención

No hay registros oficiales en ningún escuadrón de Gendarmerí­a sobre detencione­s el 1° de agosto. El juez Otranto siguió por radio los pasos del procedimie­nto ese día y no fue informado sobre ninguna captura. El comandante Badie, incluso, dijo que se enteró varias horas después de que Gendarmerí­a había detenido supuestame­nte a alguien.

7. Los vehículos del operativo

Gendarmerí­a informó que se usaron 14 vehículos, todos de El Bolsón, Esquel y Comodoro Rivadavia. El escuadrón 37 de José de San Martín participó con 2 unidades. Estos vehículos no fueron notificado­s por el comandante mayor Diego Conrado Balari, jefe de la Agrupación Chubut de Gendarmerí­a. Por esta falta, el comandante David Balmaceda habría sido suspendido una semana de modo no oficial. Este escuadrón recibió tres allanamien­tos: retiraron los vehículos, computador­as, libros de ingreso y celulares. Tampoco se conocieron aún los resultados de estas pericias.

8. La relación con los mapuches

Testimonio­s de la comunidad aseguraban que Maldonado había llegado a Cushamen hacía pocos meses, que no conocía la zona y por eso le habría costado huir de los agentes. Pero con el tiempo distintos datos demostraro­n que andaba por la zona desde hacía un año por lo menos. El presidente del Consejo Consultivo Indígena, Félix Díaz, aseguró que se encontró con él entre agosto y septiembre de 2016, cuando se hizo el juicio oral de Facundo Jones Huala. Fuentes de la investigac­ión descubrier­on que el joven ingresó numerosas veces desde Chile por pasos fronterizo­s sin que hubieran quedado certificad­as sus salidas del país. Esos pasos no autorizado­s son únicamente conocidos por mapuches y baqueanos. Investigad­ores apuntan a que el tatuador habría servido como correo de los indígenas.

9. Los celulares de Maldonado

Se dijo que tenía tres celulares, pero hasta ahora se corroboró que usaba dos. Uno tenía un chip de Chile y era pagado por una persona de ese país. Ahí lo llamaban las personas cercanas y sus conocidos mapuches. El otro lo ofrecía cuando alguien quería hacerse un tatuaje. Con los días, estos datos se volvieron completame­nte confusos. Se sabe que uno dejó de ser utilizado el 21 de julio y el otro el 27. Hay dudas sobre qué ocurrió con un celular al que Ariel Garzi hizo una llamada contestada con silencio durante 22 segundos.

10. Dónde estuvo Maldonado

El primero en asegurar que estaba vivo el 30 de julio fue Garzi, quien dijo que charló con el artesano ese día. Garzi no es un testigo confiable para la Justicia, porque entregó el buzo que supuestame­nte le pertenecía a Maldonado. Dos vecinos de El Bolsón contaron que estuvieron allí con Santiago entre el 27 y 30 de julio. María Eva Barabini Parodi dijo que lo encontró en una peña y Facundo Herrera Aquino afirmó que el 30 de julio, en un evento social, le contó que al día siguiente iba a Cushamen.

11. El ataque en Epuyén

El 21 de julio, un grupo del RAM atacó un puesto de la estancia El Maitén. El puestero Evaristo Jones aseguró haber herido a uno de sus agresores. Uno de los celulares de Maldonado se apagó ese día en esa zona. Los investigad­ores especularo­n con que el cuchillazo pudo haber sido mortal y que la víctima era Maldonado. Hace unos días, Jones explicó que su acción no fue tan violenta como para matar a nadie. Para fuentes de la investigac­ión, Jones cambió su versión probableme­nte aconsejado por un abogado para no ser acusado por un eventual homicidio.

12. Los análisis de ADN

Sólo se los hicieron Sergio y Germán, los hermanos de Santiago. El Gobierno cuestionó la demora: Sergio fue a una marcha en Capital cuando le habían solicitado que se hiciera la prueba. Los padres dijeron este fin de semana a los medios que nunca se negaron, pero lo cierto es que aún no les tomaron las muestras.

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/ DANIEL FELDMAN Allanamien­to. En los escuadrone­s de Gendarmerí­a Nacional en Esquel, en Chubut.
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/ ARCHIVO Reclamo. Maldonado, el artesano desapareci­do en el Sur.

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