Clarín

Robos a escuelas: sufren un ataque por día en Provincia y los chicos pierden clases

En lo que va del año se denunciaro­n saqueos, destrozos y agresiones de todo tipo. Las autoridade­s dicen que no se puede poner un policía por institució­n que falta un cambio cultural.

- Diego Geddes dgeddes@clarin.com

Llegar al patio no es una tarea sencilla para los chicos. La ceremonia dura casi 30 segundos. Zulema Aranda saca el pasador de hierro que traba la ventana, después usa una de las 20

llaves que carga para abrir una primera puerta enrejada y a continua- ción abre una segunda reja, colocada para cubrir los huecos que deja libres la primera de las rejas. Si esta maniobra “de liberación” se hace rápido es solo porque Zulema trabaja hace 15 años en la escuela y conoce el juego de llaves de memoria. “Si este manojo de llaves te parece mucho, ni te imaginás lo que es el juego completo”, aclara.

La escuela parece Alcatraz: cada puerta tiene llave. Cada ventana tiene rejas. Y a pesar de que levantaron un paredón más alto, ningún lugar parece del todo seguro. “Hay veces que al patio ya no podemos salir porque nos

tiran piedras desde el asentamien­to de al lado”, cuenta.

Esta es la realidad cotidiana de la Escuela Media 24 de Ingeniero Budge, pero aplica también para muchas otras escuelas de la provincia de Buenos Aires. Según estadístic­as del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, en lo que va del año se denunciaro­n 111 robos, lo que supone uno cada dos días. Y si se suman las denuncias por daños, hurtos e intimidaci­ón pública, en total son 266, más de un ataque por día. De todas maneras, desde el Ministerio aclaran que las cifras son inferiores respecto de años anteriores. En 2015, por ejemplo, hubo 181 robos y 441 actos de vandalismo, según afirman.

En la recorrida con Zulema, la escuela parece una cáscara vacía. Su voz retumba por todos lados. Por momentos, pareciera una expedición. Subimos al primer piso como si estuviéram­os detrás de la búsqueda del tesoro. Llegamos a un cuarto en donde hay más de 20 computador­as: parece la bóveda de un banco, con re

jas por todos lados, incluso en ventanas por las que, en teoría, no podría pasar nadie. El botín más preciado de las escuelas son las computador­as. Pero en las escuelas en donde hay comedores y merenderos, también se llevan las ollas de gran tamaño: “Valen 5 mil pesos, pero las terminan vendiendo por el precio del aluminio, a 200 o 300 pesos”, denuncia Jorge, encargado del comedor escolar.

Clarín recorrió varias escuelas del Conurbano durante las vacaciones de invierno, una época en la que los robos y el vandalismo aumenta porque los edificios están más despro

tegidos. Entre julio y agosto hubo ro- bos en la Escuela 15 de Zárate (se llevaron computador­as y rompieron la heladera, pese a que ya había sido robada 20 días antes), en la Escuela Técnica 2 de Ituzaingó (forzaron un portón y se llevaron herramient­as de un armario), en la Escuela 41 del Barrio La Granja, en La Plata; y en una escuela de Bosques, en Florencio Varela, de donde se llevaron los instrument­os musicales.

“Están robando por lo menos entre tres y cuatro veces por semana en el predio. Entran por los techos y arrancan directamen­te las rejas de las paredes”, relata Sebastián Mendizábal, coordinado­r de la orquesta de la escuela de Bosques.

Entre el 29 de julio y el 2 de agosto, dos escuelas secundaria­s de Mariano Acosta sufrieron incendios intenciona­les. Una de ellas -la Escuela N°23- no pudo volver a las clases después de las vacaciones de invierno, mientras que la otra -la Escuela N° 29está intercalan­do los días de clases para sus alumnos porque no tiene aulas disponible­s para todos. Fuera del Conurbano también pasa: en San Nicolás se robaron toda la comida que estaba guardada en la Escuela Remedios de Escalada, en el tercer robo en el mes que sufrieron.

Por supuesto que no solo en la provincia de Buenos Aires se dan los robos. En Rosario se llevaron la cortadora de fiambre de una escuela. Y también asaltaron la Escuela 11 de la Ciudad de Buenos Aires. Las consecuenc­ias de los robos muchas veces repercuten directa-

mente en la suspensión de las clases. Pasó en San Francisco Solano este año: en la Escuela 64 tuvieron que suspender las clases porque habían

robado 7 veces en tres meses. Y en Villa Fiorito siete escuelas públicas también protestaro­n por los robos y

decidieron dejar de dar clases. Pero están también los daños indirectos, relacionad­os con los robos a los docentes. “En mayo robaron en la escuela de Esteban Echeverría en donde doy clases -cuenta Cecilia-. Pero hay

muchos casos de robos a docentes en la puerta de la escuela y compañeras con licencia por el trauma que les deja el asalto”, agrega.

Según los investigad­ores, en la mayoría de los casos actúa gente del ba

rrio, que sabe en donde se guardan las cosas de valor. No hay bandas delictivas que se dedican a esto, sino que simplement­e son robos buscan

do algún objeto de valor para revender. A veces solo es vandalismo.

Para las autoridade­s del Ministerio de Educación provincial, la solución no pasa por poner un policía en cada escuela, algo que además es imposible. “Primero que no sería posible en términos de cantidad de agentes. Pero además no resuelve el problema más que a corto plazo. Hay que trabajar con toda la comunidad educativa y con los padres, porque en la mayoría de las veces los daños y los robos son cometidos por alumnos o ex alumnos”, dice Sergio Siciliano, subsecreta­rio de Educación provincial.

Si Sarmiento pensó en la arquitectu­ra de las escuelas como algo central de los planes educativos (“No solo debe reinar en ellas el más prolijo y constante aseo, sino también tal comodidad para los niños, y cierto gusto y aún lujo de decoración, que habitúe sus sentidos a vivir en medio de esos elementos indispensa­bles de la vida civilizada”), da la sensación de que este nuevo modelo de escuelas con rejas, candados, agujeros de balazos en los vidrios y condicione­s tan precarias son el preanuncio de un futuro complicado.

 ?? MARIO SAYES ?? Repleta de llaves y candados. Zulema Aranda, frente a uno de los muros de la Escuela Media 24 de Ingeniero Budge.
MARIO SAYES Repleta de llaves y candados. Zulema Aranda, frente a uno de los muros de la Escuela Media 24 de Ingeniero Budge.
 ??  ?? Reja forzada. La Escuela 64 de San
Reja forzada. La Escuela 64 de San
 ?? GUILLERMO ADAMI ?? Franciso Solano: 7 robos en 3 meses y clases suspendida­s.
GUILLERMO ADAMI Franciso Solano: 7 robos en 3 meses y clases suspendida­s.

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