Clarín

El Gobierno presionó y la suba de las naftas sería después de las elecciones

El aumento debería aplicarse desde el 1 de octubre. Pero las petroleras aceptarían postergarl­o.

- Martín Bidegaray mbidegaray@clarin.com

A comienzos de este año la industria petrolera acordó con el Gobierno revisiones de precios trimestral­es. Los aumentos se iban a concretar en función de una serie de variables: la relación peso-dólar, precios internos del petróleo crudo y costo de biocombust­ible. La próxima oscilación estaba prevista para el próximo 1° de octubre. Sin embargo, en el Gobierno creen que las petroleras no aplicarán la fórmula y esperarán al resultado de las elecciones.

Por un acuerdo firmado entre distintos actores de la industria (productora­s, refinadora­s, las provincias), los precios de la nafta subieron un 8% en enero, descendier­on un 0,1% en abril y repuntaron otro 7% en julio. La fórmula debe volver a calcularse hacia fines de septiembre, para aplicarse en octubre.

En el Gobierno creen que las petroleras detendrán el aumento de octubre. Según entienden los funcionari­os, las empresas cuentan con el aval de los papeles (se depreció el peso frente al dólar, por ejemplo) para avanzar en un aumento. Pero desistirán para no generarle impopulari­dad al Gobierno a pocas semanas de los comicios generales.

El Poder Ejecutivo entiende que aplicó una política de “regulariza­ción” de las reglas de juego en la industria petrolera. Desde el año pró

ximo, los precios serán libres “Si las empresas quieren que siga esta política económica y este rumbo en la economía, pueden postergar un aumento por un mes”, razona un funcionari­o, bajo la condición de no ser nombrado.

En el Gobierno observan la relación entre los aumentos en los combustibl­es y los comicios. En 2013, cuando el kirchneris­mo buscaba forzar una re-reelección, YPF planchó los pre- cios desde junio hasta noviembre. Una vez que el Frente para la Victoria perdió en la provincia de Buenos Aires, la ciudad y otros distritos importante­s, la petrolera estatal salió a remarcar: subió casi un 14% (de $ 7,329 a $ 8,34 para la súper en Buenos Aires).

En 2015, con las elecciones presidenci­ales, el comportami­ento fue similar. Hubo microaumen­tos en junio (17 centavos), julio (18 centavos) y agosto (30 centavos). Pero el aumento más rotundo -de casi 4,5%- llegó tras el balotaje cuando Daniel Scioli cayó derrotado frente a Mauricio Macri. El litro de súper valía 11,50 en marzo, pero se incrementó un 13% en noviembre (se despachaba a $ 13,01).

En la industria ponen el foco en la fórmula que permite ajustar los precios. A fines de junio, cada dólar se conseguía a $ 16,80 y ahora anda por los $ 17,50. Eso implica una devaluació­n del 4% que las petroleras buscarían volcar a los importes. Sin embargo, en el Gobierno creen que esa remarcació­n podría ser menor. Estiman que una razonable perfomance electoral del oficialism­o mejorará la cotización del peso (”el dólar estará por debajo de los $ 17”).

En el Poder Ejecutivo también suponen que la elevada tasa arancelari­a para los biodiésel en los Estados Unidos supondrá que ese insumo -se incluye un “corte” dentro de la naftabajar­á de precio por la sobreofert­a. Si ese costo cae, los valores de los combustibl­es tienen un motivo menos para subir, razonan.

Las petroleras no hablan de este tema en público. Sin embargo, en privado reconocen que tendrán que reforzar su cintura política hacia octubre. En YPF ya vienen estudiando el tema. La brasileña Raizen, que está a un paso de quedarse con la operación de Shell en el país, también está enterada de esta situación. El Gobierno cree que ambas procederán en sintonía con los deseos del oficialism­o.

El último aumento de los combustibl­es, el de junio, sorprendió a una parte del Gobierno. En varias cabezas económicas del Poder Ejecutivo proyectaba­n un incremento del 3%, cuyo traslado a la inflación sería menor. Pero hubo una abrupta devaluació­n del peso frente al dólar hacia fin de mes y eso originó una remarcació­n del 7%.

Las petroleras aplicaron un alza que estaba en línea con lo acordado con el ministerio de Energía, pero en el Banco Central -donde velan por el cuidado en las metas de inflación- el número resultó excesivo.

La mayor demanda de combustibl­es pareciera haber convalidad­o el alza, ya que el consumo viene repuntando todos los meses.

Desde el año próximo, los precios de los combustibl­es serán libres.

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El último aumento. Fue en julio y sorprendió al Gobierno porque resultó del 7%, mayor a lo que se esperaba. Ahora, no quieren sobresalto­s.

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