El déficit fiscal, las tasas y los costos, en la agenda de los negocios
“Para mover un mamut no hay que hacer fuerza sino hacerle cosquillas”, soltó Marcos Ayerra, tal vez para sintetizar el rol que cumplen los incentivos correctos en la política económica. Ayerra es el presidente de la Comisión Nacional de Valores y ante un auditorio con una convocatoria po
cas veces vista, insistió en el desarrollo del mercado de capitales, en su visión la gran palanca para financiar el desarrollo. Eran las 10 y el encuentro organizado por la Asociación Em- presaria Argentina ya se había convertido ayer en una plataforma para mensajes del Gobierno a interlocutores que toman decisiones.
Pero del lado empresario también hubo mensajes, como el que expresó Alberto Grimoldi , que ironizó al definirse como “zapatero ignorante”. Grimoldi disparó: “Argentina gasta más
de lo que recauda. Soy un enfermo del tema fiscal y veo en el Gobierno una clarísima vocación por atacar el tema. No vamos a triunfar sino lo atacamos”. Coincidió Marcelo Mindlin: “La preocupación por reducir el déficit sin afectar la actividad, el consu- mo y la inversión es compartida por el empresario y el gobierno”.
Carlos Ormaechea, de Tecpetrol, resaltó otros problemas. Tras afirmar que Vaca Muerta es al país lo que resultó la revolución de la soja y que el yacimiento puede competir con los mejores del mundo, remarcó que hay
que bajar costos: “La arena, clave en las perforaciones, sale US$ 50 la tonelada pero colocada en el yacimiento trepa a US$ 250”. Otros resaltaron el momento. “Aquí están los optimistas de la primera hora y los que se están sumando”, decía Mario Blejer que destacó un crecimiento mediocre en
el mundo que implica que no subi
rán las tasas, algo que ayuda a la Argentina. Miguel Bein sonreía cerca suyo: fue el primero en vaticinar el arranque de la economía.
Por cierto, se percibía alivio por haber dejado “atrás un horizonte nebu
loso y plagado de amenazas”, afirmó otro asistente en obvia referencia al resultado de las PASO. Hay sectores, sin embargo, en terreno resbaladizo. El propio Grimoldi admitió que este era un año duro. José Moreno, presidente de La Serenísima, contaba que las ventas dejaron de caer, mientras describía un desarrollo de la firma, un concentrado de proteínas lácteas micro particuladas que ya está en las góndolas impulsando ventas. Luis Pagani, socio en la láctea, celebraba la novedad y asentía Daniel Fernández, jefe de Carrefour que acaba de ser elogiado nada menos que por Federico Sturzenegger por su decisión de congelar precios por seis meses.
En el Palacio Duhau estaban los presidentes de las asociaciones empresarias, desde Luis Miguel Etchevehere de la Rural a Adelmo Gabbi de la Bolsa. Al diputado Eduardo Amadeo le preguntaban sobre la reforma impositiva y deslizó: “se viene un
cambio cultural”. Lo escuchaban Clarisa Lifsic, Alicia Caballero y Marina dal Pogetto, la flamante candidata a directora del Central. Isela Costantini contaba el desafío de desempeñarse en una empresa familiar, tras su paso por General Motors y Aerolíneas. Está escribiendo un libro.
Guillermo Ambrogi de la Cámara española, aseguraba que hay firmas en pleno desembarco, Idéntica impresión se había llevado de una reunión en la embajada de Corea, Sergio Galván del Santander. Pero Daniel Marx advertía que afuera se está em
pezando a mirar la competitividad. A las 12,40, algunos como Cristiano Rattazzi, dejaban el lugar: la cúpula de la UIA había comenzado a almorzar con Nicolás Dujovne.