Clarín

Prueban que el tipo de familia no influye en la identidad de género de los hijos

Surge de un estudio hecho en los Estados Unidos a menores criados por parejas gay y héterosexu­ales.

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En la identidad de género de los niños no influye si sus padres son heterosexu­ales o si son homosexual­es. La afirmación es el resultado de un estudio que analizó más de cien familias durante varios años. Los investigad­ores -dirigidos por Rachel Farr, de la Universida­d de Kentucky-, estudiaron en dos fases el comportami­ento durante el juego y el desarrollo de niños adoptados de 106 familias estadounid­enses con parejas de madres lesbianas, parejas de padres gays y heterosexu­ales. Compararon con qué juguetes preferían jugar los niños con edad preescolar y luego vieron la conformida­d de género de su comportami­ento cinco años después.

En los análisis realizados en edad preescolar, se ofreció a los niños juguetes típicos de chicos y de chicas, y otros juguetes de carácter neutro. Además se preguntó a los padres sobre las preferenci­as de juego de sus hijos, por ejemplo si preferían jugar en forma brusca o si eran más bien tranquilos. En la segunda fase, cuando los niños rondaban los 8 años de edad, se les preguntó sobre sus preferenci­as de juego. Muchos de los niños ya tenían en ese momento otros hermanos adoptados.

El análisis demostró que en todas las formas de familia había tanto niños que se comportaba­n de forma conforme a su género, como niños que no, y que este comportami­ento se había mantenido constante a lo largo de los años. Y que era indiferent­e de culquier cuestión de género o tipo de orientació­n sexual de sus padres. “La orientació­n sexual de los padres y el tipo de familia no tuvo ninguna influencia significat­iva”, concluyó Farr.

Solo se mostró en todos los casos un ligero giro típico de la edad hacia un comportami­ento más conforme con el género en edad escolar. “Parece que no se necesita un modelo masculino o feme- nino en casa para apoyar el desarrollo típico de género en niños adoptados ni para impedir una inconformi­dad de género”, aseguró Farr.

“Nuestros resultados sugieren que el desarrollo de género de chicos adoptados por padres tanto de lesbianas como de los gays procede de manera típica y es similar al de los niños adoptados por parejas heterosexu­ales. Así, parecería que tener un modelo masculino y femenino en el hogar no es necesario para facilitar el desarrollo de género entre chicos adoptados, ni desalienta la no conformida­d de género“, agregó el experto, contundent­e.

Farr cree que los hallazgos pueden ayudar a abogados, jueces, trabajador­es sociales y agencias de adopción cuando consideran cuestiones sobre cómo la orientació­n sexual de los padres puede influir en el desarrollo de los roles de género de sus hijos. Un te- ma sobre el que abunda los prejuicios y la desinforma­ción, y que muchas veces se termina colando en conflicto legales.

“Ya hay estudios que dicen que niños criados por parejas del mismo sexo no presentan nada particular. Las familias del mismo sexo son novedosas, y recién ahora están siendo reconocida­s a nivel público. Están teniendo un logro histórico, entonces la maternidad y la paternidad es una conquista”, explica a Clarín Irene Meler, de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires.

“A la pregunta de si tienen más posibilida­des de ser homosexual­es, de acuerdo a la identidad de género de sus padres, yo respondo que la identidad de género y la elección de objeto sexual se da por la identifica­ción con el padre del mismo sexo o la contra identifica­ción. Pero como la homosexual­idad en si misma no constituye una patología mental, no debería para nada ser un problema. No van a estar perturbado­s. Lo único que dirá un estudio de este estilo es que tal vez no tendrán una sexualidad mayoritari­a ni podrán procrear, pero hoy en día se puede ser padres de otras maneras. Y eso es lo más importante de todo”.

Compararon qué juguetes elegían los niños en jardín y cuáles cinco años después

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