Tiempos de póker por TV... y sin balazos

Cuando los mayores decían “no tenés edad para eso”, uno podía frustrarse por el impedimento o ilusionarse con la perspectiva. Alguna vez, en efecto, hubo edades para ponerse pantalones largos, ir con amigos a la cancha, tomar una cerveza (siempre en verano) o volver solo de los asaltos... Los asaltos -aclaremos por las dudas- eran bailes en casa de amigos, una previa en lenguaje de época, por lo gene- ral con luz diurna y bebidas cola.

También había edades para los juegos de cartas. El primero, apto para infantes, era la Casita Robada, para participar de una mano con identificar los palos de la baraja. Ya en la Primaria, con capacidad para sumar y restar, se agregaba la Escoba de 15, pasatiempo familiar por excelencia en las Fiestas. La posibilidad de triunfo era directamente proporcional a la habilidad y rapidez para las cuentas. En la temprana adolescencia se incorporaba el Truco, juego nacional que auspicia el engaño. El paso siguiente del recorrido, algo así como una Licenciatura en Naipes, era el Póker.

Al Póker, así con mayúscula, jugaban Frank Sinatra en “El hombre del brazo de oro”, Kirk Douglas en “Duelo de Titanes”, James Garner en “Maverick”... Volaban las fichas y aparecían los revólveres. Póker se asociaba a fulleros, mujeres de mal vivir, poca luz, mucho humo y escaleras reales a cada rato. Hoy el Póker se transmite por TV. Alrededor del paño se sientan una chica de rasgos asiáticos, un ama de casa con kilos de más, un chico de gorrita y visera al revés y un señor con aspecto de granjero del medio oeste norteamericano. Apuestan más que en las películas, pero a ninguno se le va a escapar un balazo debajo de la mesa.