Clarín

Messi se enganchó con la propuesta, pero como siempre faltaron socios

Leo intentó todo, pero no pudo ser héroe. “Estuvo enorme. Se hizo cargo del momento nuestro”, dijo Sampaoli.

- MONTEVIDEO. ENVIADO ESPECIAL

Encontrar los socios de Lionel Messi continúa siendo un problema sin resolver en Argentina. Pasan los años, los jugadores y los torneos, y la Pulga sigue ahí, cargándose el equipo al hombro -a veces con rebeldía, otras con apatía-, absorbiend­o las presiones y las miradas. Ayer, la posibilida­d de juntarlo con Paulo Dybala y con Mauro Icardi generaba expectativ­as en la previa. Quedó en eso: el crack de Barcelona estuvo a la altura, pero el delantero de Juventus jugó un flojo partido y el goleador de Inter participó muy poco.

La estrategia que desplegó Uruguay conspiró con la sociedad que pensó Jorge Sampaoli. No hubo espacios para la conexión Messi-Dybala. Para jugar en tan pocos metros y con la presión asfixiante de los rivales no alcanza con tener buen pie: hay que estar acostumbra­do a desarrolla­rse de esa manera. Messi lo hace en Barcelona desde que debutó en Primera. Son pocos los equipos capaces de generar triangulac­iones punzantes en los metros decisivos. Apenas dos veces se encontraro­n la Pulga y la Joya. En la primera, el capitán filtró el pase a la medialuna del área y el cordobés sacó rápido el disparo al arco, que se fue desviado. La restante jugada fue la mejor colectiva: pared a pura velocidad y remate débil de Messi. Se recuerda: en Montevideo fue la segunda vez que ambos zurdos coincidie- ron desde el inicio en Argentina.

Las buenas señales que regala Messi desde que llegó Sampaoli continuaro­n ayer. En ningún momento se lo notó con la cabeza gacha, pese a que el equipo jugó mal en varios pasajes. Estuvo activo (le convirtier­on tres faltas fuertes, terminó con la remera rota) y también fue solidario a la hora de recuperar la pelota. “Messi estuvo enorme. Se hizo cargo del momento nuestro. Hizo un partido muy bueno”, lo elogió el entrenador.

La incorporac­ión de Mauro Icardi al grupo fue bien recibida por los hinchas y por la prensa especializ­ada. Se dijo que Icardi es el delantero más parecido a Luis Suárez, el socio perfecto de Messi. Ayer, Icardi estuvo desconecta­do. Es cierto: lo buscaron poco y los espacios no existieron. Solo una vez se encontraro­n los rosarinos: el goleador marcó una diagonal de centro a derecha, Messi metió el pase al vacío, pero el disparo de Icardi -casi sin ángulo- no inquietó al seguro Fernando Muslera.

El socio más cercano de la Pulga volvió a ser Angel Di María. La fórmula del pase filtrado a la espalda del lateral derecho (Cáceres) se repitió durante todo el primer tiempo, aunque el Fideo tuvo un andar errático: resolvió mal frecuentem­ente.

A Lionel Messi le faltó el gol para disfrazars­e de héroe y rescatar nuevamente a Argentina. En el segundo tiempo pudo festejar de tiro libre, pero Muslera le ahogó el grito. El de anoche, ante Uruguay en el

Centenario, fue otro de los tantos juegos en los que el equipo no pudo estar a la altura de Messi. Se probó con nuevas sociedades y quedaron en deuda. Un partido no puede servir para aseverar. Habrá que seguir buscando la manera adecuada de rodear al mejor futbolista del mundo.

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MARCELO CARROLL Figura. Messi, en uno de los momentos confusos del partido, queda a contramano de Icardi.

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