Clarín

Bienvenido Icardi a la Selección que abandona a sus goleadores

- Enrique Gastañaga egastanaga@clarin.com

Muchas veces mienten los números en este juego afectado por múltiples factores. Sin embargo, en ciertas ocasiones transmiten verdades irrefutabl­es. En el caso de Argentina, reflejan la realidad con fuerza total: es uno de los equipos menos goleadores de las Eliminator­ias, con apenas 15 en igual cantidad de partidos, y no convirtió en cuatro de los últimos seis encuentros. Bienvenido, Mauro Icardi, a esta Selección Nacional que no se amiga con el gol porque, entre otras razones, abandona a sus goleadores.

Más cifras indiscutib­les: en el Centenario, Icardi fue el que menos tocó la pelota, apenas en 12 oportunida­des. Cualquier otro futbolista del clásico entró en contacto con la redonda el doble de veces más que ese polémico “9” tan reclamado por la gente. Más elocuente, imposible...

¿Cuándo la toca Icardi?¿Dónde está Icardi? Allá arriba, consumido por centrales duros y experiment­ados, rodeado, apretado, sin espacios, víctima de un rival que prioriza defender- se pero también de esta Selección demasiado dependient­e de Messi.

Argentina no le tiró un centro exacto a Icardi en toda la noche. Sólo lo encontró en el área una vez. Messi lo descubrió en el segundo tiempo cortándole un pase que el del Inter pescó con un interesant­e desplazami­ento en diagonal, pero definió con debilidad porque era una posición demasiado abierto y encima llegó con lo justo e incómodo. Se trató de su único remate al arco, atajado con facilidad por Muslera. Después, cinco pases correctos, dos incorrecto­s, dos despejes defensivos de cabeza...

Si hubo tan poco de Icardi se debió a que la Selección no ofreció juego externo, nunca terminó de enganchars­e en la circulació­n Dybala, no finalizó con precisión Di María, no expusieron verticalid­ad ni Biglia ni Pizarro y, al cabo, todo dependió de Messi. A la actitud, a la evidente intención de protagonis­mo, le faltó el funcionami­ento que sueña Sampaoli, algo lógico por tratarse de un ciclo que recién empieza y encima con un rival como Uruguay que se especializ­a en no jugar y todo lo complica el doble.

Eso sí, los centrodela­nteros argentinos impactan todos los fines de semana en diversos rincones del planeta con camisetas de clubes ultra pesados, pero con la celeste y blanca padecen más de lo que disfrutan. Los números no mienten. Le sucedió a Higuaín. También a Agüero. Es la Selección que abandona a sus goleadores. Icardi ya sabe qué se siente: casi no lo tocó. Pero no fue su culpa.

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