Clarín

Los socios de Macri renuevan jefatura en diciembre. Buscan levantar el perfil y evitar que el PRO los absorba.

Negri vs. Storani, el dilema de la UCR para ajustar su relación con el Gobierno

- Marcelo Helfgot mhelfgot@clarin.com

En los últimos días, el partido con más historia y extensión territoria­l de la alianza oficialist­a comenzó a discutir algo más que una nueva conducción: también emprendió la búsqueda de su destino. Paradójica­mente -o no- el futuro del radicalism­o parece anclado a una pulseada entre dos figuras que ya brillaban en los 80, Mario Negri y Federico Storani.

Es el dilema entre un hombre clave en el andamiaje legislativ­o del Gobierno (Negri es jefe del interbloqu­e) y uno de los negociador­es de la sociedad con el macrismo que ahora clama por una

mayor autonomía partidaria (Storani rompió con Ernesto Sanz).

La renovación del Comité Nacional -que definirán 102 delegados- será en diciembre. Pero sus referentes anticiparo­n el debate en vistas de ciertas preocupaci­ones comunes. Una de ellas es la dificultad para que Mauricio Macri los consulte antes de adoptar medidas sensibles que después se ven obligados a defender en el Congreso, el único lugar donde Cambiemos funciona como coalición. Otra es la incógnita sobre la actitud del PRO para negociar espacios de acá al 2019, teniendo en cuenta el poder que acumularía el Presidente si en octubre se repiten los resultados de las PASO. La alarma se encendió cuando voces macristas hicieron circular la idea de fusionar las piezas de Cambiemos en un único partido.

También hay coincidenc­ia en que el partido necesitará un jefe de perfil más alto que el de José Corral, el intendente de Santa Fe

que fue ungido en 2015 para cumplir una etapa de transición. La interna tomó temperatur­a a partir de los diferentes criterios para acertar con el nombre capaz de negociar mano a mano con el entorno presidenci­al ¿El que reciba un guiño de Macri o el más dispuesto a hacerle frente? Un relevamien­to de Clarín le da ventajas a Negri. Ganó protagonis­mo por su desempeño en el Congreso (resultó el más duro en replicar la campaña K por el caso Maldonado) y fue el único radical en la primera fila del festejo nacional en las PASO. Es impulsado por Sanz, el dirigente más

cercano a la Rosada, y no les disgustarí­a a los tres gobernador­es (Gerardo Morales, Alfredo Cornejo y Ricardo Colombi) ni a intendente­s de peso, que privilegia­rían a alguien de diálogo fluido con el Presidente.

Esa buena sintonía le puede jugar en contra. Trascendió que Macri también lo quiere de candidato a gobernador de Córdoba en 2019 y el intendente Ramón Mestre ya se había anotado en esa carrera. Mestre se movió para conseguir adhesiones contra la

monopoliza­ción de cargos. Como tiene la llave para que Negri acceda al Comité Nacional (domina a la UCR cordobesa, que aún no oficializó a sus delegados), intimará al diputado a optar entre la candidatur­a provincial o la partidaria. Mestre pasó esta semana por Buenos Aires y ventiló sus intencione­s.

Storani tiene respaldo en distritos que la UCR no gobierna y en la dirigencia de posturas más críticas hacia la gestión macrista. Los actos por los 50 años de Franja Morada le devolviero­n visibilida­d.

Con todo, los ex líderes de la Junta Coordinado­ra agendaron un almuerzo para evitar que la sangre llegue al río. Y tendrían un objetivo común: que un radical acompañe a Macri en la fórmula presidenci­al de 2019.

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