Clarín

Buscan probar el vínculo entre los dos detenidos por el crimen de Anahí

Para los investigad­ores, el dueño de la casa marcada por un perro y el hombre cuyo ADN fue encontrado en el cuerpo de la adolescent­e, actuaron juntos. A este último lo indagarán hoy.

- María Laura Balonga mbalonga@clarin.com

“Con el ADN positivo se cerró el círculo”. Eso es lo que creen los investigad­ores del crimen de Anahí Benítez, y abonan la hipótesis de que Marcos Bazán (34) y Marcelo Villalba (40) captaron juntos a la chica de 16 años el sábado 29 de julio en que desapa- reció. Y tras mantenerla cautiva -bajo amenazas o drogada- en la casa del predio de Santa Catalina por cinco días, la mataron. Luego, enterraron el cuerpo a unos 300 metros, dentro de la reserva natural de Lomas de Zamora. Ahora buscan probar ese vínculo.

Según pudo saber Clarín, con esos argumentos, y apoyados en diferentes evidencias, las fiscales de la UFI 2 especializ­ada en femicidios de Lomas pedirán el lunes la prisión preventiva de los dos detenidos por secuestrar y matar a Anahí. A Villalba, le sumarán el cargo de abuso sexual luego de que su perfil genético coincidier­a con el ADN del semen hallado en el cadáver. El cambio en la imputación se lo informarán esta tarde, cuando se siente por tercera vez ante Verónica

Pérez y Fabiola Juanatey.

Es que, hasta que se descubrió que Villalba la había violado, estaba acusado de “encubrimie­nto agravado” por tener el celular de la chica. Pero el caso volvió a dar con ese ADN un giro, el tercero en menos de un mes de investigac­ión.

Los primeros dos puntos de inflexión terminaron en las detencione­s de Bazán y Villalba; el tercero, además de comprobar quién la abusó, fue la “confirmaci­ón de algo que se suponía, que no había actuado una sola persona. Fueron muchos días y también está el testimonio de tres chicos que el día de la desaparici­ón vieron en la reserva a dos hombres

con una chica, que les parecía que podía ser Anahí”, según las fuentes.

El primer giro en el caso sería determinan­te para ubicar dónde había estado Anahí. Fue el 6 de agosto, cuando soltaron a Bruno, el perro de la Brigada de Canes de Escobar, en el predio de Santa Catalina donde había aparecido el cadáver desnudo y semienterr­ado. “Fue derecho para la honguera (el galpón) de Bazán. También, en la vivienda marcó la cocina. Más tarde, se comprobó que el rastro del sospechoso estaba en la zona donde había sido descartado el cuerpo”.

De la propiedad de Bazán, las fiscales secuestrar­on una tijera metalizada con el mango azul y una etiqueta que decía ‘Lautaro M’, pelos, ropa y hongos, por citar los elementos más sobresalie­ntes del caso. Salvo la tijera, del resto de la evidencia recién se conocerá su rol en la causa el martes.

Sin embargo, los investigad­ores creen que sólo el útil escolar y el rastro del perro complican a Bazán. El detenido dijo que había sacado la tijera de la caja de objetos perdidos que se llevó del colegio Inmaculada Concepción de Lanús, donde solía trabajar en mantenimie­nto antes de que lo echaran por un problema en la espalda. Pero el dueño de la tijera la reconoció y derrumbó la coartada del acusado. Es un amigo de Anahí que no sólo dijo que la tenía ella desde febrero, sino que aportó chats telefónico­s donde ambos hablaban de ello. “Es otra prueba de que ella estuvo en la casa de Bazán”, explicaron.

El segundo vuelco del caso fue el 16 de agosto, cuando el IMEI (Identidad Internacio­nal de Equipo Móvil, por su sigla en inglés) del Samsung Core de Anahí se activó en José M.

Jorge al 400, en Llavallol, a unos 850 metros de donde habían encontrado el cuerpo. Los investigad­ores allanaron el PH de un jubilado que desde hacía poco vivía con su hija menor, recienteme­nte separada, y sus dos nietos. El de 17 años tenía el teléfono de la víctima con otro chip y dijo: “Me lo regaló mi papá”.

Así llegaron a la casa de Oliden al 1200, de Lomas de Zamora, donde vivía Villalba. Cuando llegó la Policía, el hombre dijo: “El teléfono lo encon

tré en el baldío de al lado”. Fue lo único que refirió. Luego se comprobarí­a que mentía. En ese terreno sólo apareció la carcasa rosa del celular de Anahí. Algo que marcó como real un perro de la Gendarmerí­a, pero el can no encontró allí rastro de la chica.

Villalba se sentó por segunda vez ante las fiscales del caso, pero entonces sí iba a declarar: dijo que el teléfono lo había hallado en el cruce de Jorge y Siritto, a cuatro cuadras de donde vivía su hijo. “Contó que era un día nublado que, por lo que cree, el 29 de julio, y que estaba en una vereda que tenía pasto. También, relató cómo descartó el chip, dio datos de cuánto le salió el nuevo, y dijo que su hermano lo ayudó a desbloquea­rlo”. Así se lo regaló a su hijo.

Tras dar su testimonio, Villalba aceptó que le sacaran sangre para cotejar su ADN. Con esa muestra se probó que abusó de Anahí. Llamativam­ente, el 1 de agosto, mientras Anahí seguía desapareci­da y aún con vida, subió a su Facebook una selfie con la leyenda: “Sólo por plaser” (sic).

 ??  ?? Acusado. Marcelo Villalba (40), en una de sus fotos en Facebook, subida en septiembre de 2011.
Acusado. Marcelo Villalba (40), en una de sus fotos en Facebook, subida en septiembre de 2011.
 ??  ?? Víctima. Anahí Benítez (16) fue hallada asesinada el 4 de agosto.
Víctima. Anahí Benítez (16) fue hallada asesinada el 4 de agosto.

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