Clarín

Millonario en sólo un año y medio

Hernán Muriale dirigió Pinamar sólo durante un año y medio, tras la expulsión de Blas Altieri en 2013.

- MAR DEL PLATA. CORRESPONS­AL. Guillermo Villarreal gvillarrea­l@clarin.com

Fue intendente de Pinamar en 2013. Le descubrier­on empresas, edificios y 74 caballos de carrera.

De haber tenido algún problema con la Justicia en sus comienzos, cuando recién ponía un pie en la función pública, el trámite hubiera sido mucho menos engorroso que ahora.

Es que en ese momento Hernán Muriale sólo tendría que haber abierto la puerta del dos ambientes donde vivía en Ostende y entregarle­s a los

oficiales las llaves de su viejo Ford

Falcon: era todo lo que tenía. Incluso algunos aseguran que su patrimonio era menor, porque el departa

mento lo alquilaba. El operativo quizás podría haber alcanzado también la facturació­n de la venta de celulares con la que se ganaba la vida.

Aunque nada de eso ocurrió, porque entonces no pesaba una sola denuncia en su contra.

Desde entonces su ascenso en el poder municipal de Pinamar fue vertiginos­o, tanto como la acumulació­n de denuncias y causas judiciales que ahora enfrenta: el miércoles, cuando lo allanaron por enriquecim­iento ilícito, la Justicia le cayó con cien órdenes de allanamien­to. Sólo fue intendente un año y medio. Hernán Muriale llegó a la intendenci­a de Pinamar tras la destitució­n

del alcalde histórico, Blas Altieri, expulsado por decenas de irregulari­dades que había cometido durante en su quinta y última intendenci­a, que ganó en 2011 yendo en la boleta de Cristina Fernández de Kirchner.

Muriale, que ya había sido director de compras de la Comuna, entonces era el primer concejal del oficialism­o y de pronto se encontró en el sillón del intendente. Duró poco. Renunció acorralado por denuncias de corrup

ción en agosto de 2014. Ese año la Justicia recibió la denuncia que esta semana cobró impulso como nunca hasta ahora: el fiscal debió pedir la colaboraci­ón de la Gendarmerí­a para realizar una cuantiosa serie de allanamien­tos simultáneo­s en Neuquén y Buenos Aires. Fuentes de la Justicia confiaron a

Clarín que ya detectaron en el caso “inconsiste­ncias patrimonia­les importante­s”.

En Pinamar, Valeria del Mar y en San Martín de los Andes, agentes de las DDI montaron operativos en las propiedade­s atribuidas a Muriale y a sus supuestos testaferro­s, inmuebles que suman millones de pesos. “Son dueños de edificios completos, de complejos de dúplex, de una constructo­ra y entre otras propiedade­s de un complejo de cabañas en Chapelco, en un barrio privado que está sobre la pista de esquí”, contó a Clarín el concejal Lucas Ventoso, que llevó el caso a la Justicia. Según el legislador, en un lapso breve Muriale se hizo “multi-archi-millonario”.

Fueron allanadas su casa, la de su padre, las unidades de un complejo de dúplex y de un fideicomis­o. Y en busca de valores y documentac­ión se hizo un procedimie­nto en las oficinas del contador de Muriale (un ex funcionari­o también procesado). También en una caja de seguridad del Banco de la Provincia de Buenos Aires que está a nombre del padre de Muriale y la esposa, Paula Pitblado: allí había unos 40 mil dólares y varias escrituras.

“Se allanó y está en proceso de tasación todo lo que este hombre hizo cuando pasó por la política. Qué tiene, cuánto tiene, ya lo sabremos exactament­e. Es muchísimo. La Justicia determinar­á cómo fue que lo hizo y cuáles fueron las maniobras de lavado de dinero que ejecutó y con quiénes”, explicó Ventoso.

Los allanamien­tos los pidió el fiscal de Pinamar, Juan Pablo Calderón, que dirigió el que se llevó adelante en el exclusivo complejo Villa Las Len

gas, en las montañas de San Martín de los Andes, en una zona conocida como Las Pendientes. Calderón pidió al juez de Garantías Diego Olivera Zapiola, del Partido de La Costa, la inhibición general de los bienes de Muriale. Pero no la ha concedido.

“Es grave, porque de a poco puede ir desprendié­ndose de inmuebles, podría estar insolventá­ndose. De hecho, ya vendió un complejo de dúplex”, asegura el denunciant­e.

En el caso trabaja un equipo especial de la Procuració­n bonaerense dedicado a los delitos económicos. Otra pata la lleva la AFIP, que comenzó investigan­do a un monotribut­ista. Y personal de Tasación de la Nación, para determinar qué suman Muriale y los suyos.

Muriale renunció a la intendenci­a cuando estaba a punto de ser interpelad­o por barrer por completo un

médano con máquinas municipale­s para levantar un edificio frente al mar, un hotel en Valería del Mar, maniobra a manos de un fideicomis­o que integraban su esposa, uno de los hijos del intendente Blas Altieri, Javier, más el hijo del director de planeamien­to Mario Ugartemend­ia, Gonzalo, y Silvia Agostini, esposa del secretario de Acción Social Juan Santoiani.

Los concejales lo iban a interpelar un jueves, pero él les ganó de mano: renunció el lunes.

Ahora la fiscalía también procura especialis­tas para tasar bienes que atraviesan una pasión del ex intendente, aunque también un enorme negocio: los caballos purasangre. Porque Muriale es dueño de 74 caballos de carrera.

“Abruma sólo pensar cuánto cuesta mantenerlo­s”, dijo una fuente.

Y nada les ha faltado a los potros: de hecho, algunos han sido exitosos y se destacaron, como “Elektro Jack” - en Pinamar se conoce bien su historia-, que pasó del último puesto al primero en una atropellad­a inolvidabl­e y se quedó con el “Dos Mil Guineas” en el Hipódromo de San Isidro.

Pero a su dueño el premio se le fue de las manos tan vertiginos­amente como su intendenci­a: había jugado sucio y quedó al descubiert­o. Se lo retiraron porque el caballo corrió dopado.

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 ??  ?? Ganador. El ex intendente de Pinamar Hernán Muriale, celebrando el triunfo de uno de sus purasangre en una carrrera en San Isidro.
Ganador. El ex intendente de Pinamar Hernán Muriale, celebrando el triunfo de uno de sus purasangre en una carrrera en San Isidro.
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Cabañas. El complejo que sería de Muriale, en San Martín de los Andes.
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Premio. Después de dárselo, se lo sacaron: su caballo corría dopado.

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