Con bombas molotov, atacacaron el cuartel de Gendarmería de El Bolsón
Un grupo de 15 personas actuó con capuchas. Los efectivos disolvieron la protesta con gases lacrimógenos
Un grupo de al menos 15 personas atacó ayer a alrededor de las 19 horas el cuartel 35 de Gendarmería Nacional en El Bolsón, Río Negro. Los encapuchados utilizaron bombas
molotov para atentar contra el edificio y los gendarmes que lo custodiaban.
El cuartel se encuentra en pleno centro de la localidad cordillerana. En el marco de la marcha por la aparición de Santiago Maldonado, el lugar fue “bombardeado” con artefactos explosivos caseros que comenzaron a caer unos tras otro en contra de las paredes y sobre los jardines de la institución. De inmediato, alrededor de 30 efectivos se parapetaron en su frente y sostuvieron su posición con escudos y el lanzamiento de gases lacrimógenos.
Los atacantes iban enmascarados pero se podía deducir que se trataba de jóvenes. Uno de ellos protagonizó una peligroso accidente para su propia humanidad cuando la bomba molotov le estalló en la mano y el fuego se propagó por sus ropas. Alrededor del Escuadrón 35 se avivaron, debido a los combustibles de- rramados, pequeños focos de fuego. Por unos minutos la zona recordó a un campo de batalla en el que confluían las llamas con los gases. De un lado, unos 15 personas de aspecto juvenil y enfrente 30 a 35 gendarmes apretados detrás de sus escudos intentando proteger la propiedad.
Los atacantes traían consigo mochilas desde las cuales iban extrayendo numerosas bombas molotov que comenzaron lanzar con gran velocidad, prueba de que se trataba de un atentado bien preparado y con antelación.
El Escuadrón 35, a cargo del comandante Fabián Méndez, fue allanado por la Policía Federal por orden del juez federal Guido Otranto, el pasado 11 de agosto. En este marco los expertos encontraron restos de sangre y cabello en uno de los camiones Unimog que participó del operativo de seguridad del 1 de agosto en Cushamen. Finalmente trascendió que las muestras eran de origen animal.
Hasta antes de desaparecer, hace justamente un mes, Maldonado vivía en una casa atrás de la biblioteca Popular del Barrio Los Hornos de esta localidad.