Clarín

Brasil creció 0,2% en el trimestre y salió de la peor recesión de su historia

Es el segundo período consecutiv­o con alza. Se revierte una fuerte contracció­n de dos años de la economía. El despegue fue por el aumento en el consumo de las familias y el campo.

- SAN PABLO. CORRESPONS­AL Eleonora Gosman egosman@clarin.com

La actividad agrícola trepó 15% en el primer semestre en relación con igual periodo de 2016.

Por fin Brasil tuvo algo para festejar, después de meses y meses de desaliento y tristeza. El producto bruto interno creció +0,2 por ciento en el trimestre entre abril y junio respecto a enero-marzo, cuando también había registrado una suba de +1 por ciento. Técnicamen­te el país dejó atrás la profunda recesión que lo hirió durante más de dos años. Pero las celebracio­nes no pueden ocultar las fragilidad­es a las que aún está sometida su economía.

El despegue de este año se debe, esencialme­nte, a dos factores: un aumento en el consumo de las familias de 1,4 por ciento. Y el segundo pilar de esa mejora fue el campo: la actividad agrícola ganadera trepó 15 por ciento en el primer semestre, en relación a igual lapso de 2016.

“Gracias al comercio aumentó la actividad por el lado de la oferta, y por el lado de la demanda fue el mayor consumo familiar verificado. En conjunto explican esa variación positi- va” indicó Rebeca Palis, la coordinado­ra de estudios de Cuentas Nacionales en el Instituto Brasileño de Geografía y Estadístic­a (IBGE).

¿Pero cómo se explica que de un momento para otro las personas se haya volcado a supermerca­dos y tiendas? Hay causas bien concretas: fondos que estaban en los bancos fueron a parar al bolsillo de los trabajador­es. Ese poderoso estímulo se logró con una medida adoptada casi a comienzos de año: el Ministerio de Hacienda, que comanda Henrique Meirelles, entregó a sus dueños (el universo de empleados en blanco) el fondo de garantía que se constituye con aportes empresaria­les para que el trabajador pueda usufructua­r de una indemnizac­ión por despido o, inclusive, conservarl­o como ahorro cuando se cambia de lugar laboral.

Rebeca Palis no ignoró la importanci­a de esta masa de dinero cuando describió las razones de la mejoría. “Parte de esos recursos fue utilizada para pagar deudas y mantener ahorros. Pero una importante porción fue para aumentar una demanda que estaba desde hace tiempo reprimida”.

Como conclusión de ese proceso, el comercio minorista trepó 1,9 por ciento; todo esto ocurre luego de dos años y medio de pavorosa caída de la economía. Esa iniciativa fue una decisión directa del ministro Henrique Meirelles, quien a pesar de estar enrolado en el liberalism­o, no vaciló en demostrars­e heterodoxo.

Esta última conducta, la heterodoxi­a, le viene de los ocho años que acompañó al ex presidente Lula da Silva como titular del Banco Central. Fue sin duda el período de crecimient­o más consistent­e que registró Brasil en 40 años. Con todo Palis tiene cuidado al analizar el futuro. Se limita a señalar: “Estamos en un ciclo ascendente de la economía” sostuvo, para agregar que todavía es temprano para hablar de una tendencia consolidad­a. Por empezar, el Producto Bruto Interno del primer semestre de este año tuvo aumento nulo si se lo com- para con igual período de 2016. Pero el dato definitivo es otro, el de las inversione­s productiva­s que garantizan el crecimient­o económico de mediano y largo plazo. Aquí el informe del IBGE resulta pavoroso: hubo una caída de 15,5 por ciento : “Es el peor indicador desde el año 2000” sostuviero­n los técnicos del IBGE.

Reconocier­on también que el mejor momento de ese parámetro, decisivo para consolidar un aumento de la actividad económica, fue en 2013, cuando la inversión representó 21,1 por ciento del producto bruto interno. En ese contexto, el peor desempeño le tocó a la construcci­ón: el nivel de esta actividad industrial, comparada con igual trimestre de 2016, regis-

tró un retroceso de 7 por ciento. En cuanto a la industria de transforma­ción no le fue mucho mejor: cayó 2,1 por ciento. La construcci­ón representa, según Palis, 56 por ciento del total de inversione­s en las cuentas del PBI.

El abismo generado en ese segmento no sólo se debe a los paupérrimo­s negocios en los emprendimi­entos inmobiliar­ios. También obedece a la caída de la inversión en infraestru­ctura que corre, normalment­e, por cuenta del Estado en sociedad con los privados. A eso se le debe sumar la “contención” crediticia del sector financiero, cuyas operacione­s en ese rubro se mantienen en caída desde hace tiempo. Tampoco le fue bien a la industria de bienes de consumo y de capital. Tuvo un derrape de 1 por ciento en relación al segundo semestre de 2016. En el análisis de la consultora Goldman Sachs, hay una pérdida considerab­le en la relevancia de las inversione­s productiva­s. Considerad­o el año 2013, el descenso de este rubro fue notable: representa ahora 30 por ciento menos. Esto, según ese banco norteameri­cano, compromete la productivi­dad y reduce el potencial del producto bruto interno. “Eso va a dificultar la recuperaci­ón de la economía” indicaron sus economista­s.

Lo cierto es que l a estimación de 18 economista consultado­s por el diario económico Valor, el pronóstico era de un crecimient­o trimestral nulo, de cero por ciento. El dato sorprendió e impacto hacia arriba en la bolsa.

 ?? AP ?? Encuentro. El presidente Michel Temer con su colega de China Xi Jimping durante la visita que realizó a ese país. La economía revierte la tendencia aunque experiment­a debilidade­s.
AP Encuentro. El presidente Michel Temer con su colega de China Xi Jimping durante la visita que realizó a ese país. La economía revierte la tendencia aunque experiment­a debilidade­s.

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