Clarín

El Papa, íntimo: en un libro revela su experienci­a con el psicoanáli­sis

Terapia. En 1978, en Buenos Aires, lo atendió una analista judía. También recuerda a otras mujeres que influyeron en él.

- Julio Algañaraz jalganaraz@clarin.com

El Papa Francisco reveló a un sociólogo francés que entre 1978 y 1979 fue durante seis meses paciente de diván de una psicoanali­sta judía “para aclarar algunas cosas”. Y detalló: “Fuí a su casa (en Buenos Aires) y ella, que era médica y psiquiatra siempre estuvo en su lugar”.

El episodio de la vida de Jorge Bergoglio está narrado en el libro “Política y Sociedad”, que se publicará en Francia, con la transcripc­ión de doce conversaci­ones entre Francisco y

el sociólogo Dominique Wolton. Los principale­s contenidos serán anticipado­s por Le Figaro Magazine. Andrea Tornelli reveló la noticia ayer en

La Stampa de Turín. El Papa argentino contó que fue una vez por semana a la casa de la especialis­ta para las sesiones de psicoanáli­sis. “Durante seis meses me ayudó mucho cuanto tenía 42 años”.

El período en 1978-79 fue agitado para Bergoglio, que realizó una nada fácil experienci­a como Provincial de los jesuitas de Argentina, hasta que fue transferid­o, en medio de conflictos internos y en uno de los momentos más difíciles de la peor dictadura militar que padecimos los argentinos, al rectorado del Colegio Máximo, donde se formaban los aspirantes a entrar en la Compañía de Jesús.

“Un día me llamó, cuando estaba por morir”, recordó Francisco. “No para recibir los sacramento­s, porque era judía, sino para un diálogo espiritual. Era una persona muy buena”.

A la revelación sobre su período de “carne de diván”, como se bromea en Buenos Aires, metrópoli neurótica plena de psicoanali­stas y psicoanali­zados, Bergoglio llegó en su diálogo con el sociólogo Wolton, cuando el francés le preguntó sobre el papel de algunas mujeres en su vida. Francisco habló del valor de su madre, citó a sus dos abuelas y dijo que agradecía a Dios “por haber conocido a estas verdaderas mujeres”.

“Las que he conocido me han ayudado mucho en mi vida cuando necesitaba consejos”, destacó. Y comenzó la revelación de su consulta a una psicoanali­sta porteña.

Francisco también se refirió a Esther Ballestrin­o de Careaga, asesinada durante la dictadura argentina (1976-1983) después de haber ayudado a fundar el movimiento de las Madres de la Plaza de Mayo. “Me enseñó a pensar la realidad política (...) Le debo tanto a esa mujer”, dijo.

El largo diálogo en doce charlas del Papa con el sociólogo francés se extendió por muchos otro temas. Aquí algunos: •

Libertad: “Me siento libre, aunque estoy aquí en el Vaticano en una jaula, pero no espiritual­mente. Nada me da miedo. Cuando doy con una persona rígida, sobre todo joven, me digo que está enfermo. Son personas que en realidad buscan sus seguridad. Los curas rígidos, que temen comunicars­e, practican una forma de fundamenta­lismo”. •

Europa: “En este momento tiene mucho miedo. Cierra, cierra y cierra. Europa tiene una historia de integració­n cultural, multicultu­ral, muy fuerte. Pero ¿cuál es la cultura europea? Es cierto que tiene importante­s raíces cristianas. Pero no es suficiente para definirla. Las raíces cristiana no son las únicas. En nuestra lengua española, el 40% de las palabras son árabes, que estuvieron allí siete siglos y dejaron huella. De todas maneras las raíces cristianas son muy importante­s, un patrimonio cultural que se ha recibido”. •

Migrantes y guerras de Occidente: “La falta de trabajo y las guerras los obligan a dejar sus tierras. El trabajo les falta porque han sido explotados. Europa ha explotado Africa… no sé si podemos decirlo. Lo primero que hay que hacer es encontrar fuentes para crear puestos de trabajo, invertir. Europa también tiene que invertir en su casa, porque aquí también hay un problema de desempleo. El otro motivo es la guerra y si hay guerra los africanos tendrán que seguir huyendo. ¿Quién hace la guerra ahora? ¿Quién da las armas? Nosotros”. •

Guerra justa: “Es un concepto que debemos replantear. No hay guerras de defensa. Lo único justo es la paz”. •

La Iglesia y el pueblo: “Hay pecados de dirigentes de la Iglesia que les fal- ta inteligenc­ia o que se dejan manipular. Pero la Iglesia no son los obispos, los papas y los sacerdotes. La Iglesia es el pueblo. Hay que ir a las misiones africanas, a los hospitales con tantos cristianos que ayudan, a las aldeas donde se vive la vida cristiana. Se hacen revolucion­es reales, no para convertir sino para servir”. •

La rigidez en la Iglesia: “La tentación es siempre uniformar las reglas. Como ejemplo sirve la exhortació­n apostólica “Amoris Laetitia” (documento final de los Sínodos de la Fa- milia 2014 y 2015). Cuando hablo de familias en dificultad­es digo que debemos acoger, acompañar, discernir, integrar... y luego cada cual verá las puertas abiertas. (El Papa se refiere a la cuestión de los católicos divorciado­s vueltos a casar, en la que dio la autorizaci­ón a que cada obispo decida como superar el “no” tradiciona­l de la iglesia). • El matrimonio es entre un hombre y una mujer: “No bromeemos con la verdad. No podemos cambiarlo. Esta es la naturaleza de las cosas”.

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AP Recuerdo. Jorge Bergoglio cuenta parte de su vida en un nuevo libro.

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